Mama Antula: La Primera Santa Argentina, un Legado de Espiritualidad y Devoción

Este domingo marcará un hito en la historia religiosa de Argentina, ya que María Antonia de Paz y Figueroa, conocida cariñosamente como "Mama Antula", será canonizada como la primera santa del país. La ceremonia, que tendrá lugar en la Basílica de San Pedro en el Vaticano y será presidida por el papa Francisco, contará con la presencia del presidente Javier Milei, destacando la importancia nacional de este acontecimiento.

Mama Antula, nacida en 1730 en Silipica, Santiago del Estero, desafió convenciones desde una edad temprana. A los quince años, comunicó a su padre su decisión de no casarse ni convertirse en monja, marcando así el inicio de un camino singular. A los veinte años, se unió a los jesuitas y se convirtió en beata, colaborando activamente en la promoción y organización de los ejercicios espirituales fundados por San Ignacio de Loyola.

La vida de Mama Antula estuvo marcada por la dedicación a la espiritualidad y el servicio a los demás. Cuando los jesuitas fueron expulsados del imperio español, emprendió un viaje de casi 5.000 kilómetros a pie por el virreinato del Perú, llevando consigo los ejercicios espirituales por los territorios de las actuales provincias de Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y Córdoba. Finalmente, se estableció en Buenos Aires, donde fundó la Santa Casa de Ejercicios, uno de los edificios más antiguos de la ciudad, y popularizó los ejercicios espirituales entre la comunidad.

La devoción y el legado de Mama Antula perduran hasta nuestros días. Sus restos descansan en la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, en Buenos Aires, y su influencia es reconocida tanto por historiadores como por devotos. Alicia Fraschina, doctora en historia y autora de varias obras sobre la beata, destaca la excepcionalidad de su figura en la historia argentina del siglo XVIII, subrayando su reconocimiento a nivel mundial.

Por su parte, la licenciada en historia Graciela Ojeda de Río señala los numerosos relatos de curaciones atribuidas a Mama Antula, detallando los dos milagros reconocidos por la Iglesia que han llevado a su canonización. Uno de ellos, la sanación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador en 1904, ha sido clave en este proceso.

La beatificación de Mama Antula en 2016 en Santiago del Estero marcó un primer paso hacia su canonización, un proceso que culminará este domingo en Roma con su declaración como santa. Su vida y legado continúan inspirando a millones de personas, no solo en Argentina, sino en todo el mundo, demostrando el impacto perdurable de una mujer dedicada a la fe y al servicio a los demás.

El testimonio del milagro

Claudio Perusini, estuvo en coma durante 5 meses y no se esperaba que salga de ese momento. Su esposa, no perdió la fe, y le rezó a Mama Antula. 

 
"Parte de mi cerebro está en blanco, pero opera con otras partes. Qué se yo. Acá estoy", confesó Claudio en su encuentro con los periodistas de AM 840 Salta. 

Claudio estuvo internado un largo tiempo, y durante su rehabilitación, no sabía dónde estaba. Un amigo del secundario, que luego fue obispo, fue a visitarlo y le llevó la estampa de Mama Antula. 

 
 
Esta imagen desapareció, pero el día que salía de estar internado, encontraron la imagen. "El día que parecía que me moría, el Papa llamó a mi madre, que estaba muy mal. Mi vieja se murió y nunca supe de qué hablaron. Todo me lo contaron meses después", contó Claudio. 

María Laura Baranda, esposa de Claudio, también estuvo presente en este programa especial sobre Mama Antula. "No esperábamos la santificación de Mama Antula tan rápido. Vamos a ir a Roma, para estar presentes en la santificación", contó la mujer.

"Cuando uno se acerca a los lugares donde estuvo Mama Antula, es cuando se toma dimensión de lo que genera esa mujer", expresó la esposa de Claudio que recordó el momento en que su marido tuvo el accidente cerebrovascular, que tuvo en Santa Fe, cuando estaban de visita en la casa de su suegra. 

"Claudio jamás supo lo que le pasó. Siempre estuvo inconsciente y la enfermera que me acompañó me dijo que nos preparemos porque era un duro camino el que nos esperaba. Fue monseñor Ernesto Gionvando fue quién lo visitó, era compañero del secundario. Lo visitó y fue quien dejó la estampita y me contó de Mama Antula", recordó María Laura. 

"Fueron ellos lo que rezaron por él, junto a mi familia. Al día siguiente, la estampita no estaba, y aparece la imagen cuando salió de la terapia intensiva. Con el paso del tiempo, pedí por Claudio y cuando vi que mejoraba, también pedía por la santificación de Mama Antula", agregó.