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Mundial 1982

Y una noche, el vóley se reveló contra la dictadura

El 15 de octubre,  la Selección Argentina derrotó a Japón en el Luna Park obteniendo el tercer puesto en el torneo. Esa noche también,  el público que presenció el histórico partido se reveló contra la dictadura militar que gobernaba el país.

La Selección Argentina que obtuvo el tercer puesto en el Mundial de 1982.

Corría octubre de 1982. La dictadura militar que gobernaba al país desde marzo de 1976 estaba llegando a su fin. La dolorosa derrota en Malvinas fue su sentencia de muerte. Los partidos políticos comenzaban a tomar protagonismo en la vida pública exigiendo la vuelta de la democracia. Los gremios salían a la calle reclamando que se mejorara la deplorable situación de los trabajadores. Los problemas económicos y sociales se sumaban uno tras otro.

El presidente Reynaldo Bignone, que a la postre sería el último defacto, junto con su gabinete, no encontraba solución a los múltiples planteos que le efectuaba la sociedad, agobiado además por las divisiones y peleas que existían en el seno del Ejército.  El ocaso del gobierno militar se podía vislumbrar en cualquier rincón de Argentina, incluso hasta en un partido de vóley, un deporte que hasta ese momento no era muy popular para los argentinos.

Luego de muchas idas y venidas debido a la situación que atravesaba el país en esos momentos, la FIVB (Federación Internacional de Voleyball) resolvió otorgar la organización del campeonato mundial  a la Argentina. La decisión la tomó dos meses y medio antes de la fecha prevista para el inicio, octubre de 1982.

En el torneo participarían 24 selecciones de todo el mundo. Desde la cúpula militar no se puso ningún tipo de objeción a la organización debido a la falta de popularidad del vóley. La competencia pasaría casi inadvertida dentro de la grave situación que atravesaba la sociedad. Pero se equivocaron. Los culpables de echar por tierra las presunciones de los militares fue un grupo de jóvenes conducidos por un técnico surcoreano, grupo que marcará una bisagra en la historia del vóley argentino.

La Selección obtuvo la medalla de Bronce al vencer a Japón.

Dicho proceso, que cambiaría el vóley en el país, se inició en 1975, un año antes de que los militares irrumpieran en el poder. El punto de partida lo marcó  la asunción del surcoreano Young Wan Shon como entrenador del seleccionado argentino. El nuevo técnico cambió la modalidad del entrenamiento, muchos de los cuales duraban hasta 6 horas, lo que no era bien visto por  jugadores y dirigentes.

El asiático ponía mucho énfasis en la repetición, la dinámica y la disciplina.  Además, comenzó a trabajar con los juveniles, decisión que con el tiempo dio sus frutos, una brillante generación de jugadores cuya máxima conquista fue una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988.Shon les decía a sus muchachos: "Ustedes enseñar idioma, yo enseñar vóley".

Sin embargo, los resultados de las giras previas al certamen que se realizó en tierras argentinas no fueron demasiados alentadores. Sin embargo el técnico asiático mantenía el optimismo.  

El surcoreano no estaba desacertado. El comienzo del torneo le dio la razón. Sus muchachos vencieron a Túnez 3 a 0, en su debut mundialista, partido que se jugó el 2 de octubre, para posteriormente derrotar a México 3 a 1 y caer ante Japón, una de las potencias del deporte. Los tres partidos tuvieron como escenario el microestadio de Newell"s Old Boys.

Raúl Quiroga, uno de los sanjuaninos que integró la plantilla junto a Leonardo Wiernes, expresó : "El apoyo del público nos potenció, no esperábamos un boon tan grande".

La Albiceleste contó con un gran apoyo del público rosarino y también en el Luna Park.

 Ese aliento se hizo sentir aún más durante la segunda fase del campeonato que tuvo lugar en el Luna Park de Buenos Aires, fase en donde los locales vencieron sucesivamente a Corea del Sur, Canadá, Alemania Oriental y China, logrando el boleto a semifinales en donde cayó ante la Unión Soviética, que finalmente se convirtió en el campeón al vencer en el partido decisivo a Brasil.

El 15 de octubre, en el mítico estadio de Bouchard y Corrientes, Argentina derrotó a Japón 3 a 0, en el partido correspondiente al tercer puesto, logrando subir al podio, el objetivo tan deseado. Esa noche marcará un punto de inflexión en la  historia del deporte en el país.

También esa noche, el vóley se reveló contra la dictadura. Las 20 mil personas que colmaron el Luna, además del silvar al vicealmirante Carlos Alberto Lacoste que se encontraba presente en el estadio, cantaron en varios pasajes del partido "el que no salta es militar", a lo que le siguió "se va a acabar la dictadura militar".

El grito del vóley  pronto se extendió a las calles y a otros estadios del país. No fue en vano. En diciembre de 1983, un año y meses después de ese grito de libertad, Raúl Ricardo Alfonsín asumía la presidencia de la República. La dictadura militar había llegado a su fin, la democracia florecía en Argentina.

Dos sanjuaninos integraron el equipo argentino, Raúl Quiroga y Leonardo Wiernes.

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