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En la previa del Superclásico

Una hecatombe..., el primer Boca- River de la era profesional

 El 20 de septiembre de 1931 se disputó el partido correspondiente a la última fecha de la primera rueda del torneo.  Menos de 30 minutos duró el juego que presenciaron 50 mil espectadores.

Los jugadores de River, con camisetas a rayas verticales, le protestan al árbitro Escola. La policía intenta proteger al juez.

La vieja cancha de Boca fue el escenario del primer Boca- River de la era profesional el 20 de septiembre de 1931. El partido duró menos de 30 minutos y marcó un punto de inflexión en el que se convertiría en el Superclásico del fútbol argentino. Lo sucedido esa tarde hace 92 años acrecentaría la rivalidad que ya existía entre ambos equipos y que había comenzado en la Dársena Sur del puerto de Buenos Aires. 


Desde horas tempranas de la mañana la gente comenzó a llegar al estadio para ver el partido correspondiente a la última fecha de la primera rueda del "Campeonato Argentino de Football". El encuentro preliminar, en donde se enfrentaba la segunda división de los dos clubes, se suspendió 30 minutos antes del pitazo final cuando jugadores de ambos equipos se trenzaron en una pelea, que finalizó con el abandono del equipo visitante del campo de juego.


El ambiente quedó enrarecido entre los 50 mil espectadores que coparon el estadio. Un grupo enardecido de simpatizantes intentó incendiar parte de las tribunas de madera, lo que obligó a que el partido de primera división comenzara antes del horario fijado previamente.


A los 16 minutos, la nueva figura de River, Carlos Peucelle, cuya contratación a Sportivo Buenos Aires por una cifra importante de dinero para la época dio origen al mote de Millonarios, puso en ventaja al equipo visitante con un potente derechazo que superó al arquero Domingo Fossati.


En desventaja, Boca salió a buscar el empate. A los 27 minutos, el delantero local Francisco "Pancho" Varallo fue derribado en el área. El árbitro Enrique Escola no dudó en cobrar penal, decisión que fue protestada por los jugadores de River.


El propio "Pancho" fue el encargado de ejecutar la pena máxima, pero el remate del delantero fue desviado por el arquero visitante Jorge Iribarren, quien también logró detener el rebote, pero en el tercer intento, Varallo chocando con el arquero logró mandar el balón al fondo del arco.


Escola señaló inmediatamente el centro del campo, convalidando el gol. En ese momento se produjo una hecatombe, una sucesión de hechos bochornosos. Mientras Iribarren seguía tendido en el piso, producto del choque con el delantero, los jugadores de River le reclamaron airadamente al árbitro la validez del tanto.

El partido duró menos de 30 minutos.


Ante las quejas, el juez expulsó del campo a tres jugadores de la visita: Lago, Bonelli y Balvidares, que se negaron a dejar el campo de juego. Como las protestan seguían, el árbitro se encerró en su vestuario aduciendo que los tres expulsados lo habían agredido a puntapiés.


Los dirigentes de Boca y River, incluso un funcionario municipal, trataron de persuadir a Escola para que volviera al campo y el partido continuara. Sin embargo el juez se mantuvo inflexible en su postura y el match no prosiguió.


Días más tarde, el Tribunal de Penas le dio el partido ganado a Boca por 1 a 0. En enero de 1932, en la última fecha del campeonato, los clásicos rivales se volvieron enfrentar en la vieja cancha millonaria de Alvear y Tagle. En esa ocasión se pudieron jugar los 90 minutos. Boca ganó 3 a 0, convirtiéndose en el primer campeón de la era profesional.

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