Emar Acosta, primera legisladora de América Latina
Abogada y defensora de los derechos de las mujeres, su legado se refleja en su lucha por la educación laica, el divorcio y la protección de la infancia.
De acuerdo a la normativa de la Constitución provincial de 1927, Emar Acosta fue la primera legisladora elegida por voluntad popular en toda la historia de la Argentina y América Latina. El Auditorio del Senado de la Nación lleva su nombre debido precisamente a esa circunstancia.
Riojana de nacimiento, había obtenido a los 26 años el título de abogada en Buenos Aires. Una vez radicada en San Juan, obtuvo la matrícula Nro. 1 del Foro de Abogados. Durante el gobierno de Aldo Cantoni ocupó el cargo de Defensora de Menores, llegando a ser la primera jueza de la provincia. Tiempo después, por disidencias con el cantonismo renunció a su cargo, incorporándose al conservadurismo local, aunque continuó no obstante su lucha por los derechos civiles relacionados con la mujer.
Situación política y social
Paradojas y contradicciones de nuestra compleja vida política institucional, ninguna de las tres gestiones cantonistas llegaría a cumplir los cuatro años de mandato popular. Ni el gobierno de Federico Cantoni de 1923 ni el de Aldo de 1926 ni tampoco el segundo mandato de Federico de 1932.
El 21 de febrero de 1934 una contrarrevolución depuso a Federico Cantoni, situación que, después de una breve intervención del Poder Ejecutivo Nacional, llevó a realizar nuevos comicios ese mismo año. En esas elecciones en las que accedería al gobierno provincial el Partido Demócrata Nacional, fue elegida Diputada Provincial Emar Acosta por ese partido.
La reivindicación sufragista del cantonismo, en cuyo gobierno Emar Acosta cumplió su primera experiencia política y profesional, puede explicarse por el hecho de que la Unión Cívica Radical Bloquista era la expresión de los sectores sociales marginados de la política, condición en la que se encontraban las mujeres como colectivo, de la que formaban parte sectores obreros ligados a la vitivinicultura en cuya actividad las mujeres conformaban una parte importante como vendimiadoras, paseras y empacadoras de uva en fresco, sin olvidar que el cantonismo sostenía a la vez la idea de una profunda transformación política, económica y social.
Tampoco sería ajeno a ese carácter reivindicativo de la mujer, la cercanía de Federico Cantoni con Alicia Moreau de Justo –gran luchadora por los derechos femeninos- cuando ambos eran estudiantes de Medicina en la Universidad de Buenos Aires. A través de ella, Cantoni conocería a Juan B. Justo, esposo de Alicia y fundador del Partido Socialista en la Argentina.
Del mismo modo, tanto la creación de escuelas profesionales de artes y oficios, las escuelas nocturnas y las granjas escuela para ambos sexos, como la dignificación y regularidad en los salarios del magisterio, donde había una cantidad importante de mujeres, estaban estrechamente relacionadas con el carácter reivindicatorio del cantonismo, tras cuyas ideas se alineó en un primer momento Emar Acosta.
Las luchas de Emar
Por supuesto, su lucha reivindicatoria de las mujeres no le resultaría fácil ni estaría exenta de problemas. Para empezar, se produciría su distanciamiento del bloquismo y su incorporación al Partido Conservador. De alguna manera, su militancia feminista progresista parecía contradecir su nueva militancia conservadora. Seguramente creyó que desde ese lugar podría seguir luchando de la misma manera por sus congéneres.
Desde su gestión como funcionaria fue partidaria de la educación laica y del divorcio, firme protectora de la maternidad y la niñez y se distinguió por la defensa de todos los derechos de la mujer. Por su iniciativa se creó el Patronato de Presos y Liberados y el Patronato de Menores de la provincia. También llevó adelante iniciativas tales como la nacionalización de la Escuela Hogar Agrícola, la creación de comedores populares, la defensa de los salarios, la construcción de viviendas para obreros, la reforma de los códigos provinciales y la formación de un consultorio médico ambulante. Así también fundó la Asociación de Cultura Cívica de la Mujer Sanjuanina, fue docente en el Liceo de Señoritas y en el Colegio Nacional de San Juan y presidió el Colegio de Abogados de San Juan.
Tras cumplirse su primer mandato como legisladora en 1938, y a pesar de los graves enfrentamientos dentro del Partido Demócrata por la sucesión del gobernador Juan Maurín y de las nuevas intervenciones del Poder Ejecutivo Nacional (1938 a 1942), Emar Acosta fue nuevamente elegida diputada provincial a fines de 1941, apoyando la gestión de los nuevos gobernantes elegidos en San Juan durante la presidencia de Ramón Castillo: Pedro Valenzuela y Horacio Videla.
En su nueva gestión como Diputada, dirigió la transformación del Banco de la Provincia de San Juan en una entidad mixta (hasta entonces había sido solo estatal). Su segundo mandato como legisladora provincial fue interrumpido por el golpe de Estado de junio de 1943.
Su larga y combativa gestión como legisladora estuvo marcada por continuos conflictos y fue arrestada varias veces, en clara violación de sus fueros parlamentarios.
En 1951 volvería a ser candidata a Senadora Nacional, pero fue ampliamente derrotada por el peronismo, movimiento político que en 1947 le había otorgado el derecho a elegir y ser elegidas a todas las mujeres argentinas. Emar Acosta falleció en San Juan en 1965.