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legado de excelencia educativa

Ayer como hoy: enólogos de oro y la Escuela de Enología como pilar del éxito

En la XVIII Cata de Vinos San Juan 2006, se celebraron los logros de los enólogos premiados, pero también se destacó el valioso aporte de la Escuela de Enología, que recibió un galardón por su Mistela y ha sido clave en la formación de generaciones de expertos en vitivinicultura.

Escuela de Fruticultura y Enología.

Era noviembre de 2006 y sonaban cada vez más cerca las campanas de una nueva Navidad. La XVIII Cata de Vinos San Juan 2006 repitió el brillo de la fiesta del Syrah celebrada en el Foyer del Auditorio Juan Victoria. Esta vez la música se escuchó en el Gran Hotel Provincial. Como en las dieciocho catas anteriores, dieron su presente a la fiesta de gala el Centro de Enólogos de San Juan, el Consejo Profesionales de Enólogos y la Escuela de Degustaciones, con el auspicio del Gobierno de San Juan, la presencia de autoridades de la Municipalidad de San Juan y el INV y el apoyo de las bodegas sanjuaninas y de otras provincias como Mendoza, La Rioja, Catamarca y Salta. En esta cata se alcanzaron los máximos puntajes obtenidos a lo largo de las dieciocho catas anteriores.

Aunque muchos compitieron en alegría después de probar la gran variedad de vinos que engalanaron la cena de gala, los más sonrientes de la noche fueron los enólogos y representantes de las bodegas y vinos premiados, esta vez con dos Gran Oro. Para el enólogo Daniel Ekkert, uno de los grandes premiados de la noche junto a Ernestina Puchol y José Escrivá, "este fue el fruto del esfuerzo y sacrificio que venimos haciendo desde hace 15 años por la vitivinicultura de San Juan. La empresa, a través de numerosos ensayos, apostó a que de la provincia podían salir vinos de calidad y lo estamos demostrando. Pero nunca imaginamos dos Gran Oro en una misma noche" por el Malbec y el Cabernet Sauvignon-Syrah.

Por su parte, el enólogo Gerardo Danitz, responsable del otro Gran Oro por su Cabernet Sauvignon, coincidió en destacar el esfuerzo y sacrificio que se requiere para poder lograr un producto de las características de los premiados, pero "gracias a Dios en San Juan hay cada vez mejores vinos, y eso me hace sentir orgulloso. Hay una calidad extraordinaria, algo que hace cinco años no se veía tan marcado". 

En esta oportunidad hubo 57 bodegas premiadas. Recibieron 127 medallas, 43 Oro y 84 Plata, once medallas más que en las entregas del año anterior. Aparte de las sanjuaninas que estuvieron en su mejor performance, la bodega La Riojana fue la que más medallas recibió: ocho en total entre Oro y Plata. Ente las distinciones especiales se destacaron las del presidente del Centro de Enólogos, Oscar Manini, por su conocida trayectoria profesional; también el Oro otorgado a la Escuela de Fruticultura y Enología por su exquisito Mistela, premio que recibió su director, el Lic. Oscar Oviedo. El galardón obtenido por la Escuela de Enología era largamente merecido por la institución técnica que ha formado a todos los enólogos de la provincia y es un orgullo para todos los sanjuaninos desde su fundación.

Un premio merecido

A propósito del Día Nacional de la Educación Técnica que se celebra el 15 de noviembre, la Escuela de Fruticultura y Enología, mentada por nuestro comprovinciano Domingo Faustino Sarmiento, y además la escuela agrotécnica más antigua de la provincia y la más antigua del país, no solo atesora un siglo de una auténtica enseñanza técnica de calidad, sino que posee tesoros de una época de oro que, dada su ubicación en los sótanos de la Escuela, los directivos de aquella época pretendían transformar, aparte de museo – enoteca, en una Cava.

Cuando lo visitamos, el Museo – Enoteca de la Escuela poseía, como preciado testimonio de una época y a la vez evidencia de los años transcurridos, una larga fila de fudres para conservación del vino, que fueron traídos a la escuela cuando se inauguró su bodega en los años ‘80; una champagnera para ensayos; una tapadora de botellas con manejo manual; una heladera a hielo de antigua data; una antigua paila a vapor que se usaba en la fabricación de dulces; una bomba a pistón y válvula para trasegar los vinos, de uso frecuente en las décadas del ‘40 y ’50; la primera moledora manual de hierro a rodillo que tuvo la escuela; un canasto para prensa de orujo de uva que se usaba en el hogar para hacer vino patero (una suerte de gamela); distintos tipos de herramientas para hacer toneles; una balanza de precisión para ensayos de laboratorio; una mufla: especie de microondas antiguo que trabajaba a 500 o 600 grados para hacer cenizas de distintos productos; una estufa antigua, que se usó en la Escuela como incubadora de pollitos; distintos tipos de filtros a pasta de celulosa que se usaron en la Escuela hasta 1994 para filtrar el vino. 

La Escuela de Enología le hace honor a esa trayectoria y antecedentes, formando jóvenes que además de aprender, proyectan y elaboran productos regionales de consumo para el gran público que se presentan cada año y se exhiben su salón de ventas al público, desde sus apreciados vinos, dulces y mermeladas, incluso aceite de oliva y, por supuesto, sus apreciados Mistela y Moscato. Son los propios alumnos, dirigidos y supervisados por sus docentes los que preparan esos productos, entre los que el vino tiene un lugar especial en la Escuela. "En efecto -nos señalaba el Enólogo Sergio Montero cuando lo entrevistamos-, ellos realizan todo en proceso en su totalidad, desde la molienda de la uva hasta el primer trasiego a los siete días de haberlo encubado", proceso que finaliza con un curso de degustación de vinos "para que prueben y analicen lo que han elaborado".   

Dejamos la Escuela de Enología con la esperanza de que ella fructificara en enseñanza pública y técnica de calidad para muchas otras generaciones de sanjuaninos, clave para crecer y desarrollarnos.    

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