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Inversión con fondos mineros

Salinidad, arsénico y soluciones solares: plan hídrico para Mogna

Las perforaciones previstas apuntan a extraer agua del subálveo del Río Jáchal, con energía solar, y preparar el terreno para una futura planta desalinizadora.  El proyecto, que ya tiene etapa técnica lista, prevé hasta diez pozos solares y asistencia internacional para tratar la calidad del agua.

David Devia, secretario de Recursos Energéticos (a la derecha), en reunión con los vecinos de Mogna.

En la localidad de Mogna, departamento Jáchal, el problema del agua no es nuevo, pero el desafío se ha vuelto más urgente. Con una población de casi 300 personas y una economía basada en pequeños cultivos forrajeros y ganadería de subsistencia, la escasez y mala calidad del agua pone en riesgo el desarrollo productivo y la calidad de vida.

El secretario de Recursos Hídricos y Energías Renovables, David Devia, explicó a Zonda Diario que la Provincia trabaja en un proyecto integral para dotar a Mogna de un sistema hídrico sostenible, mediante perforaciones alimentadas por energía solar, con la posibilidad de integrar en una segunda etapa un sistema de desalinización del agua, con asesoramiento de una empresa de origen israelí.

"La propuesta es hacer perforaciones que extraigan agua del subálveo del río, usando energía solar. Esto es complementario a una futura obra de toma definitiva. Si en algún momento esa toma deja de funcionar, las perforaciones seguirían abasteciendo la zona", detalló Devia.

 Fase inicial: perforaciones con energía solar

Actualmente, ya está terminado el proyecto técnico para la ejecución de perforaciones, aunque antes de avanzar con la obra, se requiere un estudio hidrogeológico previo que determine los puntos óptimos para perforar. Este estudio tiene un costo estimado de 7,7 millones de pesos, y sería financiado con fondos de los fideicomisos mineros.

El objetivo es aprovechar el subálveo del Río Jáchal, que tiene disponibilidad permanente de agua, aunque con alta concentración de sales y arsénico. Inicialmente, se planifican tres perforaciones, pero el sistema podría expandirse, según los resultados del estudio.

"Son obras complementarias que permiten mejorar el acceso al agua sin esperar a una gran obra de toma que, por su complejidad, es mucho más costosa. Además, son escalables", afirmó Devia.

 Etapa futura: planta desalinizadora con tecnología israelí

Dado que el agua subterránea en Mogna tiene una alta conductividad eléctrica (3.800 µS/cm), lo que supera ampliamente los niveles recomendados para riego (1.200 a 1.400 µS/cm), se contempla la necesidad de tratar el agua en una segunda etapa.

David Devia.

Para eso, la Provincia está en conversaciones con una empresa israelí especializada en desalinización, que podría desarrollar un anteproyecto para una planta en la zona. Está previsto que en los próximos meses una comitiva de técnicos visite el lugar para evaluar las condiciones y necesidades locales.

-μS/cm significa "microsiemens por centímetro" y es una unidad de medida de la conductividad eléctrica, que indica la capacidad de una sustancia, como el agua, para conducir la corriente eléctrica. Un valor más alto de μS/cm significa que hay más sólidos disueltos (sales, minerales, etc.) en la muestra, ya que estos son los que permiten el paso de la electricidad.  

"El problema no es solo la cantidad de agua, también es la calidad. El agua con alta salinidad va degradando los suelos, disminuye los rendimientos y termina haciendo inviable cualquier cultivo", advirtió Devia.

 Producción y calidad de vida: objetivos del plan

El proyecto beneficiaría directamente a los 297 habitantes de Mogna, distribuidos en 88 familias y 72 viviendas. Si bien no todos son productores, el acceso al agua es esencial tanto para el riego de pasturas, como para la ganadería caprina y, eventualmente, para el consumo humano.

Actualmente, los cultivos en la zona son marginales: alfalfa, trigo y algo de cebolla para semilla, todo en pequeña escala y sin medición sistemática de salinidad. Devia explicó que muchos productores desconocen los efectos de la salinidad creciente en el suelo, y cuando lo perciben, ya es tarde.

"Estamos tratando de decir la verdad: hoy no se puede regar con esta agua sin tratar, porque va dañando el suelo. Queremos evitar errores del pasado y hacer obras que perduren", enfatizó.

 El arsénico: una amenaza natural, no minera

Devia también abordó una preocupación recurrente entre vecinos: la posible relación entre la minería y la presencia de arsénico en el agua. Aclaró que estudios históricos muestran que la contaminación con arsénico es de origen natural, producto del arrastre del río a lo largo de formaciones volcánicas.

"Ya en la década del 40, antes de cualquier actividad minera, los niveles de arsénico eran más altos que ahora. El arsénico está en las rocas. Es un fenómeno geológico, no minero", explicó.

Mirada integral: obras, consensos y futuro

Este tipo de obras no solo apuntan a mejorar la calidad de vida en Mogna, sino también a fijar población rural, potenciar la productividad ganadera, e incluso garantizar agua potable segura a futuro.

"La prioridad es la producción de agua. Luego, vendrá el tratamiento. Lo importante es que cualquier obra que se haga hoy pueda sumarse a soluciones mayores mañana. Por eso, trabajamos con una visión integral y sostenible", concluyó Devia.

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