"De profesión, contador": el unipersonal que hizo reír a miles cumple 10 años
Daniel Encinas vuelve a San Juan con una función única para festejar una década de su obra más entrañable. Humor con identidad propia y una mirada aguda sobre los mandatos, el trabajo y la vida misma.

En un escenario sencillo, con apenas una silla, un maletín y un libro de actas, Daniel Encinas despliega un mundo entero. Un mundo que, desde hace diez años, se transforma función tras función, en una catarsis colectiva, en una invitación a reírnos de lo que somos, de lo que nos duele y, sobre todo, de lo que podemos cambiar. Este sábado 7 de junio, San Juan volverá a vibrar con "De profesión, contador", el unipersonal que se ha ganado el corazón de miles y que regresa con una función única en el Espacio Expresión Contemporánea, en Rawson. Las entradas anticipadas cuestan $8.000 y en boletería, $10.000. Reservas al 264 443 83 44.
Pero este regreso no es uno más: la función sanjuanina marca la celebración de una década de vida para esta obra que nació como un boceto en una servilleta y terminó transformándose en un espejo honesto —y profundamente humano— de la vida moderna.
De una servilleta a los escenarios: el nacimiento de un fenómeno
Hace diez años, Encinas era apenas un estudiante de Ciencias Económicas con inquietudes artísticas. De día, asistía a clases para convertirse en contador público. De noche, hacía la taquilla en obras del mítico Flaco Suárez y escribía pequeños textos en servilletas. Uno de esos textos, un número de 10 minutos que presentó en una Vendimia Clown, sería la semilla de "De profesión, contador".
"No lo imaginaba, pero lo soñé", dice hoy Encinas, con una mezcla de gratitud y asombro. El personaje —un contador gris, sumido en la rutina, que un día se atreve a tomar un taller de teatro— nació desde lo autobiográfico, pero se volvió universal. Es el reflejo de todos los que alguna vez dudaron si seguir la línea trazada por los mandatos familiares o saltar al vacío de la vocación verdadera.

Un personaje que evoluciona con su creador
Lejos de quedarse en una fórmula repetida, el espectáculo ha mutado a lo largo de los años. Encinas ha sabido nutrir al contador con las vivencias propias y colectivas de una década de cambios vertiginosos: el avance de la inteligencia artificial, la tiranía de las redes sociales, las crisis identitarias y laborales que atravesamos como sociedad. Todo esto se filtra en el guión, con sutileza y humor, sin subrayados innecesarios.
"El humor es mi camino. Lo elegí, o el humor me eligió a mí", dice Encinas, que se permite romper la cuarta pared y dialogar con el público como si se tratara de una charla íntima. Esa cercanía hace que cada función sea distinta, que el contador —que nunca deja su libro de actas— anote en él frases inolvidables que le regalan los espectadores. Esos registros se transformaron en una suerte de bitácora emocional que ya ha recorrido cárceles, escuelas, empresas, bares y teatros oficiales.
Un espejo que moviliza
Hay algo profundamente conmovedor en este contador. Su historia es simple: trabaja sin descanso, corre tras metas ajenas, se pierde la infancia de sus hijos… hasta que algo lo despierta. Ese "clic" que busca la obra no es una moraleja prefabricada, sino una sugerencia: cada uno puede mirar su rutina desde otro ángulo.
Encinas recuerda con emoción el caso de un espectador que, tras ver la obra, decidió renunciar a su trabajo y priorizar el tiempo con sus hijos. "Guau, qué implicancias puede tener una función de teatro", se maravilla el actor. Esa misma persona, tiempo después, lo invitó a actuar en un bar que abrió. La pandemia truncó el proyecto, pero la anécdota quedó como testimonio del impacto real que puede tener el arte.
Al finalizar dice Encinas: "El teatro tiene esa fuerza. Uno deja una semilla, y nunca sabe qué puede florecer."
Entradas y reservas:
📍 Espacio Expresión Contemporánea, Rawson
📆 Sábado 7 de junio
🎟 Anticipadas: $8.000 | En boletería: $10.000
📞 Reservas: 264 443 83 44