San Juan da un paso histórico con el primer censo completo de su población carcelaria
Con más de 1.600 entrevistas realizadas, el censo tiene como objetivo crear políticas más efectivas para la reinserción social y laboral de los internos, abordando tanto su situación personal como estructural.
El Servicio Penitenciario Provincial de San Juan llevó a cabo un censo inédito con el objetivo de conocer de manera precisa las características, necesidades y problemáticas de la población carcelaria. Con la dirección deEnrique Delgado y la coordinación de la Magíster Gabriela Tomsig, esta iniciativa se propuso crear una base de datos científica y detallada que permita ajustar las políticas penitenciarias a las realidades sociales y laborales de los internos, y, de este modo, fortalecer los pilares de la reinserción social.
Un diagnóstico profundo de la población penal
Según Enrique Delgado, director del Servicio Penitenciario Provincial, la implementación del censo fue una necesidad para poder comprender "dónde estamos parados" en cuanto a las personas privadas de libertad. "El objetivo no es solo tener una auditoría, sino conocer la historia de vida de los internos, su situación demográfica, educativa, laboral, y familiar", explica Delgado. Con esta información, se busca mejorar las condiciones laborales y educativas dentro del sistema penitenciario, y también abordar cuestiones estructurales de infraestructura.
Uno de los hallazgos más llamativos fue el perfil de la población penal: más del 70% de los internos tiene entre 18 y 45 años, y un alto porcentaje de ellos presenta una trayectoria laboral inestable y precaria, con un promedio de 10 trabajos informales a lo largo de su vida. Además, un dato alarmante es que el 7% de la población penitenciaria es analfabeta. La mayoría de los internos también presenta un bajo nivel educativo, con el 86% de los casos entre primaria incompleta y secundaria incompleta, lo que destaca la necesidad urgente de mejorar los programas educativos dentro del sistema penitenciario.
Otro aspecto relevante que emerge del censo es el elevado porcentaje de personas que comenzaron a trabajar a edades muy tempranas, y muchos de ellos en condiciones de trabajo infantil. "El 45% de los internos empezó a trabajar entre los 5 y los 14 años", señala Delgado, lo que muestra cómo la falta de contención en los primeros años de vida ha sido un factor determinante en la exclusión social y la posterior criminalización de estas personas.
Los resultados del censo y su impacto en las políticas penitenciarias
Por su parte, la Magíster Gabriela Tomsig, coordinadora de las prácticas académicas y del censo, resalta que el trabajo de campo involucró a 27 estudiantes de la carrera de Sociología, quienes realizaron las entrevistas a más de 1.600 internos durante un proceso que se extendió entre mayo y agosto de 2024. El censo, realizado en conjunto con el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de San Juan, se basó en un cuestionario amplio que cubrió áreas como salud, educación, trabajo, vivienda, y redes de apoyo.
"El censo no solo se enfocó en la situación educativa y laboral, sino también en aspectos sociales más amplios, como la salud, las redes familiares y las condiciones de vivienda. Con estos datos, podemos empezar a trabajar de manera más específica en cada área", comenta Tomsig. Uno de los objetivos más relevantes es que los internos puedan contar con oficios y una formación educativa que les permita una reinserción laboral efectiva una vez que recuperen su libertad.
A nivel personal, Tomsig considera que el censo tiene un valor histórico, ya que nunca antes se había realizado algo similar en el ámbito local, y las últimas estadísticas de este tipo datan de principios del siglo XX. "Este censo es un instrumento valioso que nos ayudará a mejorar la calidad de vida dentro del sistema penitenciario y, más importante aún, nos permitirá diseñar políticas públicas más eficaces para la reinserción social de las personas privadas de libertad", asegura.
Desafíos y proyecciones a futuro
Uno de los principales desafíos que surgen del censo es la integración laboral de los internos una vez que cumplan su condena. A pesar de la capacitación en oficios y la educación formal que se intenta brindar, existe una gran dificultad para que los egresados del sistema penitenciario encuentren empleo en la sociedad. "El rol de la sociedad es fundamental. Si damos herramientas de trabajo y formación a estas personas, pero el mercado laboral no está preparado para recibirlas, el ciclo de reincidencia se sigue repitiendo", alerta Delgado. Por ello, la colaboración con empresas y entidades gubernamentales y no gubernamentales es crucial para que los internos puedan tener una salida laboral digna y sostenible.
Delgado también enfatiza la importancia de una "red de contención" que involucre a las familias de los internos y a la comunidad. "Es esencial que los familiares sean parte de este proceso. Cuando alguien sale de prisión, no puede estar solo, necesita apoyo social, laboral y emocional para evitar volver al circuito delictivo", concluye el director del Servicio Penitenciario.
Un primer paso hacia la inclusión
Este censo no solo ha servido para obtener datos valiosos sobre la población penitenciaria, sino que también ha puesto en evidencia la necesidad de políticas públicas más inclusivas y adaptadas a la realidad de las personas que atraviesan el sistema penitenciario. Si bien el panorama es complejo, los primeros pasos para mejorar la reinserción social y laboral ya están en marcha, y el Servicio Penitenciario de San Juan continúa trabajando para transformar estos datos en acciones concretas.
La próxima fase del proyecto consistirá en implementar mejoras específicas en cada área que el censo ha identificado, mientras que se continúa realizando un seguimiento exhaustivo para evaluar los avances y los cambios en las condiciones de vida de las personas privadas de libertad.