Crisis en las tiendas tradicionales: la temporada exige millones que pocos pueden afrontar
Los pequeños comercios de San Juan enfrentan serias dificultades para renovar stock en un mercado interno deprimido, con financiamiento limitado y la presión de la competencia digital e importada. La adaptación al comercio online aparece como la única vía para sobrevivir
Las tiendas tradicionales están sufriendo una severa crisis donde se conjuga una serie de factores que los lleva a estar en un serio aprieto porque en algunos casos no les alcanza para renovar mercaderías para la próxima temporada.
Algunas estimaciones de los empresarios pymes que tienen tiendas sostienen que para la nueva temporada deben tener 10 millones de pesos para comprar mercadería. El tema es que en la mayoría de los casos no cuentan con ese momento. La opción es el financiamiento, pero genera un gran riesgo porque tampoco se asegura que podrán vender los productos que compren en un mercado interno planchado. Los empresarios son conscientes de que como un punto de partida deben tener al menos 5 millones de pesos para traer una parte del stock de la temporada y en no más de un mes poder adquirir mercaderías por un monto similar.
El tema es que en muchos casos no cuentan con ese monto de manera inmediata y a su vez la posibilidad de una financiación por el sistema bancario formal es muy complicado, sobre todo para los establecimientos más pequeños.
En la salida del invierno 2024, el gobierno asistió al sector con una línea de créditos subsidiada, que sirvió para dinamizar el comercio y que de esa forma pueda avanzarse. En la actualidad esa línea de crédito se mantiene con Fiduciaria San Juan con un tope hasta 20 millones de pesos a 18 meses. En la actualidad la tasa ha bajado al 19%. En la actualidad, de acuerdo a lo que explicó el titular de Fiduciaria San Juan, Gustavo Gelusini, "el tomador tiene mucha precaución y está esperando un poco para ver si la tasa sigue bajando".
Lo cierto es que la realidad de los pequeños comercios se ven muy complicados por las caídas en las ventas, con un consumo interno planchado por las cuestiones económicas y con una carga impositiva que al pyme lo hace trastabillar en todo sentido. A esto también se suman dos factores que influyen en la nueva relación que tiene el cliente cuando hace una compra. Por un lado, está el comercio electrónico, cada día hay más clientes que adquieren sus productos por plataformas de internet y desde la comodidad del hogar adquieren lo que necesitan y en un tiempo breve lo recibe. Estimaciones nacionales indican que en el país, el comercio electrónico en el primer semestre de 2025 creció más del 70% con respecto al mismo periodo del año anterior, alcanzando una facturación, lo que representa un monto de aproximadamente 15 billones de pesos. De hecho, algunos comerciantes locales sostienen que "San Juan es un gran probador, la gente va a la tienda, se prueba el producto que quiere y luego lo compra on line".
Las ventas on line tienen sus falencias. Estimaciones nacionales indican que un 76% de los usuarios argentinos admitieron haber sido víctimas de fraudes digitales, incluyendo phishing, suplantación de identidad y estafas en plataformas de ecommerce. Cosa que aún no está reglamentado en algunos sitios del país y por ende se reclama la presencia de oficinas de ciber delito, donde haya especialistas para tratar este tipo de temas.
Aun con ventas billonarias que se producen en el país por el comercio digital, aún no se han establecido normativas suficientes que protejan al consumidor. En la mayoría de los casos, estos vacíos llevan a que sea el más perjudicado.
Otro factor que tuvo un fuerte impacto negativo en las tiendas tradicionales de la provincia fue la apertura de las importaciones. Esto tuvo un fuerte eco en las tiendas de venta de indumentaria. Los importadores tienen sus propios establecimientos donde, por ejemplo, venden ropa importada a un precio mucho más bajo que los de la industria nacional, lo que lleva a que el consumidor adquiera estos productos en un contexto económico donde hay una fuerte contracción del mercado interno y una fuerte caída del poder adquisitivo.
En la actualidad, las tiendas chicas que se adaptaron en San Juan conjugan las ventas digitales con las presenciales. Si bien, no tienen estructuras de e-commerce, pero han adoptado estrategias de promoción virtual que van desde canales de Whatsaap hasta publicaciones en los perfiles de las redes sociales, donde tienen una interacción directa con los potenciales clientes.
En definitiva, a los pequeños comerciantes que aún no se adaptaron y usaron estrategias para la transformación les queda cada día menos tiempos. Los que lo hagan, con creatividad e ingenio, podrán seguir subsistiendo, en un mercado donde la concentración lleva a que haya mayor globalización en las compras.