Calingasta en crisis: denuncias desestimadas y fracturas políticas
La justicia desestimó la denuncia penal del intendente Sebastián Carbajal contra su antecesor Jorge Castañeda, dejando al descubierto la conflictividad interna y el impacto mediático que ha deteriorado el tejido social del departamento
El departamento de Calingasta vive una etapa marcada por la conflictividad política y social, evidenciando fisuras entre los actores que deberían liderar el desarrollo del territorio. Las denuncias judiciales, renuncias masivas de funcionarios y tensiones con sectores productivos, como el minero, reflejan una gestión con serias dificultades para articular consensos. Todo esto ocurre en un contexto donde el desarrollo minero debería estar al frente de las prioridades.
Diario El Zonda habló con el actual diputado departamental, Jorge Castañeda, quien fue denunciado por el intendente Sebastián Carbajal y que luego la justicia desestimó las acusaciones. Castañeda reconoció que este tipo de accionar por parte del jefe comunal hace que la gestión de gobierno esté ocupada en cualquier cosa, menos en la planificación de un departamento para que crezca.
La denuncia desestimada: entre la justicia y el daño público
La reciente desestimación de la denuncia penal que el intendente Sebastián Carbajal presentó contra su antecesor, Jorge Castañeda, pone en relieve tanto las carencias de pruebas como el impacto mediático y social de estas acusaciones. La justicia concluyó, tras una investigación exhaustiva que incluyó peritajes y entrevistas a testigos en Calingasta, que no existían elementos para sostener las acusaciones de apropiación indebida de bienes municipales y mal desempeño en las labores de funcionario público.
Para Castañeda, más allá del resultado judicial, el daño ya estaba hecho. Cuando calificó la situación que vivió la definió como un "suplicio social". "Fue muy difícil convivir con la condena mediática. La denuncia no solo afectó mi reputación, sino también a mi familia, amigos y el trato cotidiano en un pueblo donde nos conocemos todos", expresó. Además, cuestionó la decisión de Carbajal de transformar un proceso judicial en un espectáculo mediático, lo que, según él, minó la confianza en las instituciones locales.
Un municipio fragmentado: renuncias y enfrentamientos internos
La gestión de Carbajal ha sido particularmente conflictiva, marcada por una ola de renuncias de funcionarios clave en menos de un año de mandato. Entre los cargos que quedaron vacantes se encuentran el secretario de Obras, el secretario de Hacienda, el director de Cultura y el director de Minería, áreas fundamentales para el desarrollo del departamento.
El vacío de liderazgo no solo ha impactado en la eficiencia de la gestión municipal, sino que también ha generado un ambiente de incertidumbre entre los vecinos. "Nunca se dieron explicaciones claras de estas salidas. Es un síntoma de la desorganización interna y de la incapacidad del intendente para mantener un equipo cohesionado", señaló Castañeda.
Además, la relación con el Consejo Deliberante es tensa. El intendente ha llegado a enfrentar públicamente a los concejales que integran su propia lista, lo que agrava la parálisis institucional y dificulta la implementación de políticas públicas. "El diálogo y el consenso son indispensables para gobernar, pero en Calingasta parece que priman los conflictos internos", añadió.
El desafío minero: una oportunidad en riesgo
Calingasta, con una economía fuertemente ligada a la minería, enfrenta un desafío crucial: capitalizar el impulso del sector para generar desarrollo sostenible. Sin embargo, la desconexión entre el municipio y los actores locales del sector minero pone en riesgo esta oportunidad. Según Castañeda, empresarios calingastinos que han trabajado arduamente para posicionarse como proveedores mineros están siendo excluidos de las negociaciones por parte de la gestión de Carbajal.
"La minería debería ser el motor del desarrollo local, pero estamos perdiendo tiempo valioso en conflictos innecesarios. No hay planificación, no hay un ordenamiento territorial ni una estrategia clara para el futuro minero del departamento. Si no corregimos el rumbo, vamos a quedar desorganizados cuando las inversiones mineras lleguen", advirtió.
Un tejido social deteriorado
El clima de tensión no se limita a la política. Sectores económicos y sociales como la Cámara Empresaria de Calingasta (CAEMCA) y los gastronómicos han manifestado su descontento con la gestión de Carbajal. Las críticas incluyen la falta de transparencia en la toma de decisiones y la percepción de que los intereses locales no están siendo priorizados.
En un contexto de pueblos pequeños, donde las relaciones sociales son estrechas, estas fracturas generan un impacto más profundo. "Estos conflictos dejan huellas difíciles de reparar. En lugares como Calingasta, la confianza es fundamental, y ahora esa confianza está quebrada", opinó Castañeda.