Los logros de Menotti y el pico de su carrera
Un repaso por el logro más importante de la carrera de Menotti como DT, en el día de su muerte.
César Luis Menotti, el legendario estratega del fútbol argentino, siempre consideró la conquista del Mundial de 1978 como el punto culminante de su carrera, una celebración que él interpretó como un tributo al estilo tradicional del fútbol argentino. Sin embargo, esta gloriosa época contrastó con un oscuro telón de fondo político que salió a la luz años después, cuando los militares abandonaron el poder.
La consagración en el Mundial de 1978 marcó el fin de un ciclo que transformó el panorama del fútbol argentino. Menotti, quien previamente había llevado al Huracán a su único título en 1973, se unió al equipo nacional después del descalabro en el Mundial de 1974. Desde entonces, bajo su dirección, la selección albiceleste se convirtió en la prioridad absoluta, logrando reconocimiento incluso antes de levantar la copa.
Durante su mandato, el equipo enfrentó a las potencias europeas y participó en numerosos amistosos con equipos sudamericanos, ya que como anfitrión, Argentina no tuvo que pasar por las Eliminatorias sudamericanas. Así se gestó el camino hacia la histórica conquista de 1978.
Menotti siempre defendió su postura ante los cuestionamientos que rodearon aquel Mundial, separando el fútbol de la política: "Hablar de fútbol y dictadura es sacar los temas de contexto", declaró en ocasiones. Criticó la falta de un análisis más profundo sobre los gobiernos civiles que precedieron a la dictadura y rechazó la idea de que el pueblo argentino se dejara cegar por el éxito deportivo mientras ignoraba la realidad política.
A pesar de las controversias que rodearon el Mundial de 1978, Menotti será recordado como el pionero que llevó a la Selección argentina a lo más alto. Su carrera estuvo marcada por otros logros destacados, incluyendo su exitoso paso por el Barcelona de España en la temporada 1982-1983, donde conquistó varios títulos.
Menotti no escapó de la crítica hacia el poder político que se aprovechaba del deporte, reconociendo que fue utilizado en cierta medida. Sin embargo, destacó la doble vara con la que se juzgaba a los deportistas en tiempos de dictadura, señalando que mientras algunos como Carlos Monzón y Guillermo Vilas eran celebrados, los jugadores de la selección argentina enfrentaron un escrutinio mucho más severo. Su legado como entrenador y su compromiso con la verdad y la justicia lo convierten en una figura inolvidable en la historia del fútbol argentino.
