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Historias del Fútbol

Volver a jugar al lugar que fue feliz

Jugó en La Planta, club de Calingasta en 1960. Allí defendió la camiseta Azul durante una temporada donde fue campeón marcando dos goles en la final. El "Niñito", que con 16 años fue figura del club volvió al lugar para cumplir 

Camiseta y pantalón de La Planta con el color mas claro del que el vistió en 1960 y fue campeón en una temporada de gloria para el equipo calingastino.

De chiquito la pelota fue su compañera. Era diminuto, de contextura física pero rápido para correr.
En el barrio lo buscaban todos para que fuera de su equipo, supo deslumbrar en las Baby jugando para Luján y llegó a jugar para Pacífico los Juegos Evita.
Allí comenzó una historia muy particular. 

Corría el año 1960 y se jugaba el torneo de los barrios que organizaba el club Peñarol.

Por aquel entonces llegaban a la capital de San Juan, equipos de todos los barrios de la provincia.

A ese campeonato vino gente de Calingasta y vio que había un inside derecho menudito pero veloz.

Nicolás Orlando González, con 16 años era invitado para que juegue el fin de semana en la Liga Calingastina para el club La Planta.

No era fácil la decisión, porque era menor de edad, había que pedir permiso en casa y además aportaba a la familia con su trabajo en la reconocida empresa Fideos Pratto.

"Cuando me lo pidieron me entusiasmé mucho, pero tuve que enfrentar a mis padres para pedir permiso. Me hicieron sufrir un poco y me dieron el sí. En el trabajo les dije que no me paguen las horas extras, así podía irme el sábado a las 12.00 y volver el lunes" comienza contando con muchos detalles Orlando, que hoy peina canas pero su lucidez a los 82 años es asombrosa.

El primer viaje a Calingasta no tiene desperdicio, por la forma en que lo cuenta y sobre todo como pasó todo.

"En aquel tiempo el colectivo tenía su horario de subida, porque se iba por la ruta 12 que se demoraba por que el camino estaba difícil. Pero ese no fue mi transporte, me fui en un camión porque tenía que trabajar. Cuando llegué me estaban esperando los que me invitaron a jugar y me llevaron derecho a la Liga Calingastina, me sacaron una foto  y me hicieron firmar el libro de pases para La Planta. Me llevaron a la cancha. Cuando llegué había   un partido de inferiores. En aquel tiempo había muchos chilenos en la zona, por la minería, cuando me vieron  yo escuché que dijeron ese niñito va a jugar mañana", al mirarlo a los ojos se notan algo vidriosos. 

El relato se ve pausado, en el jardín de su casa y sentado en un viejo sillón con almohadón. Tiene en su mano una foto blanco y negro que sirve de testimonio de su paso por el fútbol calingastino.

Los esquemas de juegos, los puestos en el campo eran diferentes en la década del 60. 
Orlando era el inside, el wing, el delantero por derecha que ese domingo de verano sanjuanino debutaba con la 7 en sus espaldas de la camiseta azul de La Planta.

"Ese primer partido lo jugamos contra Calingasta, tenía un equipo fuerte y con experiencia. Le ganamos 3 a 2 y tuve la suerte de hacer los dos primeros goles. Después de ese partido me quedó el apodo de Niñito. Me acuerdo que cuando me iba de la cancha para la casa del Pellón, donde me iba a quedar a dormir, me gritaron bien niñito. Yo solo me reí", remarca Orlando quien recibe de su hijo una camiseta del club que le regalaron y que guarda como tesoro.

Con el capitán de la primera división del Club Atletico La Planta y el Presidente de la Liga de Calingasta Sr. Fabio Ibaceta.

"Ese año me iba como podía y en lo que conseguía. A veces en auto, algunas veces en colectivo. Una vez me fui en un furgón con un finadito, porque no tenía como llegar a horario al partido. Fue un año muy lindo por lo vivido, la gente que conocí y como me trataban y me cuidaban. Llegamos a la final del campeonato con La Capilla. En ese entonces se podía reforzar y ellos se reforzaron con jugadores de Del Bono. Por suerte pudimos dar la vuelta olímpica ganando 3 a 1 y pude hacer dos goles. Fue uno de los primeros títulos del club".

Respira profundo, su voz se quiebra y mira la foto, la toca y un silencio lo acompaña por varios segundos.
Un ruido de vasos con un jugo de naranja se acerca en manos de su hijo Sebastián.
Toma un sorbo de jugo Orlando  y sigue contando.

"Fue un año muy especial para mi, lo guardo siempre en mis recuerdos  a tal punto de recordar cada viaje, cada partido cada gol y hasta la formación que teníamos. Con Carlos Sisterna en el arco, el Tractor y el Palillo de centrales,  Romero, Manrique y Gamboa como laterales. En el medio jugaban los hermanos Maldonado y Mercades. Arriba  el Negro Sombra y yo"

Aquel triunfo no salió publicado ni en diarios ni revistas locales o nacionales.

Esa gesta histórica quedó en la memoria de los Plantinos y por supuesto en la de Orlando.

El trabajo, la responsabilidad, el casamiento y los hijos lo llevaron a no viajar mas hasta el departamento del oeste sanjuanino.
Orlando siguió jugando en Pacífico de Pocito, en primera División hasta los 36 años, pero no pudo volver nunca a Calingasta. Los años fueron pasando, las obligaciones eran otras, pero en la mente del Niñito estaba el sueño de volver a esa cancha que estaba cruzando el río.

El destino y la complicidad de su hijo y esposa lograron equilibrar todo para que se diera el viaje 63 años después de su gesta histórica.

"Fue increíble los que nos pasó, porque salimos a las 7 de la mañana y el colectivo se rompió en Talacasto. Los que viajan allí se conocen todos. Una chica me preguntó porque viajábamos? Y le conté que para ir a la cancha de La Planta porque jugué en el club en 1960. Casualmente era hija de un dirigente. Nos guió y me contó que  todo estaba nuevo. Que la vieja cancha hoy era un barrio y que la empresa que hizo el barrio le construyó una nueva cancha".

Después de pasar por el hotel, un vecino los llevó a la cancha de La Planta.
Todo era diferente, arboles por doquier, todo verde y niños jugando.

Orlando se pegó contra el alambrado. Los que estaban allí ni lo registran al canoso al cual se le corrían las lágrimas.  La pelota le cayó cerca de donde estaba él. Orlando sintió que lo buscaba. El pibe se acercó miró al canoso y le sonrío. Del otro lado volvió un grito "Dale niño que hay que ganar con la camiseta de La Planta".

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