Para Lozano, romper con el Vaticano "es una idea tan descabellada"

Luego de las elecciones del pasado domingo, los anteriores dichos de Javier Milei sobre el Papa y también lo que dijo Alberto Benegas Lynch en el cierre de candidatura del libertario respecto a romper relaciones diplomáticas con el Vaticano, ha generado y sigue generando un fuerte ruido en la comunidad católica. Incluso hay quienes piensan que los dichos del propio Venegas Linch, ídolo en lo intelectual de Milei, le jugó en contra. En medio de la tensión que se generado en torno a este tema, Zonda TV , dialoga con Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), no sólo para conocer su postura, sino también para entender qué implica una rotura en la diplomacia entre ambos estados.

"Por un lado, estoy sorprendido con mucho dolor. Esas expresiones no las había escuchado en ningún otro lugar del mundo. Tratar al Papa de Satanás, decir las cosas que se han dicho de él: que es comunista, que aprueba la tortura, etcétera. Me han dolido mucho, este tipo de expresiones", introduce el máximo referente de la iglesia en Cuyo.

¿Qué implica romper relaciones diplomáticas con el Vaticano?

Respecto a lo que dijo Venegas Lynch sobre cortar relaciones diplomáticas con el Vaticano, monseñor Lozano retoma que "puso como ejemplo algo que sucedió en la época del presidente Roca en Argentina". Puntualmente señala que "esto es no conocer el derecho internacional que ha tenido avances importantísimos desde la presencia de General Roca hasta estos días. Sobre todo, después de la Segunda Guerra Mundial, hubo desarrollos muy importantes en las relaciones nacionales".

En particular, Lozano remarca que "los vínculos que tiene nuestro Estado y muchos otros con el Estado del Vaticano obedecen a concordatos que llevan muchas décadas de elaboración y que no se pueden desconocer por un decreto o simplemente un enojo del momento".

Además, el Secretario General de la CELAM expone que "particularmente pienso que eso es una idea tan descabellada que, difícilmente se puede llevar a cabo. Aún si se llegara a dar esto, los concordatos y los acuerdos que nosotros, como Estado, tenemos con el Estado Vaticano, implican, por un lado, el poder tener posturas en común en Naciones Unidas respecto al cuidado del ambiente, de los derechos humanos. También estos acuerdos implican la autorización para el ingreso en Argentina de personal misionero. Estamos hablando de varones y mujeres que vienen para dar predicación y poder realizar servicios de distinto orden, vinculados a los servicios sociales, la catequesis, entre otras cosas".

Para concluir, lozano destaca que "sería un serio retroceso y una mala señal a nivel internacional respecto a la Argentina como estado moderno en los vínculos con otros Estados también de la región".

Para entender esto último, vale agregar que el representante que designa la "Santa Sede" suele ser una especie de coordinador entre embajadores de distintos países a la hora de acordar votaciones en el marco de la ONU, por eso, Lozano pone el foco en el vínculo con otros Estados de la Región.

La diplomacia del Vaticano en la historia argentina

Argentina estableció relaciones diplomáticas con el Vaticano en 1957. El acuerdo permitió la designación de embajadores por ambas partes y sentó las bases para una cooperación más estrecha en asuntos de interés mutuo.

Otro punto a destacar es que la diplomacia vaticana es considerada como una de las mejores del mundo y que juega un papel importante en la resolución pacífica de conflictos que pueden ser bélico. Un ejemplo en la historia de Argentina es la intervención del Papa Juan Pablo II, que desempeñó un papel importante como mediador en el conflicto entre Argentina y Chile conocido como la "Crisis del Beagle". Esta crisis se centraba en la disputa de soberanía sobre tres islas en el canal de Beagle, una región rica en recursos naturales y estratégicamente importante. Juan Pablo II envió una carta a los líderes de ambas naciones y designó al cardenal Antonio Samorè como mediador en el conflicto. El 29 de noviembre de 1984, Argentina y Chile firmaron el "Tratado de Paz y Amistad", que puso fin a la crisis y estableció una resolución pacífica a la disputa.