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¿Quién miente más? ¿el hombre o la mujer?

¿Quién miente más? ¿el hombre o la mujer?

Me han hecho esta pregunta muchas veces. Existe una gran complejidad en la respuesta ya que se cree y se enseña que, en promedio, todos los humanos mentimos más o menos con la misma frecuencia.

Análisis exclusivo para El ZondaPor Hugo Lescano*

Sin embargo, hay algunos datos inquietantes sobre las mentiras femeninas y masculinas que deberíamos considerar. Las mujeres mienten de modo más eficaz.

En la década del 90, los investigadores Witelson, Glezer y Kigar, descubrieron que las mujeres tienen mayor densidad de neuronas y materia gris en el área de Broca. Una zona del cerebro que regula las habilidades discursivas como así también la comprensión lingüística.

Al parecer esta diferencia clave nos pondría a los hombres en desventaja en el arte de la argumentación, persuasión, e incluso del engaño.

Las mentiras de hombres y mujeres son esencialmente distintas.

De acuerdo a investigaciones llevadas adelante por el Dr. Hans-Peter Erb, - psicólogo alemán -, si bien existe una gran diversidad de mentiras en la vida cotidiana, en general, los hombres usamos la estrategia del engaño para salvaguardar nuestra propia reputación, por ejemplo, exagerando logros y habilidades personales, modificando una historia para justificar nuestras acciones u ocultando información sobre acciones vergonzantes.

En cambio, las mujeres suelen mentir más para cubrir a terceros. Ya sea a miembros de su núcleo familiar con el fin de evitar conflictos o bien para generar bienestar entre sus amistades, por ejemplo, al señalar lo bien que se ve – o se viste- una persona de su entorno, aunque internamente considere que no es así.
En buen romance esto significaría que los hombres somos más egoístas para mentir y las mujeres más altruistas.

Los hombres mentimos más

Diversos estudios han mostrado que los hombres llevamos la delantera en la cantidad de mentiras que decimos a diario. En nuestro caso, la mentira es una herramienta que se usa en cualquier circunstancia, sin restricciones geográficas, y sin distinguir entre amigos o extraños.

En cambio, en la mujer es un instrumento que se utiliza como último recurso resultándole más sencillo mentir fuera del círculo familiar. Durante la pandemia, por ejemplo, se han encontrado algunas curiosidades en cuanto a comportamientos engañosos.

Las mujeres, han sido más honestas que los hombres al referirse a su estado de salud o comportamientos sociales. Los hombres hemos mentido mucho más a la hora de reconocer contactos estrechos, reuniones grupales o sobre cuestiones más sencillas como por ejemplo el lavado las manos.

Lo curioso es que, más allá de si nos mienten o nos dicen la verdad, en un altercado o diferencia entre un hombre y una mujer, tendemos a creerle más al hombre y esto no está relacionado con la veracidad del discurso masculino, sino más bien con los prejuicios de género que menoscaban la figura de la mujer en nuestra sociedad antropocéntrica.

En un reciente estudio del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Universidad de Buenos Aires, la Facultad de Psicología detectó que, "…entre las diferentes formas de prejuicio indagadas, los niveles más altos se observan en el prejuicio hacia inmigrantes latinoamericanos, seguido por el prejuicio hacia personas con discapacidad mental y el prejuicio sexista…".

Finalmente, no olvidemos que la mentira como comportamiento social siempre ha existido en la especie humana ya que opera muchas veces como estrategia de supervivencia. Esto sucede, aunque corramos el riesgo de ser descubiertos y aunque sepamos como siempre decimos en nuestro laboratorio, que nuestro cuerpo no sabe mentir.

Hugo LescanoDirector del Laboratorio de Investigación en Comunicación No VerbalConsultor de la OEA (Washington DC) en Negociación y Comunicación no Verbal}Instagram: @hlescanowww.HugoLescano.com.ar

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