No habría unificación cambiaria hasta después de las elecciones
La administración de Javier Milei apuesta por una salida gradual del cepo cambiario, manteniendo múltiples tipos de cambio y una brecha controlada. La flotación cambiaria, considerada riesgosa en un año electoral, quedaría para 2025
En un contexto económico marcado por la estabilización de las variables financieras, el Gobierno de Javier Milei ha decidido mantener una política de control cambiario que posterga la unificación de los tipos de cambio hasta después de las elecciones legislativas. La estrategia apunta a reducir riesgos en un año clave para la consolidación de su gestión económica, priorizando una salida gradual del cepo cambiario en 2025.
Una estrategia de control y gradualismo
Desde la implementación de la "fase 2" del plan económico en julio, los resultados han superado las expectativas. El dólar financiero, que en su momento alcanzó picos de $1.500, descendió abruptamente hasta ubicarse por debajo de los $1.100, logrando una brecha cambiaria menor al 10%. Esto fue posible gracias a una política de tasas de interés positivas, cepo cambiario y control estricto de la base monetaria.
La baja nominal del dólar también se fortaleció con la eliminación del impuesto PAIS, la apertura comercial y medidas que flexibilizan el ingreso de divisas por parte de freelancers y exportadores. Sin embargo, fuentes del Banco Central confirmaron que no se contemplan medidas abruptas como una flotación cambiaria, al menos en esta etapa.
"La flotación cambiaria en este momento sería extremadamente arriesgada. Mantener una brecha controlada y múltiples tipos de cambio nos permite manejar las expectativas del mercado y evitar sobresaltos económicos", sostuvo un alto funcionario del equipo de Luis Caputo, el ministro de Economía.
Reservas líquidas y estabilidad cambiaria
Aunque las reservas netas del Banco Central siguen siendo negativas, las líquidas han aumentado a 17.000 millones de dólares, lo que otorga una importante capacidad de intervención en el mercado cambiario. Esto reduce la posibilidad de volatilidad extrema, incluso en un contexto de creciente demanda de dólares financieros.
La administración Milei espera reforzar esta posición con el acuerdo próximo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que facilitaría refinanciar vencimientos y acumular más reservas netas. Sin embargo, Caputo aclaró que las restricciones se levantarán de manera escalonada, extendiendo el proceso hasta 2025.
El impacto en la industria y el comercio
Mientras tanto, el sector industrial se enfrenta a un cambio de escenario: el aumento de importaciones y la presión competitiva han llevado a las empresas locales a buscar nuevas estrategias, incluida la producción en Asia. Este fenómeno, impulsado por la apertura comercial y la apreciación del peso, refleja la necesidad de ajustar las políticas cambiarias para evitar un impacto negativo en la actividad económica.
Hacia 2025: una hoja de ruta marcada por el gradualismo
El Gobierno no arriesgará modificaciones abruptas en su esquema cambiario antes de las elecciones, priorizando la estabilidad política y económica. La hoja de ruta incluye la reducción del ritmo de devaluación oficial, conocido como "crawling peg"- sistema gradual de tipo de cambio-, a partir del verano, acompañado de medidas para profundizar la desinflación.
"El cepo no es un obstáculo para crecer", reiteró Milei, argumentando que la estabilidad macroeconómica permite mantener un tipo de cambio controlado sin comprometer la competitividad.
De cara a las elecciones legislativas y con el foco en mantener la confianza del mercado, el Gobierno busca consolidar su modelo económico, apostando a que los ajustes graduales sean suficientes para sostener la recuperación económica sin sobresaltos en el frente cambiario. La unificación del dólar y una eventual flotación, claves para un futuro sin restricciones, quedarán como desafío para el próximo año.