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Sus visitas a la provincia

Arroz, papa y cebolla, el menú de San Martín en San Juan

El Libertador estuvo dos veces en la provincia. En su segunda visita, que duró cinco días, buscó el apoyo de los sanjuaninos para declarar la Independencia  de nuestro país y el respaldo a su campaña libertadora.

José de San Martín estuvo en dos oportunidades en San Juan.

Luego de asumir la gobernación de Cuyo y mientras preparaba su ejército para cruzar la Cordillera de los Andes y consolidar la liberación de Argentina y Chile,José de San Martín estuvo en dos oportunidades en San Juan. En la primera de ellas, el 25 de mayo de 1815, el general llegó con un grupo de soldados para sofocar un levantamiento que se produjo en el territorio provincial. 

En la segunda oportunidad, que tuvo lugar el 9 de julio del mismo año y de la que se conocen más detalles porque está registrada en diversos documentos históricos provinciales, el Libertador llegó con el objetivo de convencer a los sanjuaninos de apoyar la campaña libertadora y que sus diputados respaldaran la proclamación de la independencia en el Congreso que se celebraría en Tucumán en 1816.

San Martín acompañado de dos militares, un ordenanza y tres sirvientes, llegó en la mañana del 9 de Julio a la ciudad de San Juan. Su arribo pasó casi inadvertido para la población, sin honores o con el pueblo en las calles como le hubiera correspondido al entonces Gobernador de Cuyo.

Para su estadía en la provincia, que duró cinco días, el general no eligió la residencia de alguna de las "familias ilustres" de la época, sino que prefirió el Convento de Santo Domingo, un lugar en donde nadie lo podría distraer del foco de su misión: que San Juan se adhiriera a la rápida proclamación de la independencia y apoyara la formación del ejército que liberaría estas tierras.

San Martín aprovechó esos días en San Juan para reunirse con los posibles diputados provinciales en el Congreso de Tucumán y los principales vecinos. No existen registros de que haya participado de alguna otra actividad. 

El Libertador sabía muy bien que la empresa que emprendería sería muy costosa y compleja, y los medios para realizarla eran escasos. Por dicha razón, en la sala capitular del Convento de Santo Domingo, ubicada a escasos metros de la celda en donde descansó, mantuvo interminables charlas con el gobernador intendente de San Juan, José Ignacio de la Roza,  y principalmente, con Fray Justo Santa María de Oro y Narciso Laprida, quienes en 1816 representarían a la provincia en el Congreso de Tucumán.

San Martín discutió con Santa María de Oro y Laprida la necesidad de declarar en forma urgente la independencia, porque su objetivo, al cruzar a Chile, era encabezar el ejército de un país libre y soberano. Instruyó a los futuros diputados que tenían que instar a que se proclamara rápidamente la independencia y no se tenía que perder tiempo en debatir la forma de gobierno o la sanción de una Constitución en el encuentro en Tucumán.

Como las reuniones se sucedían unas a otras, y no había tiempo para grandes banquetes o recepciones, y fiel a su austeridad, que había forjado a lo largo de su larga carrera militar, el general comió arroz, papa y cebolla, el menú con el que contaban los frailes dominicos para atender al ilustre visitante y su pequeña comitiva.

El retrato de San Martín de Roig Matons que está en el Salón Cruce de los Andes del Centro Cívico.

Además de la rápida declaración de la independencia, a San Martín le interesaba el apoyo de los sanjuaninos en la conformación del ejército que cruzaría el macizo andino y los lugares en donde se asentaría la División del Norte a cargo de Juan Manuel Cabot, que tendría como misión tomar la ciudad de Coquimbo.

El Libertador para lograr el apoyo de su campaña  se reunió con los vecinos ilustres de San Juan. También fijó para la organización de sus batallones sanjuaninos el patio del Convento de Santo Domingo, que en ese entonces ocupaba una manzana, y el predio del Convento de los Agustinos, ubicado en las actuales calle Entre Ríos y avenida Central, frente al Juzgado Federal.

El 14 de julio, San Martín junto con los hombres que lo acompañaban abandonó la ciudad para dirigirse a la cordillera sanjuanina, más precisamente a a zona de Calingasta, para inspeccionar los pasos cordilleranos, principalmente el de Los Patos Sur, que será el elegido para el traslado del grueso del Ejército de los Andes.

San Martín nunca más regresó a San Juan, su destino tenía otros planes para él, Chile, Perú, y a su regreso a la patria, Mendoza y Buenos Aires, para finalmente viajar y radicarse en Francia, país en donde pasaría sus últimos días de vida.

En la celda histórica

En la celda actualmente hay una copia del libro del convento, cuyo original está guardado, en donde están asentados los gastos que efectuaron los dominicos para recibir a San Martín.

Arroz, papa y cebolla son los alimentos que se compraron para la ocasión y se gastó mucho dinero en leña debido a las bajas temperaturas de julio.

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