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Con experiencia francesa apuestan a San Juan

Francia San Juan

Con experiencia francesa apuestan a San Juan. Juliana Rauek y Felipe Azcona impulsan una novedosa forma de producir vinos en el valle de Pedernal, luego de una experiencia educativa y laboral en varias regiones francesas, en plena pandemia.

El sanjuanino Felipe Azcona y su esposa mendocina, Juliana Rauek, elaboran vino desde 2013. Ese año, hicieron una especialización en vendimia en Francia para aplicar los conocimientos en su bodega.

"Nos consigueron una escuela pública para Josefina, nuestra hija de 3 años. Si bien es ciudadana italiana, Malleval, el pueblito situado en la región de Ródano-Alpe, de 600 habitantes donde estábamos, le permitió integrarse gratuitamente al sistema escolar, solamente pagábamos el almuerzo con entrada, plato principal, queso y postre. A uno le permitía la posibilidad de trabajar tranquilo, ya que hacía jornada completa en el jardín, incluso con siesta".

Para Iker, el hijo de un año del matrimonio, también fueron de ayuda, ya que consiguieron una niñera. "Ese era el gran desafío porque cuando uno se va a hacer temporada, no se va en familia, va solo", destaca Felipe.

Por ejemplo, en la Argentina se trabaja las 24 horas. En cambio, en Francia se trabaja 12 horas máximo y a las 12, ya cierra la bodega. Ellos son muy respetuosos del domingo. Nadie trabaja siete días a la semana, está prohibido. "Esa forma de vivir la vendimia es más compatible con una familia", señala.

El problema para el matrimonio fue conseguir las vacunas y rogar que no cambiaran las regulaciones. Por momentos, se podía entrar a Francia; por momentos había que hacer cuarentena.

Por suerte, consiguieron las dos dosis de la vacuna AstraZeneca y no tuvieron que hacer cuarentena. Volaron a finales de agosto.

Al llegar, Felipe se desempeñó en la parte de viñedos y vinos tintos y Juliana estuvo más en vinos blancos y barrica. "Nos pudimos repartir como para ver todo", añade el joven.

"Nosotros vivíamos en una casita con nuestros dos hijos y nos dieron un auto. Realmente trabajamos mucho, el equipo era totalmente francés salvo nosotros. Hablábamos en francés solamente, lo cual fue muy bueno para perfeccionar el idioma", destaca Felipe.

Una temporada difícil

La temporada en Francia fue muy difícil por el clima. Hubo récord de lluvias y heladas intensas pero les sirvió para ver qué hacía el bodeguero ante la adversidad.

"Es mucho más difícil producir uvas allá, ellos no riegan sino que cultivan en laderas empinadas donde no se puede usar tractor. En Francia se trabaja con más tradicionalismo, sin tanta tecnología, si querés curar algo, lo tenés que hacer con una mochila, es muy desafiante", admite el joven.

"Nosotros viajamos con la idea de conocer viñedos, fuimos a la Borgoña al norte y luego al sur, probamos unos 350 vinos, en promedio más de 5 vinos por día, más todo lo que uno degusta en vendimia, los chicos se adaptaron muy bien, ampliaron su paladar, Josefina aprendió mucho francés", destaca Felipe.

Volver a SJ

El regreso fue más tranquilo, ya que la pandemia había frenado un poco. Eligieron recuperar una bodega abandonada en  Santa Lucía para pronto abrirla al turismo. "Sentimos que ahí podemos hacer el vino que nos encanta tomar. Cuando uno hace vino y lo comercializa tiene que ser muy franco y hacer las cosas que le gustan a uno", dice Felipe.

"A nosotros nos gustan los vinos con fruta, que tienen acidez pero también con concentración e intensidad", destaca.

Pedernal se adapta perfecto a sus sueños. "Tiene unos suelos increíbles, viñedos muy lindos y no es tan lejos. Sentimos que ahí nos podemos proyectar a largo plazo. San Juan tiene mucho por hacer en cuanto a turismo y calidad de vinos. Apostamos a formarnos y a crecer para hacer cada vez mejores vinos", coinciden.

Un matrimonio apasionado por el vino

Juliana y Felipe se conocieron en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, donde además del amor, comenzó a gestarse el proyecto enológico. El matrimonio comparte la misma pasión por la vitivinicultura, por lo que a la hora emprender se complementaron y formaron un buen equipo.

"Mi esposo es muy emprendedor y entre los dos decidimos hacer nuestro propio vino. Compramos en el Valle de Pedernal, que es como el Valle de Uco de San Juan, donde conseguimos uva de buena calidad y emprendimos de a poco, con poca elaboración", relató la mendocina.

El emprendimiento fue creciendo año a año. Los dos tienen otros trabajos fuera de la elaboración de vinos, pero no dejan de lado su producción. "Es un proyecto chico y todo lo que ganamos con el vino lo reinvertimos", comentó.

El matrimonio cuenta sus viajes y elaboración de los vinos en la cuenta de instagram @elefantewines.

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