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Cuando América fue una sola voz

Crónica de un nacimiento anunciado

 Las Juntas revolucionarias nacieron como parte de una misma historia: la lucha contra el absolutismo español. Sin embargo, la posterior influencia externa y la división interna frustraron el sueño de una patria grande. Hoy, el dilema de la unidad vuelve al centro del debate.

No caben dudas de que las revoluciones locales que posibilitaron a los criollos el manejo de los asuntos propios en cada parte de América, como la revolución de 1809 en Chuquisaca, la de junio de ese mismo año en La Paz, la del 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires (capital del Virreinato del Río de la Plata) o la del 18 de septiembre de 1811 en Santiago de Chile, son acontecimientos para celebrar como hitos profundamente patrióticos.  

En efecto, en todo el territorio americano se erigieron Juntas Populares y Revolucionarias -como igualmente en toda España- para tomar por cuenta propia los destinos de los asuntos públicos, ante la acefalía en que se encontraba el Reino de España por el encarcelamiento del rey Fernando VII por parte de los franceses que habían invadido la península. Esa fue la razón de que en muchas de esas revoluciones se invocara el nombre de Fernando VII. 
La resistencia de los americanos al absolutismo monárquico, por otra parte, transformarían y trastocarían aquella revolución contra el invasor francés en revolución autonomista, independentista y patriótica en toda Nuestra América.

De esa manera, comenzaban a desarrollarse dos historias paralelas íntimamente relacionadas entre sí: la de la independencia española de Francia (1808 – 1814) y la de la independencia americana de España. 
No era por reflejo inmediato de la Revolución Francesa ni de la Revolución Norteamericana, como pretende la Historia Oficial, sino parte de la Revolución Española, por un lado, y contra el absolutismo español por otro, y también por la necesidad de auto dirigir los propios destinos, subordinados hasta ese momento al destino español. En esa guerra, José de San Martín, que residía en España y era un hispanoamericano más, habría de ganar su experiencia y galones militares en Bailén contra los franceses, antes de volver a su país de origen y ponerse al frente de la revolución americana.

En principio, una revolución bi continental
Aquella conmoción que se propagó por todo el territorio del Imperio Español se había producido debido a la invasión del imperio francés a la Península Ibérica, tomando prisionero al rey de España Fernando VII en 1808. En respuesta a su cautiverio en Bayona (Francia), el pueblo español y toda América se levantaron contra el invasor en nombre del rey preso.
Tal era la conformación por entonces del Reino de España e Indias, que delegados de toda Nuestra América fueron invitados a participar en la Junta Central de Aranjuez, Sevilla y Cádiz (trasladada en forma sucesiva a esos lugares), mientras que las Juntas Populares se replicaban en toda la América Hispánica. En las Juntas de España tendría gran actuación el Inca Yupanqui, quien diría en su famoso e histórico discurso: "Un pueblo que oprime a otro, no merece ser libre".

Al asumir en la metrópolis el poder central un Consejo de Regencia que no representaba a los hispanoamericanos, las Juntas americanas comenzarían a gobernarse por sí mismas y en nombre propio, conduciéndonos irreversiblemente a la Independencia de América. De hecho, se formarían las siguientes Juntas Gubernativas en todo el territorio americano:
- Junta de Chuquisaca o Charcas (hoy Sucre, Bolivia) el 25 de mayo de 1809, que desconoció al Virrey Liniers del Río de la Plata.
- Junta Tuitiva de La Paz, el 16 de julio de 1809, presidida por el patriota Pedro Domingo Murillo.
- Junta de Quito del 9 de agosto de 1809, liderada por una mujer: doña Manuela Cañizares y Quiroga Morales.
- Junta de Caracas del 19 de abril de 1810, que nombró teniente general de las tropas caraqueñas al patriota Francisco de Miranda. 
- Junta de Buenos Aires del 25 de mayo de 1810, presidida por el potosino Cornelio Saavedra y secundado por los porteños Mariano Moreno y Manuel Belgrano, entre otros patriotas.
- Junta de Nueva Granada del 20 de julio de 1810 en Santa Fe o Cundinamarca, en Colombia. 
- A partir de la Junta de Santa Fe se crean las Juntas de Bogotá, de Cartagena y de Sant Marta, que el patriota Antonio Nariño pretende coordinar y/o unificar en un Estado Federal, que recién se logrará con la Gran Colombia de Simón Bolívar.
- Junta de Chile del 18 de septiembre de 1810, que preside Mateo de Toro Zambrano, y a su fallecimiento el mendocino Juan Martínez de Rozas Correa.
- Junta Rebelde de Paraguay del 14 de mayo de 1811, constituida después de rechazar al enviado de la Junta de Buenos Aires, don Manuel Belgrano, cuestionando de plano y desde un principio el centralismo porteño en la persona del abogado devenido en militar.
- Suprema Junta Gubernativa de América o Suprema Junta Nacional de América, en Zitácuaro, Nueva España (México), constituida en agosto de 1811 con el liderazgo del libertador José María Morelos, que había sido precedida por el Grito de Dolores del 15 de septiembre de 1810, liderada por otro religiosa, Miguel Hidalgo Costilla, capturado y fusilado por los españoles. 

Como diría don Pedro Domingo Murillo, patriota y revolucionario altoperuano ejecutado por los españoles en la Plaza de La Paz en 1809, "la tea que dejo encendida nadie la apagará".
Hasta entonces, cada una de las Partes del Todo habían respondido simultáneamente desde sus lugares de origen al llamado de la historia común. A partir de entonces, y aunque cada parte lograría su independencia, soportaría la presión diplomática y económica de los intereses británicos en ascenso -ya lo habían intentado manu militari en 1806 y 1807 en Buenos Aires y en Montevideo-, para partir en varios pedazos esa unidad de origen, territorio, historia, lengua y cultura que España le había transferido a América como uno de sus más positivos e invalorables legados, más allá de su irreversible separación. 

De aquel Reino o Nación única, una vez independiente de España y fragmentada y separada en sus partes originales, nacerían treinta y tres "naciones", trabando hasta nuestros días su desarrollo conjunto y pujante, como en cambio lo lograrían el propio Reino "Unido" de Gran Bretaña a principios del siglo XVIII, los Estados "Unidos" de Norteamérica en el siglo XIX e incluso la "Unión Europea" en pleno siglo XX. ¿Dejará pasar Nuestra América el siglo XXI?    

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