¿El vaso medio lleno está bien?
San Martin empató con Talleres el estadio Mario Alberto Kempes y sigue en zona de descenso. Aún no gana como visitante desde que volvió a primera y es el equipo con menos goles. Le quedan 11 partidos y la permanencia se complica si no suma de a tres.
Con el pitazo final de Nazareno Arasa queda esa sensación de sinsabor. Porque no se sabe si amargarse por no ganar o ser feliz por un punto de visitante. En la situación en la que está hoy el equipo sanjuanino es dificil pensar que la salvación se pueda dar si no se gana.
El equipo entró dormido y a los 20 segundos no lo perdió de milagro al darse un error en la salida y Recalde apareció para salvar sobre la línea.
Se sabía que había que aguantar los primeros quince minutos y las embestidas del conjunto de Carlos Tevez, pero la presión se hizo sentir y por supuesto el traje de héroe lo tenía el arquero verdinegro.
En ese primer tiempo tuvo cuatro tapadas fenomenales y determinantes para dejar el arco en cero. Sequeira, Depetris, Rick y Fernández no pudieron gritar porque Borgogno fue un gigante en el arco.
Para el complemento, la historia no cambió demasiado porque Talleres fue el obligado a buscar y dejó espacios que no pudo cristalizar de contra el equipo de Romagnoli.
Borgogno en el complemento no fue menos y tapo dos pelotas importantes, dificiles, abajo y contra el palo. Pero además supo bajar los centros que llegaron a su área.
De contra generó dos ocasiones claras una con Maestro Puch y la restante con una mano gigante que se vio hasta en Concepción pero que ni el árbitro Araza ni el VAR en Ezeiza lo quisieron cobrar. Eso está muy claro. NO LO QUISIERON COBRAR por que la mano fue clara y con intención.
Al final hubo tiempo para sufrir por los fantasmas de partidos anteriores pero sacó un empate, sumó un punto lo que ya no se puede valorar pero si al finalizar el torneo.
