La crisis del acuífero en el Valle de Tulum: un llamado urgente desde la ciencia
Romina Battistella sostiene que el acuífero hace más de 10 años que no se lo recarga de manera natural. A su vez, explicó que las nevadas no son suficientes como para compensar lo que se utiliza con lo que se consume

El INA-CRAS (Instituto Nacional del Agua-Centro Regional de Agua Subterránea), ha emitido una advertencia contundente sobre el estado crítico del acuífero en el Valle de Tulum, San Juan. En sus declaraciones, la bióloga Romina Battistella desglosa con precisión técnica los problemas que enfrenta este recurso vital, desde la falta de recarga natural hasta las políticas hídricas obsoletas que agravan la situación.
Dependencia del Río San Juan: una fuente en riesgo
Battistella explicó que con el conocimiento que se tiene hasta ahora, más del 90% del agua que recarga el acuífero proviene del río San Juan, cuya capacidad depende directamente de las precipitaciones en la cordillera. Sin embargo, este sistema lleva más de diez años sin recibir recarga natural significativa. "El acuífero que está sobre nuestro subsuelo se viene recargando hace miles de años, pero hoy con la actividad antrópica solo sacamos agua sin rellenar", afirmó. Estudios isotópicos realizados en la región indican que las aguas subterráneas tienen entre 13.000 y 17.000 años de antigüedad, lo que evidencia que su renovación es extremadamente lenta.
La investigadora también advirtió que las nevadas actuales no son suficientes para compensar el consumo actual: "No es que este acuífero, con la nieve que nos caiga este invierno, se va a recargar. Es lentísimo".
Contaminación: un problema creciente
Destacó que la calidad del agua infiltrada a través del riego es significativamente inferior a la recarga natural. "El agua infiltrada que va a parar al acuífero libre arrastra sales, fertilizantes, agroquímicos y residuos urbanos, incrementando los niveles de contaminación", señaló. Además, explicó cómo las características geológicas de ciertas zonas facilitan una infiltración, pero estas áreas han sido deshabilitadas para la recarga directa.
Impactos económicos y sociales
La falta de recarga afecta directamente a los sectores productivos locales. Según Battistella, los niveles del acuífero son los mínimos históricos y los pozos deben perforarse cada vez más profundamente—más allá de los 250 metros—en el caso del agua potable. En el caso de la producción agrícola, muchos pozos se están colgando y no es económicamente posible para todos solventar el gasto de reprofundizar una perforación. Así, esta solución no es viable para pequeños productores debido a su elevado costo. De continuar este grave problema hídrico en la provincia donde la sequía es una constante, la bióloga advirtió sobre una posible concentración del sector productivo en manos de quienes puedan costear estas perforaciones profundas: "Los pequeños productores están condenados a desaparecer si no se toman medidas inmediatas".
Políticas hídricas obsoletas
Battistella fue enfática al criticar la Ley de Aguas vigente en San Juan, calificándola como "arcaica". Según ella, esta normativa no considera los cambios en las demandas hídricas ni las condiciones climáticas actuales. "Hoy la demanda es mucho más grande que en el año 1978 (fecha que se redactó la ley de aguas de la provincia). Se debería distribuir el agua según las necesidades reales de los cultivos; a pesar de los esfuerzos aparentes, se reparte lo que hay en función de la oferta, entre otros problemas de la ley vigente.
Consecuencias geológicas: hundimiento y subsidencia
Battistella expuso un fenómeno preocupante relacionado con la falta de presión hidrostática en el acuífero confinado debido a la ausencia de recarga: "Al no haber recarga del acuífero, esa presión deja de existir. Entonces empieza a disminuir la presión hidrostática y el terreno empieza a descender". Aunque en San Juan esto aún es incipiente, mencionó casos extremos como California, donde barrios enteros han sufrido hundimientos de hasta ocho metros. Hay zonas como en Médano de Oro que este fenómeno se ha comenzado a sentir, produciéndose hundimientos que se pueden evidenciar a simple vista.

Recarga artificial del acuífero: una solución cara para un problema mal enfocado
Romina Battistella fue contundente al cuestionar la idea de aplicar recarga artificial de acuíferos en contextos como el de San Juan. Según explicó, se trata de una técnica útil en zonas extremadamente áridas, como Israel, donde el agua subterránea es prácticamente la única fuente. Pero en nuestra provincia —dijo sin rodeos— esa estrategia es innecesaria y costosa. La solución es la eficiencia del uso. Battistella remarcó que San Juan ya cuenta con zonas naturales de recarga hídrica, por lo que el enfoque debería estar en cuidar y optimizar ese proceso, no en invertir millones en mecanismos artificiales. "Hay decisiones que se toman, que son extremas, sentenció, apuntando además contra propuestas como traer agua desde el Paraná o Hualilán: "Todo menos hacer eficiente el uso del agua, no puede ser.
Un llamado urgente a los decisores políticos
"Cualquier dirigente debería tomar decisiones para garantizar una gestión sostenible del agua. La crisis hídrica no es algo pasajero y nos afecta a todos", sostuvo de manera enfática. También insistió en pensar soluciones a mediano y largo plazo: "Si seguimos pensando solo en el corto plazo, como lo hemos hecho durante 200 años, no habrá futuro para nuestra producción ni para nuestra población".

Construcciones sin planificación: el riesgo de edificar sobre el acuífero libre en San Juan
En San Juan, el crecimiento urbano avanza a un ritmo sostenido, pero muchas veces sin la planificación que requiere una provincia con recursos hídricos limitados y una geografía particular. La bióloga Romina Battistella, referente del Centro Regional de Aguas Subterráneas (CRAS), no duda al describir el panorama: "La urbanización está sobre el acuífero libre, Capital, Chimbas. Esta todo edificado sobre zonas de recarga natural del acuífero. El problema es técnico, pero sus efectos ya son sociales y económicos. El acuífero libre es una capa del subsuelo donde el agua no está protegida, por capas impermeables, lo que lo vuelve vulnerable a cambios. "Ahí no hay barreras naturales para filtrar el agua que infiltra. Entonces, cuando hay años con altos caudales del río San Juan, el nivel freático sube. Y si existe actividad humana en estas zonas, la calidad del agua subterránea se ve afectada directamente", explica Battistella.
Una advertencia que nadie escuchó
La falta de planificación no es nueva. La investigadora recordó que hace más de una década, cuando ingresó al CRAS, ya se alertaba sobre urbanizaciones que avanzaban sin consultar estudios hidrogeológicos. "Estaban haciendo barrios en el Médano de Oro y no se consultaba la factibilidad en el INA-CRAS", rememora. Ese tipo de omisiones, advierte, puede derivar en escenarios de riesgo.
"¿Qué pasa si después de veinte años de sequía viene una época de abundancia hídrica como en los años extremos, con 7.000 hectómetros cúbicos en el río San Juan? El agua sube. Y si las casas están justo ahí, sobre zonas sensibles, entonces flotan. Ya en Santa Lucía hay vecinos con humedad por capilaridad en las paredes".
El ciclo del agua no espera
El sistema hídrico sanjuanino es complejo. Desde la Sierra de Zonda hasta Pie de Palo, el río San Juan actúa como fuente primaria de recarga para los acuíferos. Esa recarga no se distribuye uniformemente: mientras las zonas productivas se ubican sobre el acuífero confinado (más profundo y estable), las zonas urbanas han avanzado sobre el acuífero libre, donde cualquier alteración impacta rápidamente.
El caso de Carpintería: construir sin agua
Uno de los ejemplos más claros de la falta de coordinación entre urbanización y recursos hídricos fue en un barrio de Carpintería, en Pocito. "Nos consultan por qué no hay agua en un barrio ya construido. Pero la pregunta debió hacerse antes: ¿había fuentes de agua disponibles? Carpintería tiene altos niveles de salinidad en el agua subterránea. No había agua desde el principio", asegura Battistella.
Y remata con una frase que interpela directamente a los responsables de la toma de decisiones: "Estamos hablando del agua. No te estoy hablando si te llega el colectivo. Si no tenés agua, no tenés barrio".
Riesgo de repetir la historia
Para Battistella, lo que está ocurriendo ya tiene antecedentes. En su infancia, recuerda un Médano de Oro lleno de humedad, mosquitos y problemas sanitarios ligados al agua. "¿Y si eso pasó, por qué no volvería a pasar?", se pregunta. Aunque actualmente el río San Juan muestra caudales bajos, la historia climática de la provincia muestra ciclos. "En 100 años de datos medidos por Hidráulica, hubo picos de abundancia y sequía. No se puede construir pensando solo en el presente".
El fondo del problema es la falta de un ordenamiento territorial que contemple la hidrogeología. El crecimiento poblacional y el desarrollo urbano son inevitables, pero sin estudios del suelo ni análisis del sistema hídrico, las consecuencias pueden ser graves y difíciles de revertir.