¿Por qué los menores llaman comunicando amenazas de bomba?
En las últimas dos semanas se registraron dos alertas falsas en San Juan realizadas por adolescentes. Especialistas advierten que detrás de estas conductas no hay terrorismo, sino búsqueda de límites, visibilidad y falta de conciencia sobre las consecuencias.
En menos de quince días, la Policía de San Juan recibió dos llamados que activaron protocolos de emergencia por amenazas de bomba en edificios públicos.
El dato llamativo es que ambos fueron realizados por menores de edad. Lejos de tratarse de verdaderos actos de terrorismo, los especialistas en psicología explican que este tipo de conductas se enmarcan en lo que denominan "conductas exploratorias y transgresoras" propias de la adolescencia.
"Los chicos no dimensionan el alcance real de sus palabras. Para ellos puede ser un juego, un reto o una forma de llamar la atención. No evalúan el costo social y económico que implica movilizar a las fuerzas de seguridad", explican psicólogos consultados.
Los adolescentes suelen incorporar el lenguaje de violencia o de amenaza porque lo ven en los medios y redes sociales. En un contexto donde la palabra "bomba" aparece asociada a poder y caos, adoptan esa figura como un modo de sentirse importantes, aunque sea por unos minutos.
Desde la Psicología se señala también la inmadurez emocional y cognitiva como factor central.
El desarrollo cerebral en esta etapa hace que los jóvenes sean más impulsivos y subestimen los riesgos. "El anonimato de un teléfono les da una falsa sensación de impunidad y eso refuerza la acción", apuntan los especialistas.
Detrás de estos episodios también pueden existir otros factores: falta de supervisión familiar, necesidad de pertenencia, experiencias de bullying o frustraciones acumuladas. Sin embargo, la mayoría de los casos se explica como una forma de desafiar la autoridad y obtener visibilidad.
Los expertos recomiendan trabajar en varios frentes: intervenciones educativas en las escuelas para concientizar sobre la gravedad de estos actos, orientación psicológica a los adolescentes involucrados y fortalecimiento de la comunicación en los hogares.
En definitiva, las llamadas falsas de amenaza no revelan la presencia de células terroristas, sino el reflejo de jóvenes que buscan ser vistos y que aún no miden las consecuencias de sus actos.