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Historias

El padel como una fuente de vida

Roly Olivera es reconocido periodista de la provincia al que la vida lo puso a prueba hace 10 años. Es Licenciado en Comunicación, con un post grado en Politica e Institucional, además de ser abogado. Detrás de este profesional hay una hermosa historia de superación

Roly Olivera y su esposa Gloria se complementan y allí está uno de los secretos para que ambos sigan al frente peleandole a la vida todos los días.

Te preguntaste alguna vez ¿Cuan fuerte sos? Pero no la fuerza de levantar una pesa, empujar un auto. No, esa fuerza no.

De la que hablamos es la fuerza emocional, la que te permite levantarte después de una situación dramática y dolorosa vivida.

En esta nota te vamos a presentar a una persona con una historia de superación increíble.

Las puertas de casa se abrieron y es él que abre e invita a pasar. Su vestimenta no es la que uno imagina. No es la camisa ni el saco ni el pantalón de vestir. Se muestra con pantalon corto, remera negra de la tres tiras y hay un bolso listo  muy cerca del ingreso.

La invitación a pasar es amistosa mientras allá espera Gloria, manos juntas y una sonrisa noble de bienvenida

"Estoy listo porque después tengo que ir a mi terapia, que es imprescindible para mi vida" señala Roly Olivera mientras se acomoda en el sillón para hablar.

Es de bajo perfil, pero basta con mirar los cuadros  y también el mueble que tiene algún que otro trofeo. Todavía sin entender el porque de la nota el hombre que supo ser un comunicador de la televisión, escrita, radial e institucional se sienta y se relaja

"A los 60 años disfruto de la vida, de los amigos y del padel que es el momento que todos los días tengo para compartir y porque no vivir" dice Roly.

La Familia Olivera hace varios años atras cuando estaban todos, inclusive Mariana

Navegar en la vida de Roly no solo es hablar de un hombre especialista en comunicación sino que es muy familiero que creció en medio de una vida salesiana porque fue alumno del colegio Don Bosco de primer grado a quinto año de la secundaria.

"Mi Padre, hombre muy humilde nacido en rancho de barro en los pagos de Alto de Sierra, con sólo cuarto grado de escolaridad, me enseñó que a la vida no hay que temerle, hay que respetar sus decisiones, pero jamás someterse al propio fracaso, sino subirse a la ruta del crecimiento personal y salir siempre adelante" casi sin querer solo se mete en una zona de definición que puede ser compleja pero que resuelve con una naturalidad increíble.

Dificil es entender para el ser humano un golpe de la vida como lo es la perdida de un ser querido como un padre. Su papá falleció el 11 de noviembre de 2015.

Es dificil, pero mas complicado es perder a la madre 24 días después.  Uno como ser humano puede de alguna manera llegar entender el ciclo de la vida que los hijos ven  partir a sus padres, pero nunca en menos de un mes.

A Roly Olivera no solo lo pusieron a prueba con eso, sino que tuvo que soportar otro golpe que pudo haber sido de nocaut.

"Veinte horas después de la partida de mi madre falleció mi hija. Mi lágrima se partía en tres. Falleció de una llamada enfermedad rara (porque engaña los diagnósticos), del tipo neurológica, muy parecida a la miastenia gravis. El cuerpo reacciona en contra de lo que manda el cerebro".

Basta con mirarlo para entender como un hombre como Roly pudo sostenerse en pie en los últimos diez años. La mano de su mujer Gloria sobre su hombro es un claro ejemplo de como también se pudo mantener de pie.

Roly no paró de estudiar nunca. Además de Licenciado en Comunicación con un Postgrado en la UBA es abogado.

"Tengo una filosofía que siempre lo digo, mi vida es como un colectivo, en donde los espejos retrovisores son menos que el parabrisas lo que me obliga a mirar con mayor detenimiento hacia adelante. Además al que le permito subir, algunos se sientan comodamente y me acompañan largamente en mi vida, otros apenas se toman del pasamanos y se bajan en la próxima parada. Yo soy el chofer del colectivo de mi vida… yo decido. Puede sonar egoísta, pero viste cuando viajas en avión y te enseñan a actuar en caso de emergencia".

