La policía bonaerense atribuye la batalla a las agresiones de la barra de la U de Chile
Los disturbios en el estadio Libertadores de América dejaron 125 detenidos y varios heridos, luego de que hinchas visitantes iniciaran los enfrentamientos con los locales.
El partido entre Independiente y Universidad de Chile, válido por los octavos de final de la Copa Sudamericana y programado en el estadio Libertadores de América, terminó abruptamente tras una serie de violentos incidentes que dejaron al menos 125 detenidos y varios heridos.
Según informó la policía, unos 2.600 simpatizantes chilenos habían sido ubicados en la tribuna sur alta, donde fueron sometidos a estrictos controles antes de ingresar al estadio, sin que se registraran elementos prohibidos. Sin embargo, los problemas comenzaron incluso antes de que rodara la pelota: un grupo de hinchas visitantes prendió fuego a varias butacas, aunque el fuego se apagó de manera natural.
Durante el primer tiempo, con el marcador empatado 1-1, las cámaras de seguridad detectaron daños en los baños del estadio. La mampostería rota fue lanzada desde la bandeja superior hacia los hinchas locales, desatando enfrentamientos que obligaron a reforzar la seguridad con personal de infantería en portones y sectores internos del estadio.
"La situación se volvió incontrolable. Hinchas de ambos clubes intentaron cruzarse, generando ataques y destrozos que no pudieron ser contenidos inmediatamente", explicó una fuente policial que participó en los operativos de seguridad.
Ante la escalada de violencia, dirigentes de ambos clubes junto con autoridades de Conmebol y responsables de seguridad decidieron suspender el encuentro. Durante el desalojo, se registraron enfrentamientos entre las hinchadas: simpatizantes locales rompieron un portón y una reja metálica para intentar confrontar a los visitantes, mientras que varios seguidores de Universidad de Chile sufrieron heridas y fueron trasladados al Hospital Fiorito.
El balance final del operativo policial indicó que se logró desalojar primero a los visitantes y luego a los locales, con un total de aproximadamente 125 detenidos entre los hinchas chilenos. Además, la tribuna sur alta sufrió graves daños: los baños, sanitarios, canillas y caños de agua quedaron completamente destruidos, complicando la infraestructura del estadio.
La suspensión del partido plantea ahora un nuevo desafío para la Conmebol y los clubes, que deberán definir cómo y cuándo se reprogramará el encuentro, además de revisar los protocolos de seguridad para evitar que episodios similares se repitan en el futuro.