Dios vuelve a Villa Krause
El arquero vuelve a Unión después de 11 años. Viene para cerrar su carrera pero está intacto. El lunes a las 16.00 comienza a entrenar pensando en el primer objetivo la Copa de Campeones.
Lucas estaba en la panza de su madre en el 2008. Solo sintió el remezón por aquella eliminación por penales ante Huracán de San Rafael.
En el arco del sector sur del estadio 12 de octubre Carlos Edgardo Biasotti tapó dos penales pero aún así, Unión no pudo llegar a la final del Torneo del Interior.
En el propio vestuario se juramentó llevar a Unión a un torneo Nacional.
El 13 de junio del 2009 daba la vuelta olímpica en el estadio en una tarde de mucho viento. Ese día Lucas ya tenía un año y lo vio por primera vez.
Pero fue por poco tiempo, porque en el 2010, como suele pasar a veces en la vida lo dejaron varado y creyeron que moriría.
Con 36 años solo siguió haciendo lo que sabe: atajar.
Llevó a 9 de Julio, del anonimato y el fondo de todo, a la cima. Fue campeón con el Azul del este y siendo protagonista en las definiciones.
Pero no se quedó con eso, llegó a Peñarol y también lo sacó campeón, lo llevó a un torneo nacional y hasta lo hizo jugar un partido de Copa Argentina con un equipo de primera como Newell's.
A donde fue se metió a los hinchas en el bolsillo y él se quedó en el corazón de cada hincha.
Pero el corazón de Carlos Biasotti está pintado de Azul. Siempre fue súper profesional y se la jugó por entero en el club donde estuvo.
Con 47 años vuelve a su primer gran amor: Unión de Villa Krause.
El gran Carlos Biasotti decide volver con una idea fija: ser campeón y ganar todo lo que juegue.
Desde que se fue, Unión no ganó nunca mas nada. Desde que Carlos se fue del Azul no hubo mas vuelta olímpica y los problemas empezaron.
Juicios, derrotas, descensos, tristezas, amarguras y frustraciones.
Malas dirigencias, olvidos, pandemia...
Hoy los hinchas de Unión vuelven a sonreir con la noticia. Hoy los hinchas de Unión vuelven a creer. Hoy, se ilusionan, sueñan y la esperanza renace.
El ídolo máximo esta de vuelta en casa. Es tiempo de celebrar y cantar la canción: ¿Cómo no creer en Dios? Si me ha dado la tristeza y la alegría, de saber que hay un mañana cada día. Por la fe, por la esperanza y el amor de volver a gritar ¡campeón!
