El Gobierno minimizó la masiva marcha kirchnerista en respaldo a Cristina Kirchner
Tras la multitudinaria movilización frente a la Casa Rosada por el inicio de la prisión domiciliaria de la ex vicepresidenta, en Balcarce 50 evitaron declaraciones contundentes, relativizaron la convocatoria y deslizaron críticas al kirchnerismo. Milei no se pronunció, pero replicó mensajes económicos en redes.

La Plaza de Mayo volvió a ser escenario de una de las movilizaciones más fuertes del último tiempo. Miles de militantes y simpatizantes del peronismo, organizados por distintas agrupaciones encabezadas por La Cámpora, se congregaron en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner en su primer día bajo arresto domiciliario por causas de corrupción. A pesar del tono desafiante de la marcha, el Gobierno nacional optó por mostrarse indiferente en público, aunque en privado lanzó críticas, restó importancia a la convocatoria y cuestionó el discurso de la expresidenta.
Desde el entorno de Javier Milei insistieron en relativizar las cifras de asistencia difundidas por el kirchnerismo, que aseguraba una participación de más de un millón de personas. En cambio, el Gobierno estimó la concurrencia total en apenas 40.530 personas, distribuidas en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires. Según estos datos, solo 25.000 manifestantes se habrían concentrado en Plaza de Mayo.
En Balcarce 50 remarcaron que la Casa Rosada amaneció vallada y con fuerte presencia policial, lo que obligó a los asistentes a mantenerse del lado del Cabildo y la Catedral, limitando el acceso a la explanada principal. "Sentimos pena por la gente que aún sigue a Cristina", deslizaron voceros del oficialismo por lo bajo, en un intento de quitarle peso político al acto.
Durante la jornada, el presidente Milei mantuvo su habitual bajo perfil y no apareció en Casa Rosada. Se quedó en Olivos y utilizó sus redes para publicar y retuitear contenido económico, evitando cualquier mención directa a la movilización o a la situación de Cristina Kirchner. En cambio, su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, encabezó una reunión con los principales referentes de la mesa chica del Gobierno, entre ellos Guillermo Francos, Martín Menem y Lisandro Catalán.
Mientras tanto, el vocero presidencial Manuel Adorni retomó su conferencia de prensa con tono medido, sin hacer grandes referencias a la protesta. La consigna interna fue no sobreactuar ni responder con agresividad, aunque sí se marcaron diferencias. "Es por eso que nos hicieron mierda la economía, nunca entendieron cómo sumar uno más uno", ironizaron fuentes oficiales sobre las declaraciones de Cristina Kirchner, quien había asegurado que el "modelo de Milei se va a caer" y auguró un eventual regreso del peronismo al poder.
Uno de los pocos episodios tensos vino de la mano del diputado José Luis Espert, quien insultó públicamente a Florencia Kirchner. Desde el oficialismo se despegaron: "Fue cosa de él", señalaron, aunque Espert denunció que militantes kirchneristas vandalizaron su vivienda.
La jornada concluyó sin mayores incidentes, y desde el oficialismo celebraron en voz baja que sus previsiones de violencia no se cumplieran. Sin embargo, el trasfondo político de la movilización —y la figura de Cristina Kirchner bajo arresto— marcan un nuevo punto de tensión en el ya complejo escenario institucional del país.