Ayrton Senna: Un Héroe en San Juan
Cuarenta años atrás, el prodigio brasileño deslumbró en el Kartódromo El Zonda, dejando una huella imborrable en el automovilismo argentino.
Ayrton Senna es sinónimo de velocidad, talento y pasión. Su nombre trasciende generaciones y fronteras, pero pocos conocen que uno de los capítulos menos divulgados de su historia tuvo lugar en San Juan. En abril de 1979, un joven de apenas 19 años, bajo el nombre de Ayrton da Silva, llegó a la provincia para participar en el Campeonato Sudamericano de Karting en el emblemático Kartódromo El Zonda.
Ese circuito, enclavado en una quebrada rodeada de montañas, fue el escenario donde el futuro tricampeón mundial de Fórmula 1 comenzó a mostrar la magia que años después lo convertiría en mito. Durante tres días, entre el 6 y el 8 de abril, el brasileño deslumbró con su técnica, su concentración y una velocidad que parecía de otra categoría.
Senna marcó la pole position y fue el único competidor en bajar la barrera de los 40 segundos por vuelta, demostrando una precisión quirúrgica al volante. Ganó una de las finales, se subió al podio y terminó subcampeón del certamen; sin embargo, más allá de los resultados, dejó una impresión imborrable entre sus rivales y el público sanjuanino.
Henry Martin, piloto local que compartió pista con él y posteriormente triunfó en el automovilismo nacional, todavía recuerda esos días con admiración. "Era tímido, callado, pero cuando se subía al kart se transformaba. Tenía un nivel que no se veía en nadie. Era un Villeneuve perfecto", recordó en una ocasión.
El brasileño, que en ese entonces vendía motores y piezas para poder financiar sus viajes, forjó amistades con varios pilotos argentinos, entre ellos el propio Martin y Gustavo Der Ohanessian. Años más tarde, ya consagrado como uno de los mejores de la historia, Senna no olvidó esos vínculos y mantuvo contacto con ellos a través de cartas y saludos personales.
Aquel paso por San Juan fue, sin saberlo, uno de los primeros escenarios donde el mundo pudo apreciar el espíritu competitivo y el talento sin igual de Ayrton Senna.
El tiempo transformó a ese joven reservado en una leyenda inmortal. Sin embargo, quienes estuvieron en El Zonda aquella tarde de 1979 aún atesoran en su memoria el rugido de su kart, el brillo de su mirada y la sensación de haber compartido pista con un elegido del automovilismo.
Porque antes de conquistar el mundo, Senna ya había dejado su huella en el corazón de los sanjuaninos.