Hugo Goransky, de la UIA: "La industria es parte de la solución, no el problema"
Desde la Unión Industrial Argentina trabajan en una batería de propuestas para recuperar la competitividad del sector. Su dirigente, Hugo Goransky, apunta a una reforma impositiva, una modernización laboral y un régimen especial para pymes como ejes para revertir la crisis industrial

La industria argentina atraviesa un contexto complicado. En medio de un repunte de las importaciones, contracción del mercado interno y baja del consumo, desde la Unión Industrial Argentina (UIA) lanzan señales de alerta y construyen propuestas concretas para revertir la situación. Así lo expresó Hugo Goransky, integrante de la comisión directiva de la UIA, quien delineó un diagnóstico preciso de los problemas estructurales y urgentes del sector.
"Desde la UIA estamos trabajando en una hoja de ruta clara. No hacemos política partidaria, hacemos política industrial", aclaró Goransky, enfatizando que el rol de la entidad empresaria es generar herramientas que trasciendan gobiernos y coyunturas.
Importaciones y "cancha nivelada"
Uno de los principales reclamos del dirigente industrial apunta al incremento de las importaciones en condiciones desventajosas para la producción local. "Hoy hay productos que ingresan del exterior sin las mismas cargas impositivas que tenemos las industrias nacionales. Eso distorsiona la competencia. Queremos vender productos, no impuestos", sostuvo Goransky, utilizando una metáfora futbolera: "hay que nivelar la cancha".
El reclamo no es nuevo, pero cobra especial vigencia frente a la caída del consumo interno y la falta de financiamiento. En este escenario, muchos industriales denuncian prácticas de dumping o competencia desleal, frente a las cuales la UIA busca instalar propuestas técnicas que garanticen un marco competitivo equitativo para la producción nacional.
Una reforma estructural: modernización laboral e impositiva
El industrial sanjuanino fue enfático al señalar que "la estructura actual no aguanta más". Una de las medidas prioritarias para la UIA es la reforma del esquema de aportes patronales y cargas sobre el trabajo. "Si a un trabajador se le paga un millón de pesos de bolsillo, a la empresa le cuesta arriba de 1.600.000. ¿No sería mejor que más de ese dinero fuera al trabajador y menos al fisco?", planteó.
La propuesta no implica una precarización ni un recorte de derechos laborales, aclaró Goransky, sino una modernización que incentive el empleo registrado. "Tenemos que generar más empleo sin que eso signifique un riesgo para el empleador. Hoy un juicio laboral puede poner en peligro toda una pyme. Eso hay que corregirlo", advirtió.
En paralelo, la UIA propone una reforma impositiva integral que permita reducir la presión fiscal y facilitar el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, responsables del 80% del empleo registrado en el país.
RIPY: un régimen especial para las pymes
Inspirado en el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), la UIA impulsa la creación de un RIPY (Régimen de Incentivo para PYMES), orientado a fomentar el crecimiento del sector más dinámico y vulnerable de la economía.
"El RIPY permitiría que las pymes tengan beneficios específicos para invertir, crecer y sostener el empleo. Son el motor de la economía y necesitan herramientas concretas. Sin las pymes, no hay salida posible", afirmó Goransky.
La propuesta también contempla una política de desarrollo federal, que permita resolver las asimetrías regionales. "No podemos seguir concentrando todo al lado del puerto. Necesitamos una ley de promoción que incentive a las pymes del interior, para que la gente no tenga que migrar a las grandes urbes por falta de oportunidades", enfatizó.
Más allá de la coyuntura: previsibilidad y estabilidad
Goransky valoró ciertos avances en materia de previsibilidad macroeconómica, como una mayor estabilidad en el tipo de cambio. "Pero hay que consolidarlo con políticas de Estado que trasciendan gobiernos. En Chile, gana la derecha o la izquierda, pero los planes económicos siguen. Acá, cada elección paraliza todo. No puede ser que siempre haya que esperar a que pasen las elecciones para tomar decisiones", criticó.
En ese sentido, la UIA viene impulsando un monitoreo legislativo activo para detectar proyectos que afecten al sector productivo y poder intervenir con propuestas. "No estamos en contra de nadie. Lo que queremos es construir soluciones concretas. La industria no es el problema, es la solución", reafirmó.
Energía, minería y oportunidades globales
Consultado sobre los sectores estratégicos, Goransky fue optimista: "Tenemos grandes oportunidades en la energía y la minería. El mundo está buscando abastecimiento seguro y valor agregado. La Argentina puede posicionarse, sobre todo ahora que la distancia, que antes era una debilidad, puede transformarse en una fortaleza frente a los conflictos geopolíticos".
La clave, según el dirigente, es generar reglas de juego claras que den confianza a los inversores y a los productores. "No estamos pidiendo proteccionismo. Solo queremos condiciones justas y competitividad. Que se pueda planificar, producir y exportar. Eso es lo que necesita el país", concluyó.
Industrialismo como eje del desarrollo
La mirada de Goransky y de la UIA va más allá de lo urgente. Propone una visión de largo plazo basada en el fortalecimiento de la industria nacional, con especial foco en las pymes y las regiones postergadas. Modernizar el sistema laboral, aliviar la carga tributaria y garantizar previsibilidad son, según esta visión, los pilares de un modelo económico sustentable.
La UIA no pide protección, pide juego limpio. Y en ese juego, apuesta a que la industria vuelva a ser el motor del desarrollo argentino.