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Gestión del agua

Con nevadas tardías y reservas ajustadas, San Juan enfrenta un ciclo hídrico incierto

El secretario del Agua, el ingeniero David Devia,  detalló que hasta el momento las nevadas en cordillera han sido muy pocas, lo que hace presagiar una próxima temporada muy seca. Pero llamó a ser cautos porque aún no termina el tiempo de las nevadas.

David Devia, secretario de Recursos Hídricos y Energías Renovables.

La provincia de San Juan atraviesa un año hídrico complejo, con señales de menor acumulación de nieve en la alta cordillera y un escenario de sequía que se extiende desde hace más de 15 años. Así lo confirmó el secretario de Recursos Hídricos y Energías Renovables de San Juan, David Devia, en diálogo con La Mil 20, donde ofreció un panorama técnico y realista sobre la situación actual y los pasos adoptados para garantizar el abastecimiento de agua.

"Hemos logrado superar algunos problemas, pero aún debemos ser cautos", advirtió Devia al comenzar su análisis. El funcionario explicó que el monitoreo hídrico en San Juan se organiza en base al año hídrico, que va del 1º de octubre al 30 de septiembre del año siguiente, por lo que la información que se maneja comprende datos parciales de dos años calendario.

Reservas hídricas y planificación
En el transcurso del presente año hídrico, Devia destacó que se alcanzaron ciertos consensos clave, especialmente con el sector productivo, en torno a la liberación de 800 hectómetros cúbicos de agua -para el periodo 1 de octubre de 2024 al 30 de septiembre de 2025-. Este volumen fue establecido como un tope necesario para garantizar el abastecimiento y, al mismo tiempo, permitir la conformación de reservas estratégicas que sirvan como respaldo ante ciclos más marcados de sequía.

"Es fundamental tener estructura de reservas, porque los ciclos secos se están prolongando", enfatizó Devia, y recordó que el comportamiento de la sequía ha cambiado significativamente respecto de décadas pasadas. Según precisó, la situación se viene intensificando en los últimos 15 años, y hoy la sequía "es más persistente y profunda", a diferencia de períodos anteriores, donde duraba dos o tres años y luego era seguida por ciclos de recuperación.

Estos datos están respaldados, según Devia, por mediciones validadas por organismos nacionales e internacionales como el IANIGLA (Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales) y la Secretaría de Recursos Hídricos de la Nación.

Menos nieve, menor previsibilidad
Una de las principales preocupaciones actuales está relacionada con la escasez de nieve en la alta montaña, de donde proviene gran parte del agua que abastece a la provincia. Devia señaló que, a diferencia del año pasado, donde ya en abril se registraban nevadas tempranas y auspiciosas, en 2025 aún no se observan acumulaciones significativas.

En este sentido, aclaró que las precipitaciones que se dan en el valle —como la nieve caída a fines de junio— no son representativas del panorama en alta montaña, que es donde se genera el volumen de deshielo útil para el sistema hídrico provincial. De hecho, recordó que las precipitaciones promedio en el valle rondan los 90 a 100 milímetros por año, mientras que un cultivo requiere al menos 800 milímetros para su desarrollo.

Esperando una mejora en agosto o septiembre
A pesar del panorama poco alentador, el funcionario llamó a mantener la cautela: "Todavía falta terminar el año, y puede haber nevadas importantes entre agosto y principios de septiembre que modifiquen el escenario". Recién entonces —aclaró— se podrá hacer una medición precisa mediante cateo y equivalencias agua-nieve, a fin de determinar el pronóstico hídrico para el ciclo siguiente.

Tal como se hizo el año pasado, será en base a esa evaluación que se definirán las estrategias de distribución y almacenamiento del recurso.

Una situación estructural que exige planificación
Más allá de las variaciones anuales, desde el Gobierno provincial destacan que el cambio climático ha consolidado un nuevo patrón hídrico, más árido, que obliga a repensar la gestión del agua en todos los niveles: productivo, urbano y ambiental.

"Hay que ser responsables y previsores. No podemos depender de un buen año; necesitamos reservas, eficiencia y consensos para administrar un recurso cada vez más escaso", concluyó Devia.

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