El arquero que le ataja todo a la vida
Juan Francisco Villa Aubone tiene 10 años, vive con trastorno del espectro autista sufre dislexia y disgrafia. Pero encontró en el hockey sobre patines y en el arco una manera de vivir con una sonrisa.
Son las 7 de la tarde, ya merendó y también hizo la tarea de la escuela porque sabe que terminará tarde y no quiere demorarse mas en partir al club.
Cargó en el bolso los patines, las canilleras, los guantes y la camiseta recién planchadita por su mamá. Antes de guardarla tocó el número, besó el escudo del club Lomas de Rivadavia y cerró el bolso con cuidado.
Su papá Edgar lo miraba, no participaba para que vaya encontrando su independencia. Juan se coloca la campera y dice "listo pa, vamos que se hace tarde".
La mamá Alejandra que está en la cocina escucha, sonríe después y luego lanza "Falta una hora Juan para que vamos a ir tan temprano". Juan Francisco no tarda en responder "Quiero jugar".
Juan Francisco cumplirá el 8 de julio 11 años, desde los 3 fue diagnosticado con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) No hablaba mucho y se pensaba que solo eran mañas. Pero con el paso de los meses el diagnóstico cambió cuando fueron a Córdoba y una nueva médica dio en la tecla y le diagnosticó trastorno de espectro autista.
Pasó por dos escuelas privadas de San Juan y no fue una experiencia buena. Sufrió todo lo que no debe vivir un niño con este trastorno. Sus padres por suerte encontraron en la escuela pública Independencia Argentina en el barrio Fortabat lo que Juan Francisco necesitaba.
Contención, guía y acompañamiento fueron los primeros pasos para sobrellevar este tratamiento pero desde el cuerpo médico le sugirieron que realice un deporte, pero de carácter colectivo para que se relacione con otros chicos.
Probaron con fútbol, taekwondo y hasta rugby, pero no hubo buenas sensaciones y mucho menos resultados. El año pasado apostaron por el hockey sobre patines.
"Juan vio al arco como una meta, se puso el equipo y le gustó. En el primer año fue de aprendizaje para él y para nosotros como padres también. Pero con el correr de los partidos su motivación fue creciendo a tal punto de que su función de arquero la disfrutaba tanto mas alla de los resultados" cuenta el papá Edgar.
Al club llegaron caminando, viven cerca de Lomas y Juan Francisco pasó derecho al vestuario para cambiarse, saludó al profe Daniel y buscó vestirse y equiparse para la acción, aún cuando faltaba mucho para el comienzo de su partido de la categoria preinfantil.
Dislexia y disgrafia también se suma en el haber de Juan Francisco. A la escuela va con su DAI, pero su rendimiento académico es bueno en el 5° grado.
Vestido de arquero con los patines, las canilleras con vincha sobre su cabeza y casco en mano va rumbo al campo de juego.
Sus padres y sus hermanos Faustino (1 año) y Olivia (6 añso) ya están sentandos en el tercer escalón de la tribuna.Sabe que teniendo enfrente a Concepción la derrota puede ser segura.
Juan Francisco patina rumbo al arco, no mira a nadie solo está concentrado en su tarea. Acomodado en el arco recibe los tiros de sus compañeros. El guante izquierdo lo levanta como saludando a la tribuna pero es para tapar la bocha, con un movimiento rápido y el hombro derecho saca otro remate. Allí se escucha su voz por primera vez en la cancha "Vamos chicos"
El partido comienza y el CPC maneja la bocha y el gol sobre el arco de Juan Francisco sobrevuela. El primer remate le tapa con su guante y el primer grito de aliento de la tribuna se escucha "Bien Juan, bien asi segui". Lo escucha pero no logra distinguirlo por que se concentra en el destino de la bocha.
Los goles fueron inevitables y llegaron. Lejos de quedarse tirado, incapaz de derramar una lágrima o desanimarse, ni bien le marcan el segundo tanto se levanta y con el palo contra el piso alienta a sus compañeros. Sí, el pibe que no habla mucho está sacando a relucir una enorme virtud: la de líder.
Le llegan por derecha y por izquierda, también por el centro pero allí esta Juan Francisco tapa lo que puede y lo que no puede. Se agiganta en el arco.
Es dificil percibir lo que hace para motivarse, pero en la tribuna lo saben mamá y papá. Lo mirán, vocalizan algo que solo Juan Francisco sabe.Sonriendo y en un inglés a su medida empieza a cantar Believer de Imagine Dragons
"No me digas lo que creees que yo podría ser, yo soy el capitán del barco, soy el dueño de mi mar" Ni siquiera sabe lo que dice la lentra de la canción que tararea pero es su bandera, es su estímulo...
Daniel el entrenador ha sido una pieza clave para Juan Francisco. El guía que necesitaba para crecer.
El árbitro pita el final, los números del resultado del partido en el tablero no lo mira.Su sonrisa en el rostro es increíble, contagia e invita a pararse de la tribuna y aplaudir. Los primeros en hacerlo son sus padres y se prenden los demás.
Juan Francisco Villa Aubone, no es un arquero de hockey, no es un chico con autismo es el súper héroe que lucha con stick y patines por ser un niño feliz.