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Análisis de comportamiento

Los sanjuaninos ya sienten el peso emocional del fin de año: por qué el estrés se adelanta

Según explicó la psicóloga Celeste Moral, en San Juan ya se registran signos tempranos de ansiedad, irritabilidad y agotamiento. La combinación de calor, sobrecarga de actividades, tensiones familiares y balances personales anticipa el estrés de fin de año en los sanjuaninos.

Aunque diciembre todavía no llega, los sanjuaninos ya empezaron a sentir el cansancio acumulado y la ansiedad típica del cierre anual. El llamado "estrés de fin de año" es tan real como frecuente: agotamiento, irritabilidad, dificultades para dormir y una especie de urgencia por cumplir expectativas propias y ajenas. La psicología lo interpreta como un momento de revisión, casi ritual: comparar lo que se logró con lo que se deseaba.

Para entender mejor por qué diciembre se vuelve tan pesado —y por qué en San Juan ese agobio parece duplicarse— Diario Zonda habló con la psicóloga Celeste Moral, quien explicó que este fenómeno es emocional, social, físico y, en nuestra provincia, también climático.

Celeste Moral, psicóloga.

"Cuando llega diciembre es un mes que nos transforma a todos"

Para Moral, hay un punto clave que marca el estado emocional de esta época: los cierres de ciclo. "Uno empieza a preguntarse: qué logré, pude cumplir lo que esperaba de mí este año, estoy en el lugar que quiero. Ese balance genera ansiedad, autoexigencia y también frustración", explica.

Pero el análisis interno no llega solo. Diciembre empuja una agenda imposible: actos escolares, compromisos laborales, reuniones sociales, cierres de actividades, fiestas con distintos grupos y la presión por planificar vacaciones. "Si te ponés a ver, no te queda un día libre de diciembre sin actividades", describe la psicóloga, graficando una rutina que los sanjuaninos reconocen bien.

A eso se suma el factor local: el calor. "Acá en San Juan tenemos días de mucha temperatura, y eso amplifica el cansancio. Te levantás de mala gana", señala. Y es cierto: soportar un diciembre de más de 35° mientras se corre de un compromiso a otro no es tarea sencilla.

Expectativas, duelos y tensiones familiares

Otro componente del estrés de fin de año es la carga emocional que implican las fiestas."Suelen aparecer conflictos sobre dónde pasamos Navidad o Año Nuevo, con quién, cómo organizarnos. Cada familia atravesó un año distinto", dice Moral, recordando que hay personas que llegan a diciembre después de pérdidas, enfermedades o situaciones difíciles.

Aunque socialmente diciembre está asociado a la celebración, no todos lo viven así. "Hay más gente preocupada que festejando. Creo que tiene que ver con que aumentó la conciencia emocional: ahora registramos más lo que sentimos".

Y este año, incluso antes de que empiece, ya pesa: "Estamos en noviembre y ya estamos padeciendo el diciembre que todavía no llega", resume.

Los niños también lo sienten

El cierre del año no golpea solo a los adultos. Los niños y adolescentes también acusan el impacto emocional y físico."Muchos están terminando la primaria e iniciando la secundaria, otros rinden exámenes para escuelas preuniversitarias. La ansiedad que cargan es increíble", cuenta Moral.

A eso se suman cambios de rutina: trasnoches por actos, comidas rápidas, falta de sueño y actividades extraordinarias que desordenan todo."Los chicos están poco descansados y eso también genera irritabilidad y angustia", agrega.

Alimentación pesada, mal descanso y el cuerpo en alerta

Diciembre también altera hábitos biológicos. Aumenta el insomnio, cambian los horarios y la alimentación se vuelve más pesada."Comemos cosas que no son propias del clima: frutos secos, pan dulce, budines, muchas harinas. Todo eso recarga al intestino y al cuerpo", señala la especialista.

Sumado al calor, la falta de descanso y la autoexigencia, el combo es perfecto para sentirse desbordado.

La moda de las ‘juntadas’ y la necesidad de bajar un cambio

Para la psicóloga, parte del caos se explica por tendencias sociales relativamente nuevas. "Hace 20 o 30 años no se vivía así. Hoy hay muchísimas más actividades, más eventos, más grupos, más compromisos", explica.

Y advierte: no es necesario cumplir con todo."No vamos a tener más o menos amigos por no verlos en diciembre. No hace falta juntarse con 10 grupos en una semana. Hay que filtrar", recomienda.

El consejo más importante: escucharse."No estás fallando si faltás a una reunión. El cuerpo está cansado y hay que respetarlo".

El balance final

El estrés de fin de año en San Juan no es solo una sensación: es una suma de cargas emocionales, sociales, físicas y climáticas que golpean al mismo tiempo. La psicóloga Celeste Moral insiste en que el antidoto no es hacer más, sino todo lo contrario: aflojar.

"Estamos haciendo lo que podemos" , recuerda. Y en un diciembre que parece llegar cada vez más temprano, quizá el desafío sea ese: permitirse descansar, bajarse del ritmo impuesto y entender que cerrar el año no significa agotarse para lograrlo.

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