Una familia de nariz roja
El arte de entretener corre por las venas de "Gato", el payaso que sube cada fin de semana al escenario del Cirque XXI. Quinta generación de cara blanca y zapatos gigantes, este "niño" tiene por objetivo hacer reír a todo aquel que se encuentre en la carpa.
Gato y Gatita, son Julio y Camila, padre e hija, son irreverentes y divertidos, son actores, comediantes y los payasos de Cirque XXI. Tienen la tarea de atrapar y hacer reír, a todo el público que esté en la carpa. Junto al mayor de ellos, Manuel, irrumpen en la escena para dar inicio a dos horas de espectáculo circense.
Son una familia, que vive entre maquillaje y prendas llamativas, calzan chalupas (zapatos gigantes) y según explican eligen sin dudar esa profesión, la de ser payasos.
"Ser payaso es lo más lindo del mundo. Somos quinta generación, en nuestra familia sólo existen los payasos y no hay cosa más linda que hacer reír al público sanamente", remarcó Gato ante el micrófono de Zonda TV. "Mi papá es payaso, mi abuelo es payaso y mis primos también", acotó con una sonrisa Gatita.
Esta familia que recorre el mundo con la cara pintada y la inocencia del payaso clásico, destaca que al vivir en los escenarios de distintos circos, se consideran "turistas pagos", ya que "absorben" un poco de cada cultura. "El circo es algo muy lindo, muy grande. Nos permite conocer norte, centro y sur de América, también hemos estado en parte de Europa y la Argentina toda, además de permitirnos trabajar con artistas de distintas nacionalidades, como payasos chinos o rusos", destacó el artista.
"Esto nos llena de cultura, aprendemos sobre sus lugares y también idiomas. Esto es bonito, es como una segunda escuela", dijo.
Gato sostuvo que compartir escenario con su hija es algo muy especial, e incluso recordó que el día que nació Camila, se encontraba en medio de una función con el Circo Serbian. "Estaba en plena temporada en Mar del Plata en 2011. Ella nacía y yo estaba siendo payaso".
Si bien su vida pasa entre maletas, camiones y pasajes. Tienen sus casas fijas en Buenos Aires y su Chile natal, donde pasan el mes de diciembre, que es el único mes que el payaso descansa, porque "enero ya es tiempo de ensayo para comenzar a girar con el circo".
En cuanto a las funciones que hoy presentan, Gato señaló que tienen "carisma y profesionalismo", ya que cada una de sus rutinas están ensayadas y adaptadas a cada público. "Nunca una función es igual a la otra", por lo que cada día en el circo tiene variantes en escena.
Estos payasos, traen un espacio del circo clásico, de alegría y diversión para grandes y chicos. En un mundo globalizado y atravesado por la tecnología, las familias "vuelven a ser niños", sostuvo. "Llevar a una familia al mundo del payaso, donde cantan, gritan y bailan es maravilloso. Lograr esto, es como ganarse el oscar cada noche", afirmó Gato.
"El payaso es torpe, irreverente pero nunca insolente. El payaso es un niño que quiere aprender, donde en ese aprendizaje comete errores, torpeza y tonterías. Sin picardías, ni agresividad o doble sentido. El payaso es un niño", destacó.
Para cada función, Gato, Gatito y Gatita, se preparan 3 horas antes, guardando el detalle en cada una de sus prendas y maquillaje. Así las familias ven a un "payaso niño y no de miedo como el de IT", afirmó.
Es momento de prender las luces, por lo que Gato se despidió fiel a su estilo: "al final de la función el circo se levanta, va al campo y come tomate".
Una bailarina de altura
Con gran destreza y habilidad, con un salto que la lleva a la cima del circo, Tiwi, despliega elegancia y hace ilusionar a los que se encuentran en la carpa. Es la bailarina de altura, que sobre telas fluorescentes resplandece en el circo.
En el interior del camarín "donde el maquillaje y los brillos, tienen protagonismo", Tiwi, acompañada de su pequeña hija, atiende a Zonda TV.
"El circo es maravilloso. No soy de una familia circense, me uní a ellos porque siempre quise y soñé con esto", explicó.
Es bailarina clásica y contemporánea, especialista en telas y aéreo. Su familia se encuentra en México y Uruguay, tiene dos hijos, pero solo la mas pequeña la acompaña por estos días en San Juan.
A pocos minutos de iniciar el espectáculo, Tiwi, mexicana de nacimiento, pero argentina por opción, destacó que si le dan a elegir o "hasta que el cuerpo aguante", seguirá viviendo en el circo porque es su "pasión".