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Situación fitosanitaria

La urgencia de un programa integral para combatir la Lobesia Botrana en San Juan y Mendoza

La polilla de la vid, que ingresó desde Chile en 2010, ha provocado pérdidas considerables en los viñedos de Mendoza y San Juan. La Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) advierte sobre la necesidad de una estrategia conjunta entre el sector público y privado para frenar su avance.

Los daños de la Lobesia Botrana han crecido a lo largo de los años

El avance de la Lobesia Botrana se ha convertido en un problema crítico para la vitivinicultura en Argentina, afectando gravemente a las provincias de Mendoza y San Juan. En el tradicional Desayuno de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), el presidente de la entidad, Mario González, visibilizó la necesidad urgente de implementar un programa integral de lucha contra esta plaga que amenaza la producción de uva y, en consecuencia, a toda la cadena de valor vitivinícola. El planteo se hizo ante las autoridades de la Secretaría de Agricultura de  la Nación y de los gobiernos provinciales  vitivinícolas.

Un problema en crecimiento
La Lobesia Botrana, conocida como la polilla de la vid, se detectó por primera vez en Mendoza en 2010, ingresando desde Chile debido a controles cuarentenarios insuficientes. Posteriormente, la plaga se expandió a la provincia de San Juan, con sus primeros focos registrados en los departamentos de 25 de mayo y Sarmiento. Desde entonces, su presencia se ha intensificado, provocando pérdidas significativas en los cultivos.
El presidente de la COVIAR hizo hincapié en la necesidad de coordinar esfuerzos entre los sectores público y privado, ya que la lucha contra la plaga requiere de un abordaje integral. "El problema no se soluciona si una provincia actúa y la otra no, o si un productor realiza un tratamiento y su vecino no lo hace. Es un problema de toda la vitivinicultura argentina y necesitamos una estrategia coordinada", enfatizó González.

Un tratamiento conjunto y coordinado
La magnitud de los daños es alarmante. Según estimaciones preliminares, las pérdidas en algunos viñedos pueden oscilar entre el 30% y el 50% de la producción. Sin embargo, la dispersión de la plaga y la falta de un relevamiento unificado dificultan obtener cifras precisas sobre su impacto total.
Para enfrentar esta amenaza, es imprescindible la participación de organismos nacionales y provinciales. SENASA, junto con los gobiernos de Mendoza y San Juan, debe liderar la implementación de un plan de acción que incluya monitoreos constantes, aplicación de medidas de control y asignación de recursos. Asimismo, es clave que el sector privado se sume activamente a esta iniciativa, colaborando en la ejecución de estrategias efectivas de control y mitigación.

Un desafío que requiere respuestas urgentes
Más allá de la discusión sobre la distribución de costos, lo fundamental es que se establezca un programa integral y sostenible en el tiempo. "El recurso tiene que estar coordinado entre todos, con el gobierno nacional y las provincias involucradas. No podemos seguir postergando decisiones mientras la plaga sigue avanzando", advirtió González.
La urgencia de esta problemática también se extiende a otras regiones productoras del país, como La Rioja y las provincias del norte, donde aún no se han detectado focos, pero que deben reforzar sus controles para evitar su propagación.

El sector vitivinícola argentino enfrenta un desafío crucial que pone en riesgo su producción y competitividad. Sin una estrategia efectiva y coordinada, la Lobesia Botrana seguirá generando estragos en los viñedos. La implementación de un plan nacional de acción es la única vía para proteger la calidad y el volumen de la cosecha, garantizando la sostenibilidad de una actividad clave para la economía de Mendoza, San Juan y de todo el país.

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