Celebran la desaceleración pero especialistas advierten un piso difícil de romper
Las proyecciones para los próximos meses indican que la inflación mensual podría mantenerse alrededor del 3%, sin alcanzar los niveles deseados por el oficialismo.
El Gobierno celebró esta semana que el dato mensual de la inflación de julio fuera el más bajo en 30 meses. Los especialistas avizoran que el proceso de desaceleración de precios puede continuar, sin embargo advierten que el camino tendrá un piso bien marcado, difícil de perforar, en un contexto en el que la inflación núcleo muestra un estancamiento y con nuevos ajustes en los precios regulados.
Gonzalo Semilla, economista jefe de la consultora CREEBBA, sostuvo en diálogo con Ámbito que "hay espacio para que continue el proceso de desinflación, pero que difícilmente perfore un piso de 3%".
"De acuerdo al Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), la proyección de la inflación mensual a diciembre es del 3,8% y para la categoría núcleo es del 3,4%. Es decir, a priori, no hay perspectivas que alcance el 2% mensual que pretende el oficialismo, en línea con la variación del tipo de cambio. Sí está más en línea, quizás, con el rendimiento de las tasas de interés del mercado. Dicho esto, la pregunta es si el Gobierno tomará la decisión de alinear inflación, tasas y dólar en torno al 3%", detalló.
En el mismo sentido, Claudio Caprarulo, director de la consultora Analytica, coincidió en que, siempre y cuando los dólares se mantengan estables, podría continuar la desaceleración hacia una zona del 3% para fin de año.
El IPC general se desaceleró en julio, pero se estancó la inflación núcleo
En el séptimo mes del año, los precios aumentaron un 4%, según el INDEC, alcanzando así un mínimo desde enero de 2022. Dentro de las divisiones que mayor incidencia tienen en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), las mayores subas se verificaron en restaurantes y hoteles (+6,5%) y vivienda (6%), resaltando en esta última el incremento en el valor de los alquileres y del agua.
Por el contrario, en otros rubros con mucho peso como alimentos, transporte y vestimenta se observaron aumentos por debajo del promedio.
Pese a que el IPC general volvió a desacelerarse, luego del rebote que había tenido en junio, un dato a tener en cuenta es que el IPC núcleo, que no tiene en cuenta ni precios regulados ni factores estacionales, avanzó un 3,8%, 0,1 puntos porcentuales por encima del número de los dos meses previos.
"El estancamiento de la núcleo es un dato que preocupa; no me animaría a hablar de un piso todavía, pero sí va a ser algo a seguir de cerca el mes que viene", expresó a este medio la economista de EcoGo, Rocío Bisang.
Nuevas subas en precios regulados
En julio fueron los precios estacionales los que más presión alcista mostraron, con un alza de 5,1%, debido a los aumentos en frutas, verduras, tubérculos y legumbres. Mientras tanto, los regulados también subieron por arriba del promedio, un 4,3%, impulsados por las correcciones en tarifas de servicios públicos y cigarrillos.
Asimismo, en agosto ya hubo nuevas subas en regulados que pueden poner un freno a la dinámica desinflacionaria, como las de naftas (3% a nivel nacional y 5% en la Ciudad de Buenos Aires), tarifas (entre 4% y 5%), prepagas (de hasta 7,9%) y transporte (casi 40% en colectivos).
Inflación; ¿qué se espera para agosto?
El IPC general de CREEBBA proyecta un 4% para agosto, cuando en julio había dado un 4,2%. Si bien en la primera quincena los alimentos treparon 3,9%, por encima de la cifra de la primera quincena de julio, el resto de los capítulos se ubicó en el 3,8%, por lo cual desde la consultora piensan que los aumentos de precios podrían llegar a perforar el 4%.
En paralelo, las consultoras y entidades financieras que participaron del último REM esperan un 3,8% para el mes en curso.
Bisang remarcó que desde EcoGo esperan que los aumentos en tarifas y transporte, particularmente en colectivos, traccionen la inflación de agosto. "Por ahora estamos previendo que sería de 4,1%, bastante similar a la de este mes", acotó.
Por su parte, Caprarulo aseguró que "las tarifas son un factor que determina el piso inflacionario". Aún no tienen los valores que busca el Gobierno, similares a los de 2019, y su recomposición es clave para el resultado fiscal", profundizó.
En una línea similar, Semilla advirtió que "el posible dato de déficit fiscal de julio quizás apalanque un fuerte recorte en los subsidios implicando aumentos en la categoría regulados y por ende en el IPC general". "Habrá que ver si las actualizaciones serán de un golpe o graduales", agregó.
Para septiembre, hay analistas que piensan que la reducción de 10 puntos porcentuales en el Impuesto PAÍS podría contribuir a la baja de la inflación dado que achicaría los costos de los productos importados. "La reducción del Impuesto PAÍS es una de las apuestas del Gobierno para perforar el 4%. Tal es así que en términos fiscales y del resultado comercial tiene un efecto negativo", subrayó Caprarulo.
Al respecto, Bisang proyecta que "puede tener un efecto positivo, en particular de los productos importados, pero no necesariamente el traslado va a ser pleno". "Más allá de eso, va a depender también de que pasa con el dólar oficial: la baja da margen al Gobierno para devaluar y achicar la brecha, y eso neutralizaría el efecto sobre los precios", alertó.
Recesión, la razón (negativa) que influye sobre el proceso desinflacionario
Desde la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada, en diciembre del año pasado, la inflación acumuló un 134,5%. Los aumentos en tarifas y transporte, dos rubros que fueron foco del ajuste de precios relativos que quiso implementar el Gobierno, otorgaron las principales incidencias alcistas, con saltos del 197% y del 169%, respectivamente.
Mientras tanto, los alimentos treparon un 128% desde diciembre. Luego de dispararse casi un 30% tras la devaluación de fines de 2023, los precios en esta división fueron arrojando subas por debajo del promedio.
En paralelo, los salarios fueron una de las variables de que funcionaron como ancla de la inflación (al igual que el tipo de cambio), ya que no evolucionaron al mismo ritmo. En efecto, los ingresos de los trabajadores registrados perdieron casi 10% entre diciembre y junio, destacándose puntualmente la pérdida entre los empleados estatales, pese a que, desde abril, se observó un leve repunte.