"Volvió a sonreír": el fotógrafo herido en la represión fue dado de alta
El fotógrafo fue herido por una granada de gas lacrimógeno disparada por un gendarme durante la represión a jubilados. Ahora comienza su rehabilitación.
Pasaron 83 días desde el 12 de marzo, cuando una granada de gas lacrimógeno disparada por un gendarme impactó en el rostro del fotógrafo Pablo Grillo durante la represión a una marcha de jubilados en Congreso. Desde entonces, estuvo internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía, donde fue operado cinco veces, la última hace poco más de una semana. Ayer, finalmente, recibió el alta para continuar su rehabilitación en el Hospital Rocca.
"El día antes le regalamos una cámara nueva. La anterior quedó destruida por el proyectil. La sonrisa que puso cuando se la dimos no se la habíamos visto en todo este tiempo", contó su colega y amigo Kaloian Santos, que lo acompañó durante su internación. "Hoy, rodeado de amigos, sabiendo que salía, no lo había visto nunca tan radiante".
Pablo ya habla, aunque despacio. En esta nueva etapa, deberá someterse a una evaluación general, terapias físicas y psicológicas y una nueva cirugía para colocarle una prótesis en el cráneo, cuya estructura fue parcialmente destruida por el impacto.
El autor del disparo, el gendarme Héctor Jesús Guerrero, está imputado por tentativa de homicidio agravado, aunque todavía no fue citado a declarar.
El informe médico forense confirmó que la herida puso en riesgo real y concreto su vida, y el subdirector del Ramos Mejía, Juan Pablo Rossini, aseguró que Grillo ingresó "en estado crítico, mucho más grave que lo que se decía en ese momento".
"Desde el Gobierno nunca nos llamaron", denunció Fabián Grillo, padre del fotógrafo. "Mientras siguen reprimiendo, pido que paren esta locura. A los que reprimen les digo: no se dejen usar. Todavía tienen tiempo de tener algo de humanidad".