La Iglesia de San Juan se reconfigura para enfrentar nuevos desafíos
Con una mirada de adaptación y compromiso misionero, el Obispo Auxiliar, Monseñor Mario Héctor Robles, destacó la importancia de la flexibilidad y la escucha activa en la Iglesia actual.
En diciembre del pasado año, el Arzobispado de San Juan de Cuyo llevó a cabo una serie de designaciones en diversas parroquias de la provincia, lo que ha generado una reconfiguración significativa en la estructura pastoral. En una charla exclusiva con Zonda Diario, el Obispo Auxiliar Monseñor Mario Héctor Robles brindó detalles sobre estos cambios y la colaboración misionera que ha caracterizado la labor de la Iglesia en la región.
Colaboración nacional e internacional: Un compromiso misionero
Uno de los aspectos destacados que mencionó el Padre Robles fue la reciente colaboración de San Juan con otras diócesis de Argentina que enfrentan una escasez de sacerdotes. "Hay algunas diócesis de Argentina que están necesitadas de sacerdotes, y así como en otra época nosotros recibimos, ahora colaboramos con las que menos tienen", expresó el sacerdote. En este sentido, el Arzobispado de San Juan ha comenzado a enviar sacerdotes a La Rioja, una de las regiones con mayores dificultades en este ámbito.
Además, San Juan también ha extendido su ayuda a nivel internacional, con un sacerdote colaborando en una diócesis de Francia. A pesar de la falta de personal local, el Arzobispado ha optado por esta modalidad de colaboración para cumplir con la misión evangelizadora, algo que el Padre Robles definió como un "sacrificio" para mantener la presencia de la Iglesia en todo el país y más allá de las fronteras.
Los movimientos internos en las parroquias: Nuevos nombramientos
Los primeros días de diciembre también trajeron cambios importantes en las parroquias locales. Uno de los movimientos más destacados fue la partida del Padre Roberto López, quien dejó la Parroquia de Iglesia para colaborar en La Rioja. Su reemplazo, el Padre Javier Zavala, asumirá como nuevo párroco de la Parroquia de Rodeo a partir del 1 de febrero. Zavala, quien hasta entonces se desempeñaba en la Parroquia Inmaculada Concepción en Capital, llevará consigo su experiencia en zonas rurales, lo que podría ser clave en la interacción con la comunidad de Rodeo.
Por otro lado, el Padre Jorge Carrascosa asumirá el rol de administrador parroquial en Concepción, mientras que el Padre David Gómez, quien hasta entonces estaba a cargo de Santa Lucía y Nuestra Señora del Valle, será trasladado a la Parroquia de la Medalla Milagrosa en el Barrio Bancario. A su vez, el Padre Jorge Arica, quien estaba al frente de la Parroquia de Angaco, tomará las riendas de la Parroquia de Santa Lucía.
Otro cambio significativo será el reemplazo del Padre Juan José Leiva, quien estuvo a cargo de la Parroquia de Zonda, por el Padre Martín Reta, quien hasta ahora se desempeñaba como vicario parroquial en la Catedral y en el servicio penitenciario.
Además, el Padre Pedro Orduña, párroco de la Parroquia de la Medalla Milagrosa, será designado vicario en la Parroquia de Cosme y Damián. Estos cambios en la estructura parroquial responden a la necesidad de optimizar los recursos y de atender las necesidades pastorales de cada comunidad, un desafío que el Arzobispado encara con prudencia y estrategia.
Períodos de designación y flexibilidad en las funciones
Cuando se le preguntó sobre la duración de los nombramientos, el Padre Robles explicó que generalmente los párrocos son designados por un periodo de seis años, mientras que los vicarios tienen un plazo de tres años. No obstante, la flexibilidad de la Iglesia permite cambios imprevistos en caso de emergencias, como problemas de salud. "A veces un sacerdote necesita más tiempo para cuidar a su familia, como un padre enfermo, o si alguien está pasando por una situación delicada", explicó Robles.
En este sentido, la Iglesia en San Juan mantiene un equilibrio entre el compromiso pastoral y la capacidad de adaptarse a las realidades de cada sacerdote, buscando siempre lo mejor para las comunidades.
La Iglesia ante los desafíos generacionales
Uno de los temas más preocupantes que enfrenta la Iglesia en la actualidad es el envejecimiento del clero. Según el Padre Robles, "ahora empieza a notarse que durante mucho tiempo tuvimos un clero joven, pero ahora muchos de nuestros sacerdotes superan los 50 años". La falta de vocaciones juveniles se está volviendo una preocupación a nivel provincial y nacional, lo que hace que los cambios en la estructura del clero sean aún más necesarios.
Sin embargo, también destacó la importancia de los jóvenes dentro de la Iglesia, no solo como sacerdotes, sino como miembros activos en diferentes tareas pastorales. La presencia creciente de mujeres en cargos clave dentro de la Iglesia es otro de los aspectos que el Padre Robles subrayó como un signo de apertura y evolución.
Un proceso sinodal: La participación activa de la comunidad
En cuanto a la visión actual de la Iglesia, el Padre Robles habló sobre el proceso sinodal que se está llevando a cabo tanto a nivel diocesano como nacional. Este proceso busca fomentar la participación activa de los fieles en la toma de decisiones dentro de la Iglesia. "Estamos en un proceso de escucha, de conversación espiritual, donde no se trata de discutir, sino de conocer las opiniones de las personas sobre la vida en comunidad", explicó Robles.
Este enfoque sinodal busca generar un ambiente de colaboración entre todos los miembros de la comunidad, desde los más pequeños hasta los mayores, con el objetivo de lograr una Iglesia más inclusiva y representativa de las realidades actuales.
Adaptación al mundo actual: Flexibilidad y cercanía con la comunidad
Otro tema que abordó el Padre Robles fue la creciente informalidad en la vestimenta de los sacerdotes, especialmente en eventos fuera del ámbito eclesiástico. Aunque la norma sigue siendo que los sacerdotes se vistan con el hábito religioso, el Padre Robles mencionó que en ciertos contextos, como actos oficiales o eventos comunitarios, la vestimenta más informal puede ser apropiada. "A veces uno se viste como la gente del pueblo, ya sea con ropa más común o con el hábito, dependiendo del contexto", señaló.
Este enfoque busca mantener una cercanía con la gente, promoviendo un contacto más directo y accesible, sin perder de vista la identidad y la responsabilidad que implica ser sacerdote.
Los cambios recientes en las parroquias del Arzobispado de San Juan de Cuyo reflejan no solo una reestructuración interna necesaria, sino también un compromiso de colaboración y adaptación a las circunstancias actuales, tanto a nivel nacional como internacional. La Iglesia en San Juan se enfrenta a retos generacionales y de vocaciones, pero sigue siendo un faro de acompañamiento para las comunidades, con una visión sinodal que pone en el centro la participación activa de los fieles en la construcción del futuro eclesial.