Roly hace una pausa, mira a su esposa Gloria que devuelve con tierna mirada y un abrazo que ella de pie y el sentado en el sofa suena a una inyección de fotaleza.

Ella lo mira de nuevo y sale del comedor, vuelve también con su bolso listo. No juega ella, va con el mate para mirar a su marido.

En ese momento surge la idea y no es mala. Y consultamos si la charla puede seguir en un lugar mas amable para él, a lo que su respuesta afirmativa nos moviliza hacia Santa Lucía.

A los 17 años el Roly Olivera dando su discurso de fin de secundaria ya abrazaba su pasión por la comunicación.

En el camino Roly reflexiona su vida y su passado reciente, solo nos atrevemos a escuchar en la parte trasera del auto.

"Primero te colocas vos la máscara de oxígeno y luego al menor que puedas tener al lado, pues esto es igual, primero tienes que estar bien. Vos para poder ayudar a tu entorno. Esa fue mi decisión" lanza quien fue el primer vocero institucional que tuvo la prestigiosa empresa Electrometalurgica Andina.

La charla se va desviando hacia como fue su camino en los últimos diez años. Escucharlo es aprender y tratar de imitar

"Siempre hay que tener la actitud positiva nclusive cuando la vida toma decisiones y no te pregunta. Hay que seguir. Juego al padel desde los 30 años, deje un tiempo por lesión y volví  después de lo que vivi. Encontrar amigos, compartir momentos, disfrutarlo y entender que todavía queda mucho porque luchar es motivador" reflexiona Roly.

Al llegar  a las canchas del camping de Santa Lucia, se saca la campera, de su bolso saca su paleta y abre el tubo con las pelotas. Se mueve para entrar en calor y se encamina para la cancha que está solitaria. A lo lejos se escucha el grito "Llegaste viejo, te estabamos esperando", al darse vuelta asiente e invita a los jugadores a subirse a la cancha, no es un colectivo es una hora o quizas dos de una dosis  de vida que el Roly debe tomar, casi como un medicamento.

Dentro de una cancha de pádel es muy feliz Roly que tiene varios compañeros de juego.

Sus movimientos son mejores que los de algún joven. Se nota que no es profesional pero tiene una buena pegada en el reves y no le escapa casi nunca en la devolución del saque. El primer set se va con derrota con 6 -4. Lejos de estar enojado, sale un rato de la cancha y su esposa lo espera con un vaso de agua.

" El padel me dió el otro día la satisfacción de encontrarme con el hijo de un camarada policía ya fallecido, pero recordaba que el era muy pequeño cuando lo conocí y muchos años después nos volvimos a reecontrar. Satisfacciones de la vida y  a través del padel" tira Roly que también fue oficial de policía en San Juan a los 19 años  y que ejerció hasta 1992 cuando decidió seguir en el periodismo.

El segundo set lo perdía 4 a 1 y lo remontaron en base a un juego preciso y de buenas voleas para ganarlo con un ajustado 6 a 4.

El tiempo pasa volando pero Roly Olivera, si ese es el nombre. No es un apodo, porque él se convirtió en el primer sanjuanino en incorporar su apodo al nombre.

En el curriculum de Roly Olivera hay logros muy importantes referidos a su profesión pero el se queda con los los logros conseguidos por la amistad.

El juego esta 5 a 3 para Olivera y es match point, no se desconcentra. No mira al cielo. pero si a su esposa que tiene las manos juntas casi como implorando por un buen saque. Inspira y exala, sale un saque potente, esquinado dificil para la devolución. La pelota se levanta y va  a su posición, ideal para sacar un remare potente, pero para sorpresa de todos solo desliza su paleta, la pelota se va lentamente y cae del otro lado de la red dejando a los rivales sin respuesta.

Grita, se abraza con su compañero de ocasión y mira hacia donde estamos nosotros mirando su espectaculo. Al salir de la cancha saluda y se persigna, esta vez si mira al cielo, quizas para recordar a sus padres a su hija y vuelve caminando hacia su mujer Gloria. 

La besa y nos mira. Estoy vivo por Gloria, pormis hijos Mariana, Micky, Marcos, Laura y Fabián. Por mis Nietos, Nara, Bastian, Manuel y Emma. Pero también vivo por el padel.

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