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Preocupación

Temperaturas más altas en cordillera habrían acelerado el derretimiento de nieve en el Río San Juan

Durante el último trimestre es cuando se produce el mayor derretimiento de nieve por el cauce del río San Juan. En promedio durante el mes de noviembre el caudal en algunos casos superó los 70 metros cúbicos por segundo. Este aumento podría disminuir el volumen de agua esperado en el mes de diciembre

Río San Juan

El pronóstico de derrame medio del río San Juan para el 2024/25 es de 1250 hectómetros cúbicos para el Río San Juan y se espera un máximo de 1549 hectómetros cúbicos. Hasta el momento vino por el río un volumen superior al valor central, entendiendo que en el último trimestre del año es cuando mayor cantidad de agua se espera por el cauce del río y que tiene como destino los diques provinciales.

Si bien hubo una primavera más fresca que la del 2023, lo que se habría producido es un leve incremento de las temperaturas en altura, arriba de los 3800 metros de altura. Lo que implica que los cero grado ahora se encuentran a mayor altura y por ende no se mantiene la solidificación del agua. Fuentes consultadas explicaron que durante el último trimestre siempre se produce el derretimiento de las nieves, pero en este caso se habría acelerado. Consultado sobre el tema el meteorólogo Silvio Pastore, sobre el tema afirmó que "normalmente para fines de noviembre ya no queda nieve en la cordillera, excepto alrededor de los glaciares y las zonas sombrías".

De hecho, las últimas mediciones despertaron la preocupación oficial sobre lo que está ocurriendo. Los dos primeros meses de este trimestre tuvieron un derrame por encima de lo pronosticado como valor central. Datos extraoficiales indican que en el mes de octubre se observaron más de 120 hectómetros cúbicos sobre un total previsto de algo más de 100 hectómetros cúbicos, en tanto que en noviembre fue de más de 180 hectómetros cúbicos sobre un previsto de aproximadamente 150 hectómetros cúbicos. Lo que indica que en estos dos meses hubo un derrame muy importante por encima del valor central.

Lo cierto es que, si se acelera el derretimiento de la nieve, sin dudas el volumen de agua que ingrese por el río a los diques será mayor en lo inmediato. Lo pronosticado indica que el río como valor medio en enero traerá un caudal de unos 60 metros cúbicos por segundo y a partir de febrero el caudal del río San Juan disminuye entre los 38 y 30 metros cúbicos por segundo hasta el mes de mayo. Este comportamiento es típico de los ríos de montaña.  Con el aumento de las temperaturas, lo que se produce es –si se toma como referencia una campaña de Gauss- es un corrimiento a la izquierda, espacio en el que se produce el mayor derretimiento de las nieves. Ver cuadro

Curvas de comportamiento hídrico

El escurrimiento del Río hasta el momento y en lo que se proyecta, sigue muy por debajo de la media histórica, por lo que se considera un periodo hídrico seco, tal cual viene sucediendo hace varios años.  

Esto sin dudas es una luz de alerta, pues en los últimos tiempos por pedido de los productores se optó por incrementar el coeficiente de riego de 0.30 a 040, lo que implica una erogación extra de agua para destinar agua para los cultivos. De acuerdo a lo que se estableció en la reunión donde se definió este coeficiente, en el mes de diciembre se volverían a reunir para discutir nuevamente el tema. Anteriormente, también hubo un aumento del coeficiente en el mes de agosto.

En ese momento, las autoridades provinciales aseguraron que el coeficiente sería variable, de acuerdo a los requerimientos del sector productivo. De todos modos, el objetivo hídrico oficial es recuperar el volumen de los diques, con lo que se pueden hacer previsiones para la próxima temporada. Vale recordar que el objetivo de distribución de agua para riego en el caso del Río San Juan ronda los 800 a 850 hectómetros cúbicos.

El rol del subalveo en la regulación hídrica
El término subalveo se refiere a la parte inferior del lecho de los ríos, compuesta por capas de roca o sedimentos que actúan como un reservorio natural de agua. La capacidad de este subsuelo para retener y liberar agua depende de su composición, ya que materiales más permeables permiten un mayor almacenamiento hídrico.

Si bien el subalveo no está directamente vinculado al derretimiento de las nieves, cumple una función clave en la regulación de los caudales fluviales, especialmente en regiones semiáridas como San Juan o áreas similares en Chile. En estos lugares, los ciclos de sequía prolongada y las lluvias intensas influyen directamente en su comportamiento.

Cuando ocurren años secos, el subalveo pierde humedad, funcionando como una "esponja" descargada. Sin embargo, en períodos de lluvias abundantes o con mayor aporte de agua, este sistema subterráneo se recarga. En ciclos posteriores, el subalveo libera agua gradualmente, contribuyendo a mantener el caudal de los ríos durante las temporadas más críticas.

Estudios como los realizados por expertos en Argentina y Chile destacan la importancia de monitorear y gestionar estos reservorios naturales. Además, iniciativas en el país vecino han avanzado en la observación y análisis del subalveo, proporcionando información valiosa para mejorar la planificación hídrica frente al cambio climático.

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