Un Mundial que comenzaba, una guerra que terminaba
El 13 de junio, la Selección Argentina debutó en el torneo que se jugó en España. Al día siguiente, los tropas argentinas se rendían en Malvinas, hecho que puso fin al conflicto armado con Gran Bretaña.
El 2 de abril de 1982, las tropas argentinas desembarcaron en Malvinas, recuperando las islas usurpadas por los ingleses. Mientras los argentinos festejaban en Plaza de Mayo y aplaudían a Leopoldo Galtieri, presidente de facto del país, quien desafiaba a los usurpadores desde el balcón de la Casa Rosada con la famosa frase: "Si quieren venir, que vengan, les presentaremos batalla", la Selección Argentina se preparaba para disputar el Mundial que se jugaría en España, torneo en donde defendería el título obtenido en 1978.
A medida que transcurrían los días y la guerra era inevitable, ya que la flota inglesa navegaba hacia el Atlántico Sur, surgió la posibilidad de que la Selección Argentina no participara en el campeonato mundial.
Esa opción fue desechada rápidamente, cuando el presidente de la AFA, Julio Grondona, señaló que "Argentina se presentará, salvo si decide lo contrario la Junta Militar. Tan sólo en caso de una agravación considerable se podría contemplar una renuncia".
Dos semanas antes del Mundial, cuando los ingleses ya habían desembarcado en Malvinas y marchaban hacia Puerto Argentino, el gobierno militar sostuvo que no existían razones para que la Selección no concurriera al Mundial.
Una de las pocas voces que se alzaron contra esta decisión fue la de Alfredo Di Stéfano, el argentino que brilló en el Real Madrid, al sostener que "no era lógico que mientras unos se juegan la vida en Malvinas, otros participen en el Mundial para entretener a la gente".
En Londres, un grupo de parlamentarios le solicitaban al gobierno británico que pidiera la expulsión de la Selección Argentina del Mundial, idea que no prosperó en los escritorios de la FIFA.
La decisión estaba tomada y por primera vez en la historia, dos naciones que estaban en guerra, intervendrían en un Mundial de Fútbol.
Antes de viajar, el gobierno militar le repartió al equipo dirigido por César Menotti una serie de instructivos en donde se les indicaban cómo deberían responder a las preguntas sobre la guerra.
El sábado 12 de junio, un día antes del debut de la Selección ante Bélgica, las tropas inglesas iniciaron su ofensiva final con el objetivo de recuperar Puerto Argentino.
El domingo 13, mientras los británicos conquistaban los montes Dos Hermanas y Harriet, la Albiceleste debutaba con una derrota ante los belgas por la mínima diferencia. En el estadio Camp Nou del Barcelona, en donde se disputó el encuentro, se pudieron observar decenas de banderas argentinas con la leyenda "Malvinas Argentinas".
Al día siguiente, se produjo la rendición de las tropas argentinas en Malvinas, marcando el fin de una guerra que duró 74 días y dejó un saldo de 649 argentinos y 255 británicos muertos.
Finalizado el Mundial de España, el capitán de aquel equipo argentino, Daniel Passarella, afirmó: "No debí haber jugado el Mundial del 82. En Malvinas muchos chicos murieron y yo, como capitán, debí hacer algo para que no entráramos a la cancha".
