El Sindicato de Peones pide una reunión urgente con el Ministerio de Gobierno y la Policía
Gustavo Gómez, secretario general del Sindicato de Peones de Taxi, denuncia el grave estado de inseguridad que atraviesan los trabajadores del volante.
La inseguridad no da tregua y, los taxistas y remiseros son blanco frecuente de robos, muchos de ellos con una violencia inusitada.
Gustavo Gómez, secretario general del Sindicato de Peones de Taxi, expuso en Radio Sarmiento la situación que muchos trabajadores callan.
"Día por medio sufrimos un robo o un accidente. Y la mayoría ni siquiera se denuncia porque ya no pasa nada".
La situación parece haber llegado a un punto crítico. Gómez no solo responsabiliza a la falta de controles policiales, sino también a una suerte de boicot interno.
"Nosotros pedimos los controles, que paren a cada taxi, que verifiquen documentación, que identifiquen a los pasajeros. Pero después las mismas empresas y algunos compañeros les dicen que eviten pasar por esos controles porque "demoran" o "hacen perder viajes". Así, nos estamos haciendo daño entre nosotros", lamentó.
La lista de zonas conflictivas es extensa: Chimbas, Rawson oeste, el límite entre Capital y Rivadavia, Caucete, Santa Lucía, Pocito.
"Hoy no hay lugar seguro. Cualquier viaje puede terminar en un asalto", advierte el gremialista. Y cuando no hay dinero en efectivo, por el uso creciente de billeteras virtuales, los ataques se tornan más violentos.
"Si no tenés plata encima, te dan un puntazo, te golpean, te sacan el celular. Nos están robando las herramientas de trabajo", afirmó.
Según Gómez, el fenómeno no distingue modalidades: los taxistas tradicionales, los remiseros y hasta los conductores de plataformas como Uber o Didi están expuestos. "Una compañera que trabajaba en Didi fue brutalmente golpeada. Nadie está exento", aseguró.
El dirigente sindical también apunta contra un mercado negro que alimenta los delitos. "Nos roban el tarifador y lo terminan vendiendo a otro taxista. Es indignante. Lo mismo con los celulares. Es un círculo perverso", sostuvo.
El relato más estremecedor llegó al recordar un hecho personal. "Me subió una familia: padre, madre y un nene con una torta. Al llegar al destino, el hombre se baja, la mujer me apunta con un revólver y me roba. Era toda una puesta en escena", comentó. Según Gómez, incluso mujeres y niños son usados como carnada para generar confianza y luego cometer el delito.
Ante este panorama, el sindicato volverá a pedir reuniones urgentes con el Ministerio de Seguridad y las fuerzas policiales.
"Exigiremos que se retomen los controles sorpresa, que se revise la documentación de quienes suben atrás. Hoy el chofer no sabe a quién lleva", dijo.
Pero hay un trasfondo aún más crudo. La crisis económica empuja a los trabajadores a aceptar cualquier viaje, incluso si intuyen el riesgo. "Salís a laburar con 65 mil pesos de pérdida: el alquiler del auto, el combustible. Y encima, si te llevás tres mil pesos a tu casa, no te alcanza ni para el pan. Entonces te arriesgás. Y ahí es donde todo puede terminar mal", aclaró.