El "juego" mortal que se cobró la vida de Lucía y pone en alerta al país
Clarín publicó una nota sobre el reto que practicaban los jóvenes involucrados en el caso Rubiño. La exposición del peligroso desafío reabre el debate sobre prácticas temerarias al volante y la falta de consecuencias.
A un año y ocho meses del trágico hecho que le costó la vida a Lucía Rubiño, el caso volvió a captar la atención de medios nacionales. En las últimas horas, el diario Clarín publicó un artículo donde pone el foco en el reto que, según diversas pruebas incorporadas a la causa, practicaban los adolescentes minutos antes del impacto: una maniobra peligrosa en la que dos autos se enfrentaban a toda velocidad y el primero que desviaba para evitar el choque, perdía.
La hipótesis ya había sido mencionada en la etapa inicial de la investigación, pero con el correr del tiempo fue quedando relegada. Ahora, con su difusión nacional, vuelve al centro del debate sobre las prácticas de riesgo entre jóvenes al volante y el accionar de la Justicia.
Las imágenes del caso muestran a una Toyota Hilux y un Renault Sandero circulando a alta velocidad por el interior del barrio Profesionales. En una de las maniobras, el Sandero volantea, se sube a la vereda y embiste a Lucía, que esperaba que la pasaran a buscar. Alcanzó a decirle a su madre que estaba bien, pero murió poco después.
A pesar de las pruebas, solo uno de los adolescentes fue imputado por homicidio culposo y estuvo 60 días institucionalizado. El otro, hijo de un juez federal, fue sobreseído sin llegar a juicio, con una argumentación fiscal que fue severamente cuestionada por la querella. La familia insiste en que las pericias propias contradicen la versión oficial, y que el accionar de ambos conductores fue determinante en el resultado final.
"Esto no fue un accidente ni un error. Fue consecuencia de un ‘juego’ tan estúpido como peligroso que terminó con la vida de mi hija", repite Jorge Rubiño, padre de Lucía. Desde el inicio, sostuvo que no busca indemnizaciones ni venganza, sino justicia.
El impacto del artículo publicado en Clarín expone nuevamente la naturalización de ciertos desafíos temerarios entre adolescentes con acceso a vehículos. Pero también deja al descubierto una herida abierta: la sensación de que, más allá del dolor, todavía no hubo justicia.
