Por qué este lunes 4 de marzo se celebra en Día del Hermano en Argentina
Hoy es el Día del Hermano en Argentina, una jornada para celebrar la fraternidad genética y espiritual. Festejemos la conexión especial de los hermanos.
Contar con un hermano o una hermana es una situación que, para algunas personas es maravillosa y, para otras, no tanto. Si estás en el primer grupo –o en una situación intermedia entre el amor y el odio–, este lunes es el día para decir: "Feliz día hermano, feliz día hermana".
Pasa que en Argentina, cada 4 de marzo se celebra una jornada dedicada a la hermandad. Y la movida era viral en redes sociales desde las primeras horas de hoy.
El Día del Hermano en el calendario internacional es el 5 de septiembre y recuerda el fallecimiento de la Madre Teresa de Calcuta.
La religiosa dedicó su vida a sembrar amor y lazos solidarios entre las personas. La fundadora de la congregación de las Misioneras de la Caridad en Calcuta murió en 1997 en India, a los 87 años.
Entonces, ¿por qué Argentina tiene su propia fecha? La respuesta es que la decisión no alude a una conmemoración particular, sino que fue establecida por un interés comercial.
En otras palabras: es la fecha ideal para, además de saludar, comprar un regalo a tu hermana o hermano.
La palabra "hermano" proviene del latín "germanus" (germen), que significa verdadero y exacto. Esta relación se refiere a dos o más personas que están genéticamente emparentadas por vínculos consanguíneos o de afinidad, compartiendo uno o ambos padres. Es una de las relaciones de parentesco más significativas, caracterizada por una fuerte conexión emocional.
En muchas culturas, se consideran hermanos a quienes crecen juntos, compartiendo experiencias en la infancia, la adolescencia y la juventud, recibiendo la misma educación y formación. Sin embargo, también son hermanos aquellas personas que no tienen vínculos consanguíneos entre sí, pero mantienen una relación cercana y afectuosa. En algunas religiones, como el cristianismo, el término "hermano" se utiliza para referirse a las personas que comparten la misma fe o creencia.