La cátedra de tenis que dio Vilas en el día del maestro
El 11 de septiembre de 1977 el tenista argentino ganó el Abierto de Estados Unidos venciendo en la final a Jimmy Connors.
El año 1977 no fue una año más en la carrera de Guillermo Vilas. Fue su año, aunque la computadora de la ATP no lo reconociera como número uno del mundo. Ese año, Willy ganó 137 partidos, logrando 16 títulos oficiales, entre ellos dos Grand Slam: Roland Garros y el US Open, torneo que ganó el 11 de septiembre, el Día del Maestro en nuestro país, venciendo en la final al estadounidense Jimmy Connors en el "patio de su casa".
"Llegué muy bien preparado al torneo", afirmó muchos años después Vilas, que en 1975 y 1976 perdió en semifinales, esta última contra Connors, quien se sentía muy bien jugando en Forest Hills, llegado a las finales del Abierto de Estados Unidos en las ediciones 74, 75 y 76.
En su camino a la final, Vilas venció sucesivamente al español Manuel Santana (6-1 y 6-2); al estadounidense Gene Mayer (6-3 y 6-3); al también local Victor Amaya (6-3 y 6-3); al español José Higueras (6-3 y 6-1); al sudafricano Raymond Moore (6-1, 6-1 y 6-0) y al estadounidense Harold Solomon (6-2, 7-6 y 6-2), sin perder un solo set.
En el día de la final, según lo que contó Vilas en el programa "En el set de Chela", peloteó durante cuatro horas con el australiano Ken Rosewall y tres horas más con su entrenador y manager, el rumano Ion Tiriac. Ya en el estadio, peloteó una hora más. "No quería errar", expresó.
El primer set fue para Jimbo por 6-2. A partir de ese momento cambió el partido. Willy que había aplicado su táctica durante ese primer parcial y luego de un entredicho con Tiriac, comenzó a jugar con la táctica preparada por el rumano y se llevó los tres siguientes set por 6-3, 7-6 y 6-0, ofreciendo una cátedra de tenis a los 16.000 espectadores que presenciaron el match.
En el punto que le dio el campeonato, Connors tiró un drive que se fue ancho. Vilas paró el punto, mirando desesperado al juez de línea y buscando la confirmación de éste de que la pelota había sido ancha. La confirmación se hizo esperar pero llegó, motivando un gran salto con los brazos abiertos de Vilas.
Antes de que el argentino pudiera llegar a la red para saludar a su adversario, el público invadió la cancha, subiendo en andas a Vilas, que ganaba el segundo Grand Slam en su extensa y exitosa carrera en la que sumó 62 títulos.
Esa final del Abierto de Estados Unidos, que luego de 68 años se jugaba por última vez en el clay de Forest Hills, fue vista por 16 millones de televidentes en Estados Unidos, cifra a la que hay que sumarle los espectadores que la vieron simultáneamente desde Argentina, Alemania Occidental, Australia y Brasil.