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La Herida Silenciosa

El bullying escolar y su impacto duradero en la niñez

Más de 19.000 casos de acoso escolar se reportaron en 2024, revelando un problema persistente que afecta principalmente a niñas, niños y adolescentes en todo el país

El acoso escolar, también conocido como bullying, se caracteriza por ser sostenido en el tiempo, presentar un desequilibrio de poder entre el agresor y la víctima, y tener una intencionalidad deliberada.

El bullying es una forma de violencia. Es una de las maneras de expresar malestar, un síntoma de que algo no está bien. Es hostigamiento sistemático, intencional y busca intimidar y someter a quien es elegido como víctima. Se construye y sostiene en relaciones asimétricas de poder. Ese poder no necesariamente es real, pero quien está en inferioridad de condiciones así lo vive y no logra defenderse. Se siente humillado y desprotegido porque todas las acciones descalificatorias y agresivas se realizan delante de testigos. Se naturaliza el maltrato minimizando el dolor de quien lo sufre.

¿Cómo responder desde la escuela y el hogar?

Para combatir esta problemática social, se deben implementar estrategias preventivas en las escuelas, enfocándose principalmente en actividades que fomenten la cooperación y el desarrollo de habilidades socioemocionales para los afectados. Estas incluyen sesiones de lectura, juegos y deportes en equipo, así como asambleas escolares donde los estudiantes pueden aprender a resolver conflictos mediante el diálogo.

El impacto del bullying no se limita al ámbito escolar.  También es necesario frenar el bullying en los hogares.

Las víctimas pueden desarrollar problemas emocionales y psicológicos que perduran en el tiempo, mientras que los agresores, si no reciben intervención adecuada, corren el riesgo de perpetuar patrones de violencia en otros contextos. Por ello, la prevención y la intervención temprana son fundamentales para mitigar los efectos de esta problemática.

Por esto, "Cuando un niño o una niña sufre bullying, no solo está fallando el colegio, sino todo su entorno. Necesitamos construir comunidades donde cada estudiante se sienta seguro, valorado y escuchado".

Se deberá diseñar un plan escuela-familia para proteger a las víctimas de mayores daños emocionales y físicos asegurando que el enfoque de intervención sea siempre respetuoso, confidencial y centrado en el bienestar de la víctima. Será necesario implementar también una red de apoyo y protección integral para la víctima para asegurar la contención y abordaje de la misma.

El bullying escolar, aunque muchas veces invisible, deja huellas profundas en quienes lo experimentan. La lucha contra esta forma de violencia requiere un compromiso colectivo que involucre a toda la comunidad educativa, las familias y la sociedad en general.

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