Allá vamos Croacia

Me puse las manos sobre los oídos para no escuchar. Solo me concentré en la oración. "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre...." y la explosión de gritos, dentro de casa y en la calle me hicieron derramar las lágrimas en la soledad de mi habitación.

No los vi a los penales, quizás por cábala, por tiempos o porque sentía la necesidad de estar solo, para implorar. Esta vez nos salió bien, pero sufrimos y la felicidad  salió a la luz para los 47 millones de argentinos.

Argentina, no debió sufrir. No mereció ir alargue, ni hablar de estirar la angustia en los penales.
En un partido tan estratégico, la selección nacional supo sacar rédito de las opciones que tuvo para sacar ventaja y ponerse arriba 2 a 0.
Porque los primeros 30 minutos fueron de tenencia de pelota, de no arriesgar si no es necesario.
Y como ya le pasó a la selección en este mundial, cuando los caminos se cierran, cuando el rival decide no arriesgar es necesario que aparezca el que sabe, el cerrajero con la llave maestra para abrir el marcador.

Entonces lo llamamos  y él respondió. Messi, puede no tocarla demasiado en el partido, puede hasta caminar la cancha mas de la cuenta, pero cuando la agarra sabes que puede terminar en algo importante.

Y volvió a pasar eso. No hizo el gol, pero arrastró la marca de cuatro jugadores corriendo en diagonal, sin mirar a su compañero y la desesperación de los defensores holandeses le puso un pase milimétrico  a Nahuel Molina, para que el lateral entrando al área defina con toque sutil.

Al descanso nos fuimos con la casi nula intervención del Dibu Martínez y un lindo presagio de tranquilidad.

Eso se terminó ratificando luego del penal cometido contra el Huevo Acuña que cambió por gol  Lionel Messi.

¿Con el 2 a 0 arriba era tiempo de  tomar algo fresco y relajarse? Error, con Argentina se sufre hasta el  final. Porque un cabezazo de Weghorst encendió la vela de la angustia y la ansiedad.

Países Bajos se vino con centros para los gigantes que puso Van Gaal.

Y si bien parecía todo controlado, nos encontramos con un juez español que decidió por voluntad propia y por sentirse eliminado con su selección española adicionar 10 minutos, cuando nada lo hacia suponer.

Y como en las películas de suspenso el gol llegó en la última escena. Cuando todos imaginaban un tiro directo al arco, fue una habilitación para Weghorst que definió ante el Dibu Martínez.

El alargue no fue un suplicio. Fue todo de Argentina. Generó cinco ocasiones claras de gol y la del final fue con un remate de Enzo Fernández que dio en el palo.

Y no hubo manera de evitar los penales. Y escribo diciendo que las ejecuciones de Messi, Paredes y Montiel las vi después por TV. Porque en ese momento me dediqué a implorar...."y hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo..." y Dios estuvo de nuestro lado y somos semifinalistas.

LA FIGURA

A la hora de ser llamado a intervenir respondió con la altura que se requiere. Medio pasaje es de él por los dos  penales atajados

LA CIFRA

16: Tarjetas mostró el árbitro español Mateu Lahoz y es el mayor número de tarjetas sacadas en la historia de los mundiales. Entre las mas dolorosas se cuenta la de Acuña y Montiel que se pierden la semifinal frente a Croacia.