Tomate para industria: del sueño de producir a pasarles la rastra de discos
"Es un año para el olvido", dijo un importante productor de tomate para industria de San Juan. Las industrias solo están comprando el tomate que tienen bajo contrato e incluso hay productores a los que les han puesto condicionamientos. A los productores que no tienen acuerdo con las empresas se les está perdiendo en el campo
El tomate para industria se convirtió en una opción que daba seguridad a los productores agropecuarios. Con el aporte técnico de Tomate 2000, San Juan se transformó en una de las principales productoras, llegando a cultivar más de 2500 hectáreas en la temporada 2023.
Lo cierto es que el sector mostraba señales de crecimiento y posibilidades para seguir produciendo este producto. De hecho, las estimaciones que se daban en su momento desde Tomate 2000 era que por primera vez se consiguió producir el volumen de tomate que consume Argentina, si se toma el volumen total. A esto se le tenía que restar lo que se exporta a otros destinos.
Pero en la presente temporada, la situación cambió y los tomateros de estar en una senda de crecimiento pasaron de cuajo a una de incertidumbre, donde no se sabe que va a pasar. Incluso hay productores que están evaluando si continúan con la producción de tomate para la próxima temporada, porque con la actual situación van a pérdida o salen a raya.
El sector tomatero para industria está dividido en dos. Por un lado, los que tienen un sistema de contrato con las industrias que procesan el producto y por el otro, lo que no están contemplados en estos. A los primeros las industrias les están contemplando lo acordado e inclusive les están recibiendo el tomate. Pero los márgenes de rentabilidad se achicaron porque aumentaron los costos de producción que llevaron a que se necesite el valor de $90 por kilo para poder cubrir los costos de producción, siempre teniendo en cuenta que la hectárea produzca por encima de los 110 mil kilos. Los que están bajo ese volumen están en problemas. De hecho, hay quienes dicen que cuando se rubricaron los contratos se estipuló un precio, 0.15 dólares, pero en la actualidad se los han bajado e incluso están por debajo de los costos de producción. Algunos contaron que lo ofertado ronda los $87.
Pero la situación se complica para los productores que no están contemplados en el sistema de contratos. En temporadas anteriores ese sector cubría una parte de la demanda de las industrias y también estaban en crecimiento por las buenas perspectivas. Sin embargo, en la temporada 24/25 "el tomate se les está pudriendo en el campo", de acuerdo a lo que contó un ingeniero agrónomo que asesora este tipo de emprendimientos.
Según fuentes consultadas del sector, los industriales a los productores que se encuentran por fuera del sistema de contratos de momento, las fábricas no están recibiendo el producto. De acuerdo a lo que explicaron los productores que fueron a consultar a los industriales, les habrían manifestado que van a comprar el tomate libre, una vez que hayan cubierto todo lo que tienen bajo el sistema de contratos. Pero, el problema es que están ofreciendo entre 80 y 85 pesos por kilo cuando los costos de producción rondan los $90 por kilo, lo que de entrada los deja a los productores a pérdida.
Ante esta situación y la imposibilidad de venta, para no seguir incrementado los costos, muchos productores optaron por pasarle la rastra de disco al cultivo y demolerlo. Entendiendo que este año será para el olvido. Se estima que son más de 2000 las hectáreas que se han perdido o se van a perder esta temporada.
Las principales empresas que procesan tomate en la región de Cuyo, se encuentran en la provincia de Mendoza. En San Juan, la principal es Frutos de Cuyo, del Grupo Arcor y también está la planta de Almar, que es más pequeña en Pocito.
Un proyecto que no se concretó que hoy sería útil
Durante la gestión anterior, durante la conducción de Andrés Díaz Cano en el Ministerio de la Producción, se le puso mucho énfasis en la necesidad de tener una planta de tomate para industria más en la provincia. Atendiendo a que el mayor volumen se procesaba en Mendoza, la idea era darle valor agregado al tomate en la provincia. Inclusive en ese momento se habló de la posible instalación de la planta en 9 de julio, donde hubo reuniones con productores en el municipio que estaba gobernado por el ex intendente Gustavo Nuñez.
En ese momento se barajaba la posibilidad de armar una cooperativa conducida por los productores. Si ese emprendimiento se hubiera capitalizado, en la actualidad los productores podrían haber enviado sus tomates a la cooperativa y con ello evitar el manejo del sector industrial tomatero empresario.
La libertad de mercado vs la producción nacional
La apertura de los mercados y la posibilidad de importar cualquier producto sin ningún tipo de restricción o condición, tal cual lo propone el gobierno de Javier Milei, lleva a que haya problemas en la industria nacional y que su mayor impacto se dé en las economías regionales. En el caso del tomate, de acuerdo a lo que explican fuentes consultadas, los industriales evalúan e incluso han hecho gestiones para importar pasta de tomate desde China, que es más económica que la que se produce en el país.
Las autoridades, ante lo que ocurre y atendiendo a las tendencias de mercado actual, ven con preocupación lo que está ocurriendo. Sin embargo, poco pueden hacer, porque este sector de la industria, "está cumpliendo con los contratos", aunque hayan hecho algún tipo de renegociación de los mismos.
Desde el liberalismo económico se puede plantear que son las condiciones de mercado donde el productor tiene que acomodarse. Sin embargo, cuando se analiza la situación actual, con todo lo que se produce en el país, se marcan asimetrías con respecto competidor de productos similares. Por ejemplo, Argentina tiene un costo impositivo de alrededor del 41% en los combustibles, a lo que se suma el IVA e impuestos provinciales que hacen que se tenga que trabajar casi a medias para poder pagar los impuestos al Estado.
Hay quienes sostienen que se viene una etapa en la que tendrá prioridad la productividad y que esta tiene que estar atada a una baja en los impuestos.¿Pero hasta que esto ocurra que va a pasar? De plano, hay sectores como el tomatero, que estamos analizando, que se encontrará en una situación muy difícil para continuar con el vigor que lo venía haciendo.
Esto llevará a que haya un debilitamiento del sector industrial, que, en vez de comprar materias primas en el país, o producir en el país, opten por comprar todo fuera de la Argentina, generando una dependencia de lo que viene y no lo que se genera. Sin la baja de impuestos, por más optimización de los costos que hagan los productores e industriales locales, siempre estarán en desventajas con otros pares del mundo, que inclusive hasta tienen fuertes medidas proteccionistas para sus sistemas productivos. El mejor ejemplo es la posición adoptada por Donald Trump, que impuso un durísimo sistema de aranceles a productos de países donde los Estados Unidos tiene déficit.
La historia sin dudas marca como Argentina es un país cíclico, que cae en recetas que no funcionaron, pero que se adoptan con la intención de satisfacer a los intereses de quien gobierna en este tiempo. Desde el 1989 al 1999, con los gobiernos de Carlos Menen, el liberalismo o neoliberalismo gobernó los destinos del país, como consecuencia de ello se produjo la peor etapa de debilitamiento del sector productivo. A partir de 1994 se comenzó a sentir la crisis y los sectores textil, metalúrgico y del calzado fueron los más afectados en primera instancia. Luego se produjo un deterioro enorme en las pymes, sobre todo en las economías regionales.