Los trabajadores argentinos lideran el agotamiento laboral en la región
El estudio Burnout 2023 arroja cifras que no solo preocupan sino que también llaman a una reflexión urgente. Mira el detalle en la nota.
La lucha contra el reloj parece haber cobrado un nuevo rostro en la fuerza laboral de Argentina. El "síndrome de la cabeza quemada", mejor conocido como burnout, se ha arraigado profundamente en la cotidianidad de los trabajadores argentinos, colocándolos en la cima del agotamiento laboral a nivel regional.
El estudio Burnout 2023 arroja cifras que no solo preocupan sino que también llaman a una reflexión urgente: un récord de un 94% de los profesionales del país manifiestan sentir los estragos de este fenómeno.
Los resultados, difundidos por el portal Bumeran, revelan una realidad sombría que supera los márgenes de una simple mala racha. El estrés crónico y la desmotivación se han convertido en las principales sensaciones que ahogan a los talentos en su día a día. Esta tendencia creciente se ha disparado alarmantemente desde el 88% reportado en 2020, alcanzando un pico histórico este año.
Federico Barni, CEO de Jobint, al interpretar los datos de la cuarta edición del estudio, resalta la expansión del síndrome en el mercado laboral local, poniendo a Argentina en un sitial preocupante respecto a sus vecinos latinoamericanos.
La muestra de 4386 personas, de la cual 1549 son argentinas, deja en evidencia que, más allá de las fronteras, el burnout no discrimina. Sin embargo, Argentina sigue a la vanguardia del problema, con Chile, Panamá, Ecuador y Perú siguiéndole los pasos, aunque a una distancia considerable.
Los síntomas son variados y profundos: desde la falta de energía y el cinismo hasta la disminución de la eficacia laboral. Curiosamente, un 55% afirma no extender su jornada laboral más allá de lo debido, rompiendo la hipótesis de que las horas extras son la causa directa del burnout.
El desgaste se siente en varios frentes: estrés, desmotivación, agotamiento por cargas de trabajo excesivas y dificultades para desconectarse del entorno laboral. La productividad se resiente, la presión aumenta y el tiempo parece diluirse entre las demandas laborales, dejando poco espacio para la familia y el descanso personal.
Este fenómeno no solo cuestiona la cultura del trabajo vigente, sino que además pone en jaque las políticas de recursos humanos que, hasta ahora, parecen insuficientes para contrarrestar la creciente ola de burnout. La investigación también explora las medidas que están tomando los especialistas en HR para mitigar esta situación, poniendo el foco en la importancia de estrategias de bienestar y salud mental en el trabajo.
Ante este panorama, la interrogante permanece abierta: ¿Qué se está haciendo y qué más se puede hacer para frenar la expansión de este síndrome que amenaza con calcinar el potencial y bienestar de los trabajadores argentinos?
El debate está servido y la respuesta es inminente, no solo para los profesionales de HR sino para toda la sociedad, que debe tomar conciencia de la gravedad de este síndrome que ya no es solo una chispa, sino una llama que consume a sus profesionales desde adentro hacia fuera.
