Los signos de alerta para detectar la depresión: Un llamado a la atención

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 300 millones de personas en todo el mundo padecen depresión, y un alarmante número de ellos no recibe el tratamiento adecuado. Ya sea por falta de diagnóstico o el temor al estigma social, la depresión sigue siendo una carga silenciosa que afecta a individuos de todas las edades y procedencias. Reconocer los signos de alerta es el primer paso fundamental en la lucha contra esta enfermedad.

La depresión, según la OMS, es un trastorno del estado de ánimo que va mucho más allá de los sentimientos habituales de tristeza. Para ser considerada depresión clínica, los síntomas de melancolía, pérdida, ira o frustración deben persistir en el tiempo y interferir significativamente en la vida cotidiana de la persona. 

Dentro de los diferentes subtipos de depresión se incluyen la depresión mayor, la distimia, el trastorno adaptativo y otros trastornos depresivos. Cada uno de estos subtipos presenta sus propias características y desafíos.

Los signos de alarma que pueden indicar la presencia de la depresión pueden variar de una persona a otra, pero la Sociedad Española de Psiquiatría ofrece algunas pautas para identificarlos. Si una persona experimenta al menos 5 o 6 de los siguientes sentimientos durante un período prolongado, es crucial considerar la búsqueda de ayuda profesional: 

• Tristeza y desánimo.
• Dificultad para tomar decisiones.
• Falta de concentración.
• Sensación de incapacidad para enfrentar problemas.
• Agotamiento y falta de energía.
• Nerviosismo, irritabilidad y agitación.
• Pérdida de apetito y peso (aunque puede ocurrir lo contrario).
• Insomnio.
• Baja autoestima y sentimientos de inutilidad.
• Falta de deseo sexual.
• Desinterés por interactuar socialmente.
• Sentimientos de desesperanza o abandono.
• Incapacidad para disfrutar de actividades anteriormente placenteras.
• Ideación suicida.

Además de los síntomas emocionales, la depresión también puede manifestarse a través de síntomas físicos, como dolores de cabeza, problemas digestivos y dolor generalizado.

El diagnóstico de la depresión se basa en la presencia de estos síntomas y se realiza a través de entrevistas con el paciente y, en algunos casos, con personas cercanas.  Dado que no existen pruebas objetivas para diagnosticarla, es fundamental que aquellos que experimentan estos síntomas busquen ayuda profesional.

Las causas de la depresión son diversas, incluyendo factores biológicos, genéticos, situacionales y ambientales. Identificar la causa subyacente puede ser crucial para determinar el tratamiento más adecuado.

Si alguien sospecha que está lidiando con la depresión, es esencial buscar ayuda sin temor al estigma. Hablar con un ser querido es un primer paso, pero la ayuda de profesionales de la salud mental, como psiquiatras y psicólogos, puede ser esencial para el tratamiento y la recuperación.

La depresión no es un signo de debilidad o falta de carácter, sino una enfermedad real que afecta a millones en todo el mundo. La conciencia y el apoyo son fundamentales para superar esta lucha silenciosa y garantizar que aquellos que la padecen obtengan el tratamiento y el cuidado que merecen.