San Juan perdió más de 7.800 hectáreas de vid en los últimos 8 años
La superficie de viñedos en San Juan se redujo drásticamente en los últimos ocho años, afectada por la falta de rentabilidad, la crisis hídrica y un contexto económico adverso. Productores y especialistas advierten que la pérdida de 7.800 hectáreas responde a la falta de incentivos para sostener una actividad.
La vitivinicultura sanjuanina atraviesa una crisis profunda que ha llevado a una marcada reducción de la superficie cultivada. Según el informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), San Juan cuenta actualmente con 39.684 hectáreas de vid, habiendo perdido 7.857 hectáreas en los últimos ocho años. Esta disminución se explica por la pérdida de competitividad del sector, la persistente sequía y la crisis económica que afecta al agro.
La disminución de la superficie cultivada
El retroceso de la vitivinicultura no es exclusivo de San Juan. Mendoza, la principal productora del país, registró una caída de 15.797 hectáreas en el mismo período, aunque sigue concentrando el 71,4% de los viñedos del país, con un total de 142.785 hectáreas. En San Juan, el año 2022 marcó el mayor retroceso con 2.315 hectáreas menos, seguido de 2024 con 1.434 hectáreas.
Factores que explican la crisis
Sequía y problemas hídricos
Uno de los factores determinantes en la crisis del sector es la sequía. Desde hace más de cinco años, San Juan enfrenta una marcada escasez hídrica que ha obligado a muchos productores a abandonar sus cultivos. La falta de agua limita la productividad y eleva los costos de producción, ya que la tecnificación del riego requiere inversiones que no todos los viñateros pueden afrontar.
Crisis económica y falta de rentabilidad
El cultivo de la vid es intensivo en mano de obra y requiere una alta inversión en capital de trabajo. A diferencia de otros cultivos más tecnificados, como los de la Pampa Húmeda, la vid necesita un mantenimiento constante para sostener los rendimientos. La inflación, el encarecimiento de insumos y la falta de financiamiento adecuado han generado un contexto desfavorable para los viñateros.
El presidente de la Cámara de Bodegueros, Mauricio Colomer, destacó que "este contexto económico adverso desalienta la inversión a largo plazo. Los precios de la uva no han acompañado la inflación, lo que significa que los productores reciben valores similares a los del año pasado con un 100% de inflación anual. En estas condiciones, la rentabilidad del sector es inviable".
Concentración del mercado y desaparición de bodegas trasladistas
Alfredo Olivera, presidente de la Federación de Viñateros y Productores Agropecuarios de San Juan, señaló que "uno de los problemas estructurales de la provincia es la desaparición de las bodegas trasladistas y la concentración de la industria en pocas firmas que imponen los precios". En Mendoza, la mayor cantidad de bodegas familiares permite una mayor competencia y opciones para los productores, lo que mitiga la caída del sector.
Cambio de cultivos y urbanización
El avance de otros cultivos, como el pistacho, también ha desplazado a la vid en algunas áreas. El director de Asuntos Vitícolas de San Juan, Juan Carlos Hidalgo, destacó que "en Mendoza la exportación de vinos permite sostener mejor la actividad, mientras que en San Juan la diversificación de cultivos es una estrategia para mejorar la rentabilidad". Además, el avance de la urbanización ha reducido la superficie disponible para la vitivinicultura, ya que en zonas periurbanas los terrenos adquieren mayor valor como lotes residenciales.
Pedro Pellegrina, presidente del Centro de Enólogos, señaló que "los viñedos viejos, las sucesiones en fincas y la falta de interés de los herederos en continuar con la actividad han contribuido a la pérdida de hectáreas".