El déficit comercial en el primer bimestre de 2025: un riesgo para la producción y el empleo
El comercio exterior argentino registró un fuerte déficit en los primeros meses de 2025, impulsado por un crecimiento descontrolado de las importaciones. Expertos advierten sobre el impacto negativo en la industria local, las PyMEs y el empleo, mientras crece la preocupación por la falta de dólares y el riesgo de repetir crisis económicas pasadas

El comercio exterior argentino atraviesa un momento crítico. Durante los primeros dos meses de 2025, el balance entre exportaciones e importaciones dejó un déficit significativo, una situación que preocupa a los analistas y empresarios. Mientras que las exportaciones crecieron un 9,1%, impulsadas por productos agrícolas, manufacturas y energía, las importaciones aumentaron un 24,6%, con un fuerte incremento en bienes de capital (52,8%), accesorios para bienes de capital (29,4%) y bienes de consumo (47,5%). Este desequilibrio, lejos de favorecer la recuperación económica, genera una contracción en la industria nacional y amenaza la generación de empleo.
Un comercio exterior en números rojos
Jorge Berciano, consultor en comercio internacional y miembro de la consultora Unexar, dialogó con Diario El Zonda y expresó su preocupación por la falta de dólares y el impacto de esta tendencia en la economía nacional. "Es muy preocupante la escasez de dólares. Nos enfocamos mucho en los bienes que importamos y exportamos, pero olvidamos los servicios, que también tienen un rol clave en la balanza comercial. Desde enero de 2024, la sumatoria de los saldos de importación y exportación, tanto de bienes como de servicios, viene cayendo y en los últimos meses se ha tornado negativa", explicó Berciano.
El déficit acumulado en los últimos seis meses, de agosto de 2024 a enero de 2025, asciende a casi 1.100 millones de dólares, lo que impide al Banco Central acumular reservas. "Si el comercio exterior está en pérdida, ¿de dónde van a salir los dólares para sostener el crecimiento de Argentina, para pagar los insumos importados, los intereses de la deuda y nuestras obligaciones financieras?", se preguntó el especialista.
La amenaza de una apertura irresponsable de importaciones
Para Berciano, la política de apertura indiscriminada a las importaciones, junto con un dólar barato y un peso sobrevaluado, está generando una "tormenta perfecta". "Hoy las empresas tienen más incentivos para importar que para producir localmente. Y si las empresas producen menos, inevitablemente recortan mano de obra", advirtió.
El consultor trazó un paralelismo con la política económica de los años 90 bajo la presidencia de Carlos Menem, cuando la liberalización de las importaciones generó el cierre de muchas fábricas locales. "Esto ya lo vivimos. Recuerdo el caso de los pollos de Mazorín en los años ‘80: se importaron toneladas, pero el precio no bajó. Pensar que la importación masiva reducirá la inflación es un error", enfatizó.
La falta de protección a la producción nacional está afectando a diversas industrias, y las consecuencias ya comienzan a sentirse en sectores estratégicos como el vitivinícola. "En cualquier momento van a aparecer vinos chilenos en los supermercados de San Juan y Mendoza, junto con frutas secas importadas de Chile y Perú. ¿Cómo explicarle a los bodegueros locales que estamos en el camino correcto cuando sus costos están un 30% por encima del precio internacional?", cuestionó Berciano.
Impacto en las pyMEs y el empleo
Las pequeñas y medianas empresas, que generan cerca del 80% del empleo en Argentina, son las más golpeadas por esta situación. Mientras las grandes corporaciones pueden subsistir con exportaciones puntuales o estrategias financieras, las PyMEs dependen del mercado interno. Y si el mercado se llena de productos importados más baratos, muchas cerrarán o reducirán personal.
El especialista recordó el fenómeno del "Plata Dulce" de los años ‘80, cuando muchas fábricas cerraban sus puertas para dedicarse exclusivamente a la importación o a la especulación financiera. "Hoy, con las tasas de interés altas y un mercado con poca previsibilidad, muchos empresarios están optando por importar en lugar de producir. Y esto no es sostenible en el tiempo", advirtió.
La inflación: contenida pero alta
En cuanto a la inflación, Berciano considera que sigue siendo elevada a pesar de los esfuerzos por contenerla. "Actualmente, está en un 40% anual. Es difícil bajarla más con esta estructura económica y estas políticas. Se ha logrado una reducción, pero a costa de una fuerte recesión."
El problema de fondo, según Berciano, es que Argentina enfrenta una inflación alta con una producción en caída. "Si bien el crecimiento de Vaca Muerta es positivo, sus beneficios no llegan de inmediato a las PyMEs. La industria local necesita estabilidad y previsibilidad, y hoy no las tiene." En ese sentido, remarcó que "hemos vuelto cuatro años atrás, con una inflación similar pero con un país en recesión y sin consumo".
¿Cuál es el Camino a Seguir?
El mensaje para los empresarios argentinos es claro: "Aguanten". Berciano confía en que este modelo no podrá sostenerse mucho tiempo más, ya que la economía necesita equilibrar su balanza comercial para evitar una crisis mayor.
El especialista comentó que a muchos de sus clientes les aconseja que si pueden importar lo hagan porque es la única forma de sobrevivir en con las actuales políticas. De todos modos, aclaró que "son los dueños de las empresas lo que pueden mantenerse" y advirtió que "sin producción se achican los planteles y por ello se impacta en el volumen de mano de obra.