El 80% de las trabajadoras domésticas de San Juan no están registradas
Stella Maris Zalazar, secretaria General del Sindicato de Empleadas Domésticas de San Juan, denunció que el 80% del sector trabaja sin registrar, con salarios bajos y sin derechos básicos como obra social, jubilación o ART.
Stella Maris Zalazar, secretaria General del Sindicato de Empleadas Domésticas en San Juan, alzó la voz en una entrevista en la Mil 20 con motivo del Día del Trabajador y dejó en claro que, para muchas mujeres del sector, esta jornada está lejos de ser una celebración. "Para nosotras el 1° de mayo no es un día festivo, es un día de lucha, de proclamar derechos que todavía nos niegan", afirmó con contundencia.
Zalazar recordó el origen histórico de la fecha —la masacre de trabajadores en Chicago por exigir una jornada laboral de ocho horas— y lo conectó con la situación actual de las empleadas domésticas en Argentina. Según señaló, "el 80% del sector trabaja en negro". Esto significa que no están registradas formalmente, lo que se traduce en múltiples vulneraciones: sin obra social, sin ART, sin aportes jubilatorios y sin un salario acorde.
"Muchas compañeras no tienen horario de salida, trabajan por menos del salario básico —que ya es bajo—, y encima deben costearse el colectivo para ir a cuidar casas ajenas, a veces incluso haciendo de madres sustitutas de los niños que cuidan", denunció.
La sindicalista enfatizó que su mayor preocupación hoy está centrada en las trabajadoras no registradas: "Nuestra lucha es por ellas, por lograr que se las registre, que cobren un salario digno, porque se lo merecen".
Zalazar también hizo hincapié en el congelamiento salarial del sector. Informó que desde enero no han recibido ningún aumento y que esperan que, tras la reunión del Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil, se activen las paritarias. "Estamos por entrar en el quinto mes del año con un salario de enero. No se puede vivir así", lamentó.
En un contexto económico complejo y con altos índices de informalidad laboral, el reclamo de las trabajadoras domésticas vuelve a poner sobre la mesa una deuda histórica con uno de los sectores más precarizados del país.