"Mi casa está a punto de caer": Rosa Aballay relata la pesadilla de la inundación y sus necesidades urgentes
Rosa Aballay relata cómo la inundación destruyó su vivienda, pero también muestra esperanza al recibir el apoyo de las autoridades. Sin embargo, aún enfrenta la difícil tarea de reconstruir su vida y la de sus hijos.
Las lluvias intensas que azotaron la madrugada del pasado sábado en el distrito de Huaco, en Jáchal, dejaron una estela de destrucción que afectó gravemente a numerosas familias. Entre ellas se encuentra Rosa Aballay, quien relató a Zonda Diario los momentos de angustia y lucha por salvar a su familia ante el desborde del río que arrasó el Centro, la zona más poblada, y el Barrio Olivares.
Rosa vive en Capilla, un conglomerado de viviendas muy humildes y precarias de construcción de adobe y techo de cañas y palos que esta contiguo al Barrio Nogales I construído por el IPV. Como testigo de la violencia con la que azotó el agua de la creciente, la calle se transformó en un río marcado por una tremenda zanja o socavón cubriendo todo su ancho y extensión.
"Me autoevacué a la casa de mi papá"
Rosa comenzó relatando que, ante la magnitud del desastre, apenas pudo decidió autoevacuarse con sus dos hijos, una nena de 10 años y un varon de 6, a la casa de su padre en el Barrio Nogales II que no sufrió tanto las consecuencias del fenómeno climático. "Felizmente todos logramos salir a tiempo", destacó. El peligro era evidente: el agua subía rápidamente, y la vivienda de Rosa en la zona se encontraba en grave riesgo.
"Mi casa está muy dañada, a punto de caerse. Las paredes han sido destruidas, el techo colapsó, todo está muy mal. Afortunadamente, no estábamos adentro de la casa cuando la inundación ocurrió. Mi prioridad fue sacar a mis hijos de allí", relató, visiblemente afectada por la situación.
"Estábamos durmiendo en el patio cuando el agua entró"
La noche del desastre, Rosa y sus hijos se encontraban durmiendo en el patio de la casa debido al calor. Sin embargo, las aguas del río comenzaron a invadir rápidamente el lugar. "Lo único que pudimos hacer fue entrar adentro de la casa, pero ya el agua nos llegaba a la altura de las rodillas. Me apuré a sacar a mis hijos, los llevé a la galería de afuera, que aún no había sido alcanzada por el agua. De allí, los trasladamos a la casa de mi hermano para que estuvieran a salvo", explicó Rosa.
A pesar de la emergencia, Rosa nunca perdió la calma y logró trasladar a sus hijos a un lugar seguro. Sin embargo, la situación no mejoró por completo. "Mis hijos pasaron la noche en la casa vecina, mientras mi marido y yo intentábamos mantenernos a salvo. No sabíamos cuánto tiempo tendríamos que esperar a que el agua bajara", recordó.
Viviendo en una casa con más de 30 años de historia
Rosa relató que llevaba más de 30 años residiendo allí junto a su familia. Su padre y su hermano también vivieron en la misma casa, y el vínculo con el lugar es muy fuerte. "Mi papá se vino a vivir aquí hace muchos años, y después mi hermano construyó su casa en el fondo. Yo me quedé con esa casa, pero ahora está en ruinas", dijo, refiriéndose a la destrucción que el agua causó en su hogar dejándolo inhabitable.
El impacto de la inundación ha sido devastador no solo en términos de la estructura de la casa, sino también en lo que respecta a los bienes materiales. "Además de una vivienda, lo que más necesito ahora son artefactos de cocina y todo lo que se dañó por el agua. Mis pertenencias están destruidas, y no tengo manera de reemplazarlas sin ayuda", destacó Rosa.
En cuanto al apoyo recibido, Rosa mencionó que el ministro de Desarrollo Humano, Carlos Platero, y el intendente de Jáchal, Matías Espejo, se hicieron presentes en la zona para brindar asistencia. "Me dieron mercadería, útiles escolares y prometieron tirar abajo la casa para hacerla de nuevo, pero todavía necesitamos más ayuda para poder reconstruir nuestras vidas", expresó.
"Lo más urgente es la reconstrucción de la casa"
Aunque la ayuda inicial ha sido bienvenida, Rosa enfatizó que lo más urgente en este momento es la reconstrucción de su hogar. "Lo que más me importa ahora es la casa, porque es lo que necesitamos para vivir. Sin un lugar seguro donde estar, todo lo demás queda en segundo plano", concluyó, con una mirada de esperanza en medio de la devastación.
La tragedia de Rosa Aballay es una de las muchas historias que reflejan el dolor y la incertidumbre que viven los afectados por las inundaciones en Huaco. A pesar de la devastación, la solidaridad de la comunidad y la ayuda del gobierno local son clave para superar este difícil momento. Sin embargo, la reconstrucción de hogares y la recuperación de bienes básicos sigue siendo la prioridad para muchas familias, que luchan por salir adelante tras el desborde del río